Olas de calor: Humedales disipan más del 70% del calor sensible para las personas

Olas de calor: Humedales disipan más del 70% del calor sensible para las personas. Foto: Humedal Río Maipo, frente a San Antonio.

¿De qué forma actúan estos ecosistemas para proteger el medioambiente? Conoce la importancia de la protección de estos espacios declarados santuarios de la naturaleza.


En los últimos 90 días, la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) ha registrado más de 35 olas de calor en distintas ciudades del país, y por estos días, la Región Metropolitana se mantiene en alerta roja por el calor extremo. Santiago alcanzó la tercera temperatura máxima más alta en su historia al registrar este miércoles 37,3 °C según la DMC.

Con este panorama como telón de fondo -que responde a los efectos del cambio climático-, los humedales surgen como verdaderos “climatizadores naturales” que permiten regular la amplitud térmica y mitigar el impacto de las olas de calor para las personas.

Desde Fundación Cosmos, gestores de conservación que hace 10 años colaboran con la Municipalidad de Santo Domingo, Región de Valparaíso, en la gestión y administración del Parque Humedal Río Maipo, buscan proteger estas “infraestructuras verdes”.

Olas de calor: Humedales disipan más del 70% del calor sensible para las personas

Y de paso advierten la necesidad urgente de concentrar esfuerzos público-privados para el cuidado de estos ecosistemas a lo largo del país, al ejercer como agentes estabilizadores de las emisiones de gases de efecto invernadero y almacenar más carbono que cualquier otro ecosistema de la Tierra, lo que de paso ayuda a contener las altas temperaturas.

Hemos alterado la composición de elementos en la atmósfera con los gases de efecto invernadero y hoy estamos sufriendo los efectos. “Por ello ante las advertencias que nos hace el planeta, como el calor extremo, cuidar los humedales como el de la desembocadura del río Maipo es más urgente que nunca, porque se encargan de mantener los ciclos climáticos e hídricos locales, reduciendo los extremos de temperatura para el bienestar de las comunidades”, señala Diego Urrejola, director ejecutivo de Fundación Cosmos.

Uno de los servicios ecosistémicos que más contribuyen a regular las temperaturas es la ‘evapotranspiración’ del agua. Los humedales retienen agua en el paisaje, manteniendo los ciclos climáticos e hídricos locales y reduciendo los extremos de temperatura. Al almacenar el agua de las precipitaciones y liberarla lentamente, se recargan los acuíferos y mantienen los ciclos atmosféricos del agua, que luego se evapora o es ‘transpirada’ por la vegetación para reducir la temperatura a escala local.

Humedal Río Maipo, frente a San Antonio.

“Este proceso de enfriamiento natural permite disipar grandes cantidades de energía solar, la que se almacena en el vapor de agua en forma de ‘calor latente’ que se libera cuando el agua se condensa en las superficies más frescas, evitando así que más del 70% de la energía solar se transforme en ‘calor sensible’ para las comunidades, lo que refuerza lo importante que es cuidar estos espacios”, plantea Urrejola.

Humedales disipan calor sensible para las personas

Esto es especialmente relevante ya que, a nivel mundial, expertos pronostican que las temperaturas medias anuales en la superficie del planeta en 2024 podrían superar a las del 2023, con una estimación de 1,54 °C más alta que en los niveles preindustriales, a raíz de las continuas emisiones de gases de efecto invernadero.

A esto se suma un reciente estudio llevado a cabo por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y la Universidad de La Serena, que proyecta que la zona central de Chile será especialmente afectada por el cambio climático, debido a una disminución del 40% en las precipitaciones y un aumento de hasta 5 grados en las temperaturas de esta área hacia el final del siglo, escenario que amenaza la conservación de ecosistemas frágiles como los humedales, su biodiversidad y las funciones ecosistémicas que proveen a las comunidades que habitan en su entorno, disminuyendo su resiliencia frente al cambio climático.

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