Raúl Ruiz más allá del cine: su faceta menos conocida revive 25 años después

Foto: Leonora Calderón Hoffmann. Cortesía de la productora de cine POETASTROS.

Aunque corresponde a una dimensión notablemente menos estudiada de su obra, el chileno montó en dos ocasiones –1992 y 1996– una instalación en que equiparó el funcionamiento del cine con la iglesia católica. Esa creación llega por primera vez al país este viernes 26, en el contexto de una reposición producida por la Bienal de Artes Mediales, y que actualmente es objeto de una investigación más amplia sobre el vínculo del autor con las artes visuales.


Extraordinariamente inquieto y prolífico, Raúl Ruiz podía en una sola temporada filmar más de una película, escribir poesía y teoría, trabajar para la televisión y dictar clases en universidades en el extranjero. No fue una excepción el año 1992, cuando –según registros– sólo en el ámbito cinematográfico realizó cinco trabajos: un cortometraje (Las soledades), un largo (El ojo que miente), una serie para la BBC (Dante), una ficción incompleta (Basta la palabra) y un segundo corto.

Este último, bautizado como Visiones y maravillas de la religión cristiana, mantiene una relación estrecha con la que es probablemente la dimensión más desconocida de su obra: sus incursiones en las artes visuales, donde también desplegó su desbordante apetito creativo.

Una cinta similar a Visiones…, con el mismo actor y en la misma locación, figuró como eje central de la instalación 139 Vous êtes ici (139 Usted está aquí), que presentó por primera vez en 1992 en el centro de arte Le Crédac, en París.

Registro de la exposición 139 Vous êtes ici (139 Usted está aquí) de Raúl Ruiz en Le Crédac, París. Cortesía de Érik Bullot.

Invitado por la entonces directora del espacio, Madeleine Van Doren, el cineasta aprovechó la oportunidad para hilvanar una obra en que equiparaba el funcionamiento del cine con la iglesia católica. Le daban forma hileras de bancas dirigidas a un altar (donde se proyectaba el filme que mostraba el sermón de un sacerdote, hoy perdido) y confesionarios ubicados lateralmente, que se dividían en espacios de trabajo y espacios de descanso, según definía su poética.

Inmersa en el estudio de la labor de Ruiz en el campo de las artes visuales y su vínculo con el cine, la investigadora y ensayista Francisca García detectó una instalación posterior, en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles (MOCA), en 1996. Allí, en el corazón del estado de California, el director presentó All the evil in men (Todos los males del mundo), una creación parecida a la de 1992 pese a que no compartían nombre.

Gracias a un trabajo que define como “detectivesco” a través del archivo y nuevas entrevistas, además de la colaboración del Archivo Ruiz-Sarmiento y del teórico y cineasta francés Érik Bullot, García consiguió llegar a fondo en la gestación de ambas instalaciones y concluir que las obras montadas en París y Los Angeles eran esencialmente la misma.

Ahora, por primera vez, aquella creación artística de Ruiz llega a Chile mediante una reposición producida por la Bienal de Artes Mediales y basada en la investigación de la ensayista y docente chilena. Su apertura al público será al mediodía de este viernes 26, en el Museo de Bellas Artes, cuando se inaugure la 15° versión de la exposición, junto a obras de artistas como Alfredo Jaar, Lotty Rosenfeld, Gordon Matta-Clark y Alicia Vega.

Objetos de la reposición que produce la Bienal de Artes Mediales.

“No se trata de reconstrucciones”, precisa García, descartando que se incorporen los archivos originales de 139 Usted está aquí y Todos los males del mundo. “Yo entiendo esta reposición como una nueva posibilidad de esta investigación de Ruiz en el ámbito de la instalación. Con la Bienal y con Érik estuvimos siempre muy de acuerdo en que no valía la pena copiar de manera fidedigna todos los objetos que se montaron en Francia, sino que cabía la posibilidad de hacer cambios en función de los problemas actuales del museo y de lo que está sucediendo en Santiago en 2021 y el contexto de la pandemia”.

La investigadora, también docente de Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), apela al espíritu crítico y mordaz del cineasta chileno como la principal explicación en torno a la libertad que toma la reposición, jamás planteada como una reproducción idéntica.

Así, por ejemplo, se filmó una nueva cinta que se proyecta en el altar de la obra y se recurrió a nuevos objetos que habitan los confesionarios. Y como parte de su actualización, se apela a reflexiones sobre el control que ejerce la tecnología sobre la humanidad.

“No creo que las instalaciones haya que separarlas de su producción cinematográfica”, afirma García sobre el trabajo de Ruiz en ese campo, donde hasta ahora se contabilizan tres obras artísticas montadas en museos y espacios culturales durante los años 90 (cuatro si se separan la de Francia en 1992 de la que acogió Los Angeles en 1996).

Una imagen perteneciente al filme de la actual reposición de la instalación.

“Su producción hay que entenderla como un todo, en que hay películas, textos poéticos, ensayos teóricos, instalaciones. En la medida que abordamos de ese modo ese mundo, podemos entender la poética tan compleja que tiene Ruiz”, afirma en la antesala a este “primer hito” sobre la investigación que aún desarrolla en torno al director.

“No estoy haciendo un trabajo historiográfico. Me interesa pensar que el legado de Ruiz permite hoy hacer nuevas obras y es un motor creativo y artístico hacia el futuro”, declara García.

La trilogía Ruiz-Sarmiento

En el marco del natalicio 80 del autor (25 de julio) y la conmemoración de los primeros diez años desde su muerte (19 agosto), la Bienal de Artes Mediales también acogerá la primera función en Santiago de El tango del viudo y su espejo deformante (1967-2020), una de sus tres películas chilenas que han logrado ser terminadas tras su fallecimiento, gracias al trabajo de la cineasta Valeria Sarmiento –su viuda y montajista habitual– y la productora Poetastros.

Filmada un año antes que Tres tristes tigres, es la historia de un hombre (Rubén Sotoconil) que pierde a su mujer y es acechado insistentemente por un fantasma (Claudia Paz). La directora de Las líneas de Wellington y el equipo no contaban con un guión al que recurrir y el material que hallaron estaba sin sonido, pero a punta de imaginación y la ayuda de tres mujeres sordas la cinta pudo se finalizada y debutó en el Festival de Berlín a comienzos del año pasado.

El tango… contará con una exhibición presencial y gratuita este viernes 26 de noviembre a las 20.00 hrs. en el Centro de Extensión del Instituto Nacional (CEINA), antecedida de un foro que se desarrollará este miércoles a las 19 hrs. en la Casa Central de la Universidad de Chile (se podrá ver a través de las redes de la institución). Participarán Sarmiento, el cineasta Carlos Flores, la actriz y productora Chamila Rodríguez y el compositor Jorge Arriagada, y el eje de la conversación será la trilogía Ruiz Sarmiento, iniciada con La telenovela errante (1990-2017) y finalizada con la aún inédita El realismo socialista (1972-73-2021).

“El legado artístico de Raúl Ruiz está vivo y es hermoso ver, sentir que diversas generaciones nos estamos nutriendo, aprendiendo y disfrutando de su lucidez, humor e inmensa creatividad”, asegura Rodríguez sobre la “herencia espectral” detrás de la obra póstuma del mayor cineasta chileno de la historia.

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