Más de 1 millón de personas mayores de 30 años aún viven con sus padres

Más de 1 millón de personas mayores de 30 años aún viven con sus padres.

Aunque se trata de una cifra alta, la proporción disminuyó en 2022, baja que se ha hecho aún más patente en el segmento entre los 25 y 30 años. Especialistas explican las razones de esta disminución.


Las expectativas sociales y culturales han evolucionado a lo largo de generaciones. En los años 80, era común que los jóvenes vivieran con sus padres para ahorrar y poder independizarse debido a dificultades económicas y bancarias. Posteriormente, entre los 90 y 2000, muchos jóvenes lograron emanciparse más fácilmente gracias a mejoras socioeconómicas.

Sin embargo, en la actualidad, a pesar de un mayor acceso, alcanzar una independencia económica total a temprana edad es difícil, especialmente para aquellos con menos oportunidades. Por lo tanto, es esperable que la edad de emancipación sea más tardía, especialmente en grupos socioeconómicos desfavorecidos, explica Carla Mendoza Núñez, psicóloga y coordinadora de la Universidad de Talca (UTAL).

Más de 1 millón de personas mayores de 30 años aún viven con sus padres

Un análisis realizado por David Bravo, del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la U. Católica, realizado para Qué Pasa, muestra que en 2022, se observó que 792 mil personas entre 25 y 30 años (40,9% de ese grupo etario) vivían con sus padres. Esta cifra mostró una reducción significativa comparada con el período entre 2003 y 2020, donde la tasa de cohabitación era del 47,8%. También, se identificó aquellos en hogares con ingresos del 40% superior tenían menos probabilidades de hacerlo que los de ingresos más bajos.

En 2022, se identificó que 1,06 millones de personas mayores de 30 años aún residían en casa de sus padres, representando el 9,2% de la población total en ese grupo de edad. Esta proporción también mostró una disminución en comparación con años anteriores (9,6% entre 2003 y 2020). Al igual que en el grupo más joven, los hombres mayores de 30 años tendían a vivir con sus padres en mayor proporción que las mujeres, y aquellos en hogares con ingresos del 20% superior tenían menos probabilidad de hacerlo que los de ingresos más bajos.

Rodrigo Herrera, jefe del programa de Reducción de Pobreza y Desarrollo Inclusivo de Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), explica que disminución en el porcentaje de personas mayores de 30 años que viven con sus padres en comparación con años anteriores se explica por varias teorías, ya que “aunque la baja no es drásticamente significativa en términos numéricos, no parece ser repentina, sino más bien una tendencia gradual”, agrega.

Aunque se podría pensar en el crecimiento económico, entre 2017 y 2022, no hubo grandes mejoras en términos de empleo para esta población. Aunque la ocupación creció desde julio de 2020, los niveles de empleo se mantuvieron similares a los de 2017, indicando una falta de mejoras significativas en este período.

Sin embargo, datos de la encuesta CASEN muestra un aumento en el porcentaje de mayores de 31 años casados o conviviendo con alguien.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2023 se celebraron 76.030 enlaces en el país, de los cuales el 84,55% fueron matrimonios y el 15,45% AUC. Números que van de la manos con con el aumento de la tendencia en matrimonios y AUC en los últimos años.

Datos del Registro Civil muestran que en 2022, se registraron 69.069 matrimonios, la cifra más alta en más de una década, y los Acuerdos de Unión Civil han tenido un incremento de al menos 12 puntos porcentuales desde su creación.

En teoría, este fenómeno explicaría en parte que más personas opten por vivir fuera del hogar parental, y también supone que tienen las condiciones económicas para hacerlo.

“En efecto, los datos muestran que son las personas del quintil superior de ingresos los que viven significativamente en menor proporción con sus padres que el resto de los quintiles de menores ingresos”, comenta Herrera.

Vivir con los padres en pandemia

La pandemia que comenzó en 2020 y el gradual retorno a la presencialidad en trabajos y estudios para el 2022 son factores clave que también explicarían la disminución de adultos jóvenes viviendo con sus padres.

Después de dos años de confinamiento y pasar más tiempo en casa con la familia, muchos jóvenes sintieron la necesidad de buscar autonomía e independencia. “Habían pasado suficiente tiempo con sus padres, lo que generó un deseo de experimentar la vida en solitario y tomar decisiones por sí mismos”, añade la profesional UTAL.

Este fenómeno también está relacionado con ciclos sociales y económicos recurrentes. En ciertas épocas, es común que los adultos jóvenes permanezcan en casa por más tiempo antes de independizarse, y luego vuelvan a buscar salir más temprano. Lo que se vincula con las condiciones sociales, laborales y económicas del momento.

“La pandemia fue un catalizador para este cambio, generando un deseo renovado entre los jóvenes de tener más libertad y espacio para moverse”, enfatiza Mendoza.

Camilo Sembler, sociólogo de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), comenta que anteriormente, la salida del hogar familiar solía asociarse más con la formación de una familia propia a través del matrimonio, pero esta concepción ha evolucionado en las últimas décadas.

Sembler destaca que además la independencia residencial está condicionada por múltiples factores sociales en Chile, como la estabilidad y calidad del empleo, la presencia de redes de apoyo institucional y la accesibilidad a la vivienda. “La precariedad de la autonomía se refleja en formas de independencia que, en realidad, son frágiles y dependientes”, dice. Además, el acceso a la vivienda propia o en alquiler se ha vuelto más complicado con el tiempo.

Aumentan los arriendos

Herrera vincula esta temprana independencia, al acceso a la vivienda. Entre 2017 y 2022 también se experimentó un alza en la inflación, y para controlarla el Banco Central tomó medidas, como aumentar la tasa de interés, lo que impactó el costo de acceder a la vivienda.

Datos de CASEN muestran que entre 2017 y 2020, considerando la población entre los 31 y 40 años, no hubo aumento en el acceso a la vivienda propia, pero sí hubo un aumento de 4 puntos porcentuales en el porcentaje de personas en este tramo etário que arrienda una vivienda.

“Si esta tendencia se mantiene, y mejoran las perspectivas económicas, incluyendo una baja en el costo de acceder a la vivienda, se podría proyectar que continúe disminuyendo el porcentaje de mayores de 31 años que viven con sus padres” comenta Herrera.

01 DE JULIO DE 2020/VIÑA DEL MAR Vista de un cartel de arriendo de oficinas en Viña del Mar. FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO

Mónica Navarrete, doctora en Economía e investigadora de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Tarapacá (UTA), explica que, se debe tener en cuenta que los jóvenes adultos que residen con sus padres generalmente tienen ingresos más bajos, dado que pueden estar en etapas tempranas de sus carreras o aún estudiando. En contraste, aquellos que viven de manera independiente tienden a tener ingresos más altos, a menudo debido a progresos en sus trayectorias profesionales.

Es esencial considerar que algunos jóvenes optan por quedarse con sus padres, especialmente si están trabajando o estudiando en el extranjero al inicio de sus carreras en su país de origen. En términos de estatus socioeconómico, ambos grupos provienen de diversos contextos, pero la independencia puede ser una elección personal o una necesidad económica.

En cuanto a la rentabilidad, la independencia ofrece beneficios como desarrollo personal, oportunidades profesionales y construcción de patrimonio propio. Sin embargo, también conlleva costos significativos, como gastos de vivienda y posibles desafíos económicos si los ingresos no son estables.

Según el Dr. Jonathan Hermosilla Cortés, doctor en Ciencias Económicas y de Gestión de la Universidad de La Serena, el constante incremento en los precios de arriendos se debe a varios factores, incluyendo impuestos adicionales para los propietarios y la influencia de la inflación en el valor de la unidad de fomento utilizada para establecer los arriendos.

Nacional - Naconal - 23.03.10 - FACHADA - EDIFICIO - CONSTRUCTORA - INMOBILIARIA - PAZCORP - ARRIENDO - DEPARTAMENTOS - POST TERREMOTO

En el caso de la compra de viviendas, los valores han experimentado un alza significativa en gran parte del país, principalmente debido a su indexación a la UF, lo que provoca un aumento constante en el dividendo hipotecario. Además, las altas tasas de interés en los créditos hipotecarios hacen que el financiamiento sea más costoso para los compradores.

Mirando hacia el futuro, Hermosilla sugiere que un aumento en el stock de viviendas nuevas podría llevar a las inmobiliarias a ajustar sus precios a la baja para atraer a más compradores, especialmente si se observa una disminución en las tasas de interés y una flexibilización de los requisitos bancarios.

En cuanto a las implicaciones económicas de que los adultos jóvenes vivan con sus padres, Hermosilla destaca que esta situación podría proporcionarles una mayor capacidad de ahorro, permitiéndoles destinar parte de sus ingresos a inversiones futuras. Sin embargo, muchos jóvenes prefieren gastar sus ahorros en actividades de ocio, como viajar.

El experto también menciona un cambio cultural donde los padres prefieren que sus hijos permanezcan en casa más tiempo para fomentar su desarrollo profesional, laboral y personal antes de independizarse. Esto, según Hermosilla, debería preparar mejor a los jóvenes para una vida independiente en el futuro.

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