Negociar, ceder, ganar y perder: estudio chileno revela el desconocido valor del recreo

Foto: Agencia Uno

Investigación de la U. Autómona indagó en la relevancia de la pausa escolar en los niños y niñas, que va más allá de solo ser un descanso de la jornada académica.


Jugar a la pinta, a la pelota, a las escondidas. Gritar 1, 2, 3 salí y sentir desesperación si nos iban a pillar. Las miradas nerviosas, correr para ganar, reír en grupo, picarse por perder. Sin importar el juego, el recreo siempre ha sido un espacio de descanso y liberación mental para niños y niñas.

Así lo demostró el estudio El recreo en la escuela primaria: Rescatando el sentido del juego en la educación, de la Universidad Autónoma de Chile (UA) publicado en junio de este año, que dice que cuando los niños juegan aumentan sus oportunidades de desarrollarse, mejorar sus capacidades corporales, su creatividad, la colaboración, el razonamiento, entre otros.

También permite al niño y niña expresar sus sentimientos y establecer relaciones, respetando las diferencias y contribuyendo a crear comunidad, lo que convierte el recreo en un espacio esencial para el desarrollo de la salud física, emocional e intelectual del niño y niña.

Niños jugando basquetbol. Foto: AC

Manuel Almonacid, investigador de la Facultad de Educación de la UA y uno de los autores del estudio explica que el recreo sirve para despejar la mente, pero aún más importante, tiene una función socializadora “porque el niño aprende en comunidad”.

Sostiene que los valores no solo se enseñan en la sala de clases, sino que el recreo es una instancia propicia para ello y aporta diversas normas de respeto, compañerismo, solidaridad, y otros elementos positivos que se pueden dar en el contexto educativo a través de la socialización.

Mediante el diálogo las personas se conocen entre sí, reconocen realidades, historias y culturas. Se generan amistades que “marcan toda la vida” y trascienden. “La amistad no se genera durante las horas de clase y ese es el impacto”, comenta el investigador.

Es por esto que el estudio establece que la escuela debe fomentar un aprendizaje guiado al desarrollo integral de las capacidades del alumno, tanto en lo académico como en lo social, deportivo, artístico y humano, y es sumamente importante en el contexto de niños y niñas que pasaron dos años de su etapa escolar sin esa presencia social “que es tan motivadora y tan representativa”.

El tiempo del recreo es un espacio significativo para los niños y niñas ya que constituye una red de relaciones que incluye alianzas y discusiones, victorias y derrotas. Mediante el juego aprende a flexibilizar la postura, poner reglas, negociar con otros. Además, se activa el cerebro por el estímulo de correr, saltar, o realizar alguna actividad física, que permite oxigenar el organismo y estar estimulado.

Según la investigación, hay colegios que quieren reducir el riesgo de los juegos, como que un chico se lesione, golpee a otro o que se produzca bullying. Pero Almonacid es enfático al decir que está comprobado que el bullying se revierte cuando se le ofrece una oportunidad al niño de liberar sus tensiones. Y una forma es mediante el tiempo del recreo.

clases

El patio de la escuela no solo es el lugar de descanso, juego, diversión y creatividad, sino también el lugar de socialización y resolución de conflictos, discusiones y peleas que pueden conllevar golpes. Sin embargo, es necesario considerar el recreo como una posibilidad para aprender a escuchar, reconocer, respetar y cuidar al otro.

El autor también agrega que es importante que se cuente con un break, porque así los niños y niñas realizan actividad física 30 minutos al día, que es lo mínimo recomendado por la OMS para dejar el sedentarismo. Cuando un colegio no tiene la infraestructura suficiente para que estos puedan moverse libremente, puede perjudicar la salud del joven.

“En un país como el nuestro, donde hay 90% de sedentarismos y más de 46% de obesidad infantil, es muy importante, necesario e imprescindible que los colegios establezcan un sistema de recreo saludable en el cual el niño pueda tener actividad física y no restringirla a la hora de educación física”, comenta el investigador.

El receso de 15 minutos contribuye a la mejora en el aprendizaje, el desarrollo social y la salud en la etapa primaria, además de mejorar el comportamiento de los niños. Pero para que todo lo anterior sea aplicado correctamente, los colegios deben entender el recreo como un entorno educativo-pedagógico donde los niños comienzan a practicar sus habilidades sociales, su afecto, la empatía y los valores que acompañan durante el resto de la vida.

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