Cómo está cambiando el concepto de derechos humanos en las grandes empresas

La transformación tecnológica y derechos digitales son tendencias en derechos humanos emergentes en las empresa.

El contexto global económico y social, la transformación tecnológica y el impacto de la crisis climática son temáticas que han impulsado los derechos humanos emergentes, una relectura de los ya conocidos, que toda compañía debe considerar en sus procesos de debida diligencia y anticiparse a futuros requerimientos normativos.


Un estudio realizado por la consultora especializada en reputación y sostenibilidad Kreab, da cuenta de una visión renovada de los derechos humanos a nivel de organizaciones y empresas, que responde a un contexto de grandes transformaciones e incertidumbre económica y social, los cuales se han definido en base a las principales tendencias actuales en materia de sostenibilidad desde el enfoque ESG (Ambiental, Social y Gobernanza).

Así, el informe indica que existen cuatro tendencias en derechos humanos emergentes y empresa: transformación tecnológica y derechos digitales; diversidad, equidad e inclusión; salud de los grupos de interés, y desigualdad y salario digno, donde los tópicos están interconectados entre sí.

La investigación se hizo a partir de la revisión documental de fuentes públicas a nivel global, que incorpora información actual de organismos públicos y también estudios realizados por terceros el último trimestre del 2022.

De esta forma, este concepto se está incluyendo cada vez más en las políticas y funcionamiento de las grandes compañías, como un factor que, incluso, miran los inversionistas. Según Dante Pesce, director ejecutivo de Centro Vincular PUCV y expresidente del Grupo de Trabajo de Empresa y Derechos Humanos de las Naciones Unidas, “existe un número creciente de empresas chilenas que ya está incorporando los derechos humanos a sus políticas de sostenibilidad corporativa, aunque falta un camino que recorrer en su integración a la cultura organizacional y sistemas de gestión”.

Un ejemplo a nivel local es Empresas Iansa, cuya política de derechos humanos fue lanzada en agosto de 2021, la cual, según Vivian Budinich, su gerenta corporativa de Marketing y Sostenibilidad, “reconoce como principal valor dentro de la compañía a sus colaboradores y establece el apoyo y respeto de los derechos humanos fundamentales reconocidos internacionalmente por Pacto Global de las Naciones Unidas. Esta es una estrategia que asegura una cultura diversa e inclusiva y que garantiza las condiciones para que exista un trato equitativo, justo, con dignidad y respeto resguardando los derechos y deberes de nuestros cerca de 2.000 colaboradores, temporales y permanentes”.

Por ejemplo, el lineamiento de esta compañía es adoptar compromisos específicos como la creación de un comité de diversidad e inclusión; el fomento de oportunidades de crecimiento para todos, y el establecimiento de un canal de denuncias.

Otro caso es el de Isa Intervial, que desde el 2010 adhiere a políticas y estándares en derechos humanos. Pero fue en 2021, en conjunto con el Centro Vincular, cuando realizó su debida diligencia en la materia. “Este proceso utiliza los estándares reconocidos internacionalmente para evaluar cómo en nuestra operación pueden afectar actualmente, o en el futuro, los derechos humanos. Cumplir con este proceso es una clara muestra de nuestro propósito de ir más allá en cuanto a nuestra gestión social y con el entorno, dejando en claro la necesidad de cuidar lo más importante, que es el bienestar de las personas”, explica Sandra García, oficial de cumplimiento de Isa Intervial.

Los desafíos tecnológicos

Según el informe de Kreab, los derechos digitales (incluyendo el derecho a la desconexión, al seudonimato, la protección de datos), derecho a la salud mental, derecho a un medioambiente sano, derecho a un salario digno, derecho a la inclusión, a productos y servicios, son algunos de los derechos humanos que responden a este nuevo escenario global, “que surge a partir de la participación ciudadana, la sociedad civil que aspira a un modelo más justo y solidario”.

Junto a internet, el nacimiento de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA), big data, realidad virtual, también desafía a las normativas existentes, porque se han modificado las actividades y patrones de comportamientos. Un ejemplo es el ChatGPT, considerado como la revolución más importante de la IA este 2023, y que implicaría que el 80% de los puestos de trabajo se verá afectado por esta herramienta. Por otra parte, las empresas están requiriendo competencias específicas, lo que ha derivado, en muchos casos, en una desigualdad salarial, indica el informe.

“La transformación tecnológica está abriendo nuevos frentes de vulneración de derechos para los cuales no existen todavía mecanismos de regulación específicos. Chile es pionero en poner atención en la protección de los “neuroderechos”, ya que fue el primer país en aprobar, en 2021, un proyecto de ley para regular la neurotecnología e incluir en su Constitución los ‘derechos del cerebro’”, indica Alberto Muelas,director de Negocio Sostenible en Kreab Worldwide.

En cuanto a la salud mental, el estudio de Kreab sostiene que a nivel global el 90% se ve afectado por estos problemas y se calcula que 12 mil millones de jornadas laborales se pierden por depresión y ansiedad. “Para ello, las empresas están respondiendo con herramientas para fomentar el bienestar con el desarrollo de habilidades interpersonales, de escucha activa o acciones de sensibilización”, dice la investigación.

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