340.500 niños y sumando: las víctimas de una discriminación oculta




En 2022, Javier Silva y Jaime Nazar fueron a inscribir a su hijo Clemente al jardín infantil. Por primera vez, les llamó la atención que el formulario que debían rellenar les pedía completar el apellido paterno y el materno. Era algo usual, ¿su problema? Ambos son papás. De hecho, fueron noticia por ser la primera pareja homosexual en contraer matrimonio igualitario el 10 de marzo de ese año, luego de siete años juntos y dos niños.

En ese entonces hablaron con el jardín, quienes accedieron a modificar sus formularios, lo que ya es una realidad este año. Sin embargo, luego tuvieron que postular a su primer hijo a distintos colegios, y en todos, pedían los apellidos de la misma forma. Para muchos, podría ser un detalle, pero en realidad no lo es.

La situación hizo que Javier, hoy representante de la Asociación de Nuevas Familias de Chile, se preguntara qué pasará cuando su hijo Clemente o su hija Lola se den cuenta que en cada prueba, cada formulario, en cada hora clínica, o en cada hoja que rellenen a lo largo de su vida, les preguntarán lo mismo. Requerimiento que, en su caso, no tiene respuesta, pues ellos tienen dos papás. “¿No es partir con una discriminación?”, cuestiona Javier.

Actualmente, 500 niños han sido reconocidos bajo la ley de Matrimonio Igualitario con dos madres o dos padres. Pero no solo eso, también existen otros 340 mil niños que todos los días pasan por situaciones similares. Que han crecido en familias monoparentales, o bien, sin la existencia de una figura paterna, al ser hijos de mujeres que han concebido por medio de la donación de espermios, lo que también se conoce como Maternidades Singulares. Todo este grupo se enfrenta de forma cotidiana a la discriminación oculta que supone esta situación, y que, en muchos casos, genera cuestionamientos por parte de niños y niñas.

Soledad Cartagena es representante del grupo de Maternidades Singulares. Hace 13 años, tuvo a su hija Amanda por medio de donación de espermios. En ese entonces, la ley obligaba a que el apellido materno quedara en segundo lugar, por lo que para el primer apellido de su hija podía elegir uno cualquiera u optar por el suyo, en cuyo caso el primer y el segundo apellido sería el mismo. Soledad optó por ponerle en primer lugar el apellido materno de su abuela. De su hija, dice que con los años fue entendiendo, “y me imagino que hoy entiende que hay cosas que no funcionan”.

Soledad ha escuchado entre quienes forman parte de su agrupación que sus hijos cuestionan que se les pregunte el apellido paterno cuando ellos no tienen papá. Soledad es psicóloga y explica que la consecuencia de todo esto para los niños y niñas es la sensación de que el mundo está hecho para otros niños, no para ellos que no tienen un padre presente. “Es un recordatorio permanente de que el tipo de familia de la cual ellos forman parte, no es parte y no cabe en la sociedad en la que vivimos, y que hay que disfrazarla o distorsionarla para que quepa, y eso es duro”, enfatiza.

El efecto psicológico

Pese a que en Chile ha habido avances como el Matrimonio Igualitario, todavía existe discriminación por los nuevos tipos de familias, concuerdan todos. Para Soledad Cartagena, quizás la discriminación no es voluntaria, pero el hecho de pensar que todas las familias están conformadas por un papá y una mamá, indica que existe una discriminación de no entender que hay otros tipos de familias. Insiste además que estas familias han existido siempre, sobre todo las monoparentales, pero más recientemente también han ido tomando fuerza aquellas compuestas por personas del mismo sexo, o aquellas como la suya, donde se opta por ser madre por medio de la donación de espermios. Para Soledad, no pueden existir los niños de primera y segunda categoría. Todos deberían tener un primer y segundo apellido, sin matices.

Javier Silva explica que para ellos es relevante visibilizar esta realidad y apelar al sentido común para evitar situaciones que pueden ser corregidas fácilmente si se tiene la voluntad de las partes responsables.

Daniela Sanhueza, psicóloga clínica y terapeuta familiar, señala que si bien la gran mayoría de los hijos de familias no tradicionales entiende y reconoce quiénes son sus cuidadores principales, puede ser confuso y a la larga también doloroso ver que alguno de estos no es reconocido por las leyes y la sociedad como tal. Y no solo eso, en el caso de los padres o madres que no son reconocidos como tal ante la ley, pueden sufrir emocionalmente al ser excluidos, generándoles una sensación de segunda clase, lo que puede hacer estragos en su autoconcepto parental y autoestima personal.

La profesional indica que, además de las consecuencias legales que puede tener todo esto de los apellidos, “existe el riesgo de exponer al niño o niña a ser discriminado por sus pares si su entorno educativo y/o social no lo previene o frena a tiempo, lo que de mantenerse podría derivar en problemas emocionales y conductuales importantes. Por ello es que se vuelve fundamental el abordaje desde el respeto y no discriminación hacia las diferencias de todo tipo, tanto desde la prevención, así como también el apoyo y seguimiento en caso de que esta discriminación ocurra”.

Por último, Sanhueza comenta que gracias a investigaciones hechas en países más abiertos respecto a la diversidad, hoy se sabe que mientras menos discriminación, existe menos violencia, más respeto hacia ellos y por lo tanto mejor salud mental de la población que se encuentra en esta situación. “El observar el avance logrado por países más desarrollados en la materia, plantea el desafío de éste y los futuros gobiernos de seguir dando relevancia a la educación y prevención de la discriminación hacia las diversidades de todo tipo”, dice.

Posturas encontradas

El 10 de marzo de 2022, un día antes de que asumiera como Presidente Gabriel Boric, se promulgó la ley de Matrimonio Igualitario. Esta norma supuso la necesidad de realizar una serie de cambios.

Omar Morales, director nacional del Registro Civil, indica que esta institución ha realizado un proceso de actualización de sus formularios y procedimientos para que queden adecuados a las nuevas leyes. Lo anterior, no solo en lo que tiene relación con los apellidos, sino también en temas de nacimientos, para incluir por ejemplo el concepto de padre/madre/progenitor(a), o bien, en el caso de las libretas de matrimonio, reemplazar el marido y mujer, por cónyugues.

“Esto mismo aplica a los certificados, para lo cual hay que hacer actualizaciones tecnológicas”, dice. Agrega que también el año pasado se creó la Unidad de Género dentro del Registro Civil, que buscar realizar la transversalización del enfoque de género en el quehacer diario y en los procedimientos. “Evidentemente, hay una serie de formularios que deben volver a imprimirse y llevar la correspondiente licitación para proveer dichos insumos. En eso ya se está trabajando. Pero en concreto las libretas de matrimonio están adaptadas a la nueva terminología, los certificados, documentos oficiales, entre otros. Ese proceso en el Registro Civil ya se realizó y se implementó”, dice.

El Registro Civil ha realizado un proceso de actualización de sus formularios y procedimientos para que queden adecuados a las nuevas leyes. Lo anterior, no solo en lo que tiene relación con los apellidos, sino también en temas de nacimientos.

Mauricio Henríquez, director jurídico de Fundación Iguales, asegura por el contrario que esta institución se ha mostrado reacia a actualizar su sistema informático para que no se produzcan esos errores. Por ello, indica, la Subsecretaría de Justicia impulsó la creación de una mesa de intercambio con organizaciones de la comunidad LGBTIQA+, que tenía como objetivo buscar una solución. Henríquez señala que ahora cuentan con el contacto directo con el Registro Civil para ir solucionando cada caso que les llega. Sin embargo, aquellos que no conocen la fundación y tienen estos problemas, se encontrarán con más obstáculos para solucionar su situación, dice. “No puede ser que una institución como el Registro Civil dependa de una fundación que no tiene la maquinaria del Estado para trabajar”, critica. Añade: “su respuesta fue más bien si les llega un caso mándenlo y lo solucionamos, pero de las más de 300 oficinas que hay del Registro Civil a nivel nacional, todas funcionan de manera distinta y no existe una directriz por parte del servicio para solucionarlo”.

Desde el Registro Civil indican que ellos solo pueden responder por sus formularios, porque no les corresponde ni tienen competencia sobre otras instituciones públicas y privadas. “El Registro Civil ha realizado las actualizaciones necesarias para el tema de los apellidos, pero no nos quedamos en eso. Realizamos una revisión de nuestros formularios en general, por ejemplo, para corregirlos y evitar que todo esté en masculino o que los certificados que señalan vínculos supongan una composición heterosexual”; dice Omar Morales.

Respecto de si existen o no directrices claras y capacitaciones adecuadas a nivel nacional, el director del Registro Civil señala que han realizado capacitaciones constantes a los funcionarios, sobre todo a aquellos que atienden público. Asimismo, indican que han implementado una serie de cambios técnicos y mejoras en los sistemas propios del Registro Civil. “Es más, para nosotros es un tema primordial, por eso estamos realizando junto a Universidad de Talca y Fundación Chile Diverso, el primer estudio de satisfacción de usuarios/as del Matrimonio Igualitario, para ver debilidades, fortalezas y concretar las mejoras que permitan que la experiencia de contraer matrimonio no sea un problema para las parejas del mismo sexo”, dice.

Por último, Morales argumenta que la Ley de Matrimonio Igualitario no incluía presupuesto para realizar todos los cambios necesarios. Sin embargo, desde Fundación Iguales, Henríquez asegura que existe un informe presupuestario que fue presentado por la Comisión de Hacienda en la tramitación de la ley que señala que, a falta de presupuesto del Registro Civil, ellos debían pedir a través del Ministerio de Justicia, un presupuesto extra para la implementación del Matrimonio Igualitario.

“En Chile, lamentablemente, se dictan leyes pero no se supervisa su implementación, por lo que nos toca a nosotros como Fundación ir a todos lados para decir que el Matrimonio Igualitario existe, que está regulado, y pedir que no discriminen. Agrega que “desde la Fundación, nos llama la atención que un Gobierno que hizo campaña promoviendo y prometiendo derechos y protección para la comunidad LGTBI, en esto nuevamente quedemos relegados. Como Fundación podemos llegar a hacer cosas, pero las personas que no saben de nosotros no tienen cómo resolverlo”, indica.

Henríquez, por último, explica que para ellos las dificultades no solo se encuentran en esta discriminación oculta que suponen los apellidos en los formularios varios, sino también tienen casos de personas del mismo sexo que fueron casadas mediante el régimen de sociedad conyugal, régimen que no está regulado para este tipo de uniones. Incluso, indica, se han encontrado con casos de personas que se van a casar y les preguntan quién es el hombre y quién es la mujer de la relación, o con casos de médicos, sobre todo pediatras, o incluso clínicas, que no atienden a niñas o niños de familias homoparentales.

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