Consejos y recetas para un batch cooking realista

Sea en casa, el trabajo o vía telemática, la rutina nos pega fuerte a todos y nos deja muchas veces sin ganas ni tiempo de cocinar. Organizarse para no estar revolviendo la olla diariamente, y durante un día preparar la comida de (casi) toda la semana, parece ser una buena consigna.





Seguramente, durante el último tiempo les ha tocado ver reportajes en medios de comunicación y videos en internet acerca del batch cooking, un método muy recomendado para cocinar ahorrando tiempo, dinero y energías, sin la necesidad de recurrir a los siempre salvadores —pero poco saludables— productos procesados.

¿Cómo se hace? Cocinando diversas preparaciones en una sola jornada para luego guardarlas en recipientes, los que irán al refrigerador y así podrán ser usados a lo largo de la semana. En la teoría suena muy bien, pero lo cierto es que cocinar en una tarde todo lo que una familia come en una semana —y guardarlo de manera porcionada— es realmente imposible.

Sin embargo, sí se pueden cocinar algunas cosas y dejar más o menos listas otras, para así afrontar de mejor manera la semana. Más que batch cooking, se trata de organizarse, como muchos lo han hecho durante años —incluso antes de que apareciera este término tan de moda por estos días—, y luego ir combinando cosas para así armar rápidamente almuerzos y comidas.

Hornear un pollo

No requiere de mucho trabajo, pero luego nos puede entregar muchas satisfacciones. Un pollo entero alcanza mínimo para cuatro personas y dura sin problemas por tres o cuatro días en el refrigerador, con lo que nos puede salvar para armar un almuerzo o una comida —sumándole algún acompañamiento— en pocos minutos cuando el tiempo apremie. También se puede usar la carne de la pechuga para preparar un salpicón o incluso con algo de mayonesa se arma una pasta para unos sándwichs. Así las cosas, es más que necesario asar un pollo.

Pollo asado

—1 pollo entero sin menudencias

—½ taza de sal gruesa

—¼ taza de pimienta molida

—¼ taza de merquén o ají picante molido

—Rayadura de la piel de un limón

—3 dientes de ajo pelados y picados muy finos

—Aceite de oliva

En un recipiente grande, mezclar sal, pimienta, merquén, piel de limón y ajos. Luego, secar bien el pollo con papel absorbente para después frotarlo por todos lados con la mezcla de aliños. A continuación, poner el pollo en un recipiente, taparlo con film plástico y llevarlo al refrigerador por dos horas. Tras esto, sacarlo y ponerlo —sin film— en una fuente para horno previamente aceitada, con la pechuga hacia arriba. Rociarle un generoso chorro de aceite de oliva por encima y llevarlo al horno fuerte por media hora. En ese momento, sacar el pollo y bañarlo con los mismos jugos que haya botado para luego volver a ponerlo en el horno por unos quince minutos más o hasta que esté bien dorado. Finalmente, sacarlo, dejar enfriar, trocear y guardar en el refrigerador.

Pollo entero congelado


Arroz blanco para todos

Un acompañamiento que va bien prácticamente con todo es el arroz blanco, bien graneado. Por lo mismo, vale la pena preparar una buena cantidad para luego ir usándolo en la medida que sea necesario. Con cualquier proteína que hayamos dejado lista, o incluso con un huevo frito y algo de tomate, nos permitirá tener una comida contundente y rica en muy poco tiempo. ¿Cuánto arroz preparar? Depende la cantidad de comensales en casa y su apetito, pero vale la pena siempre recordar que es una taza de arroz por dos de agua a la hora de cocinar.

Arroz blanco

—2 tazas de arroz

—1 diente de ajo pelado

—1 hoja de laurel

—Sal y aceite de maravilla

En una olla poner un poco de aceite con el diente de ajo y la hoja de laurel. Dejarlos un par de minutos, para que se perfume el aceite, y después poner la olla en el fuego y saltear el arroz con una pizca de sal. Cuando el arroz comience a ponerse de un color blanco, no traslúcido, agregar cuatro tazas de agua hirviendo y tapar la olla. Cocinar a fuego bajo (encima de un tostador) por veinte minutos o hasta que se haya consumido toda el agua. Retirar del fuego y dejar que se enfríe a temperatura ambiente. Finalmente traspasar a un tupper y refrigerar.

Arroz


Cualquier legumbre sirve

Porotos, garbanzos y lentejas tienen la particularidad de que, tras cocinarlas, se pueden congelar sin mermar su textura y sabor. De esta forma, estos productos nos dan la posibilidad de cocinar no solo para la semana, si no que incluso para períodos más prolongados. ¿Cómo sigue esto? Fácil. Cada vez que preparen legumbres hagan una buena cantidad; una olla grande, para ser más claro. Y listo. Luego se congela en potes individuales y se van sacando según se requiera.

Garbanzos con tomate y acelga

—½ kilo de garbanzos pelados

—2 tomates bien maduros y lavados

—2 dientes de ajo pelados

—½ paquete de acelga (sólo las hojas)

—Sal, pimienta y aceite de oliva

Remojar los garbanzos en agua fría por dos horas. Luego, botar esa agua y lavarlos muy bien. A continuación, ponerlos en una olla junto a los tomates y los ajos más un poco de sal y pimienta. Cubrir completamente con agua fría, tapar y cocinar a fuego fuerte hasta que comience a hervir. Seguir a fuego medio y cocinar por unos cuarenta minutos o hasta que los garbanzos estén blandos. Tras esto, sacar los tomates y los ajos, procesarlos en una minipimer y volver a agregarlos a la olla. Agregar también la acelga, bien lavada y picada. Cocinar a fuego alto y sin tapa por cinco minutos más, corregir de sal si fuese necesario, y listo. Dejar enfriar a temperatura ambiente y luego guardar en potes individuales para congelar algunos y otros para comer pronto en la semana.

Garbanzos


La clásica carne al jugo

Blandita, jugosa y con su verduritas picadas, esta es una preparación que a todos les agrada en casa, y es casi una obligación tenerla en el menú semanal. Es cosa de combinarla con cualquier acompañamiento y listo, ya tenemos una comida completa. Para los más golosos, dentro de un pan con algo de ají verde o mostaza, es la gloria misma. Y como si fuese poco, también se puede congelar en pequeñas porciones e ir utilizándola poco a poco. Simplemente imprescindible.

Carne al jugo

—1 kg choclillo

—1 cebolla grande

—2 zanahorias

—3 dientes de ajo

—1 hoja de laurel

—1 taza de vino blanco

—Sal, pimienta, comino y aceite de oliva

Aliñar la carne con sal, pimienta y un poco de comino. Poner aceite en una olla y sellar a fuego fuerte la carne por todas sus caras. En paralelo, pelar la cebolla y cortarla en cuatro. Lavar bien las zanahorias y cortarlas en rodajas. Una vez que esté sellada la carne agregar todas las verduras a la olla más un poco más de sal y pimienta y revolver para que se mezclen los sabores. Agregar también los dientes de ajo machacados con el cuchillo, pero con cáscara. Continuar revolviendo y, cuando el ajo comience a dorarse, agregar el vino blanco. Con una cuchara de palo raspar el fondo de la olla para levantar todo el sabor que se forma ahí con lo que se pega. Luego, agregar agua tibia hasta casi cubrir la carne, tapar la olla y llevar a hervor. Después, bajar el fuego al mínimo y cocinar por dos horas o hasta que la carne esté bien tierna. Finalmente destapar la olla y hervir unos minutos para que el caldo espese. Dejar enfriar a temperatura ambiente, cortar y porcionar en envases individuales y congelar, o dejar en el refrigerador según se quiera usar.

Más carne, pero fría

Si queremos tener algo que nos saque aún más de apuro, una gran opción es cocinar una buena pieza de carne y así tendremos roast beef por varios días en el refrigerador, listo para comerlo con ensaladas o incluso en un sándwich. Comida más rápida, imposible.

Roast beef

—1 kilo de asiento entero, sin grasa

—1 1/2 cucharada de mostaza fuerte

—Sal, pimienta y aceite de oliva

En un bol grande poner la mostaza, un poco de sal y pimienta y un chorrito de aceite de oliva. Revolver bien y luego meter dentro el trozo de asiento y dejarlo marinando (girándolo y moviéndolo de tanto en tanto) por media hora. Luego, llevarlo al horno a fuego fuerte por 25 minutos. Tras esto, sacarlo y dejar enfriar a temperatura ambiente. Cortar en láminas bien finas y guardar en el refrigerador. Aguanta fácil hasta cuatro o cinco días.

Para la pasta

Muchas familias hacen asados los fines de semana en sus casas. Por lo general, sobra algo de carne, muchas veces recocida, y una buena segunda vida que se le puede dar a todo esto es usarla como materia prima —chorizos incluidos— para un ragú a la boloñesa que luego en la semana se podrá usar con la pasta que más les guste.

Ragú

—300 grs de carne de vacuno asada

—2 chorizos ya cocinados

—1 cebolla

—1 zanahoria

—3 dientes de ajo

—1 vara de apio

—1 hoja de laurel

—1 tarro de tomates en conserva

—¼ taza de concentrado de tomates

—1 taza de vino blanco

—Sal, pimienta y aceite de oliva

Pelar la cebolla, cortarla en cuartos y reservar. Lavar la vara de apio, cortar en trozos pequeños y reservar. Pelar los dientes de ajo, golpearlos con el cuchillo para pelarlos y reservar. Lavar la zanahoria, cortarla en trozos pequeños y desechar su cabo. En una olla grande calentar un poco de aceite de oliva y sofreír ahí todas estas verduras, más la hoja de laurel. Agregar un poco de sal y cocinar, revolviendo regularmente, hasta que la mezcla comience a tomar color, pero sin quemarse. En ese momento agregar la carne y los chorizos (sin tripa) picados. Revolver bien y finalmente agregar el vino blanco para levantar todos los sabores, removiendo con una cuchara de palo lo que pueda haber quedado pegado al fondo (y que da mucho sabor).

Finalmente ,agregar los tomates en lata más el concentrado. Revolver bien y agregar un poco de pimienta. Luego, agregar una o dos tazas de agua caliente hasta cubrir todo. Tapar la olla y cocinar a fuego alto hasta el primer hervor. Después, cocinar a fuego bajo por dos horas o hasta que la carne esté tan blanda que se pueda desmechar con un tenedor. En ese momento desmechar toda la carne y moler con el tenedor los restos de chorizo y verduras que puedan quedar aún enteros (reintegrar todo a la olla). Luego, cocinar por unos minutos más a fuego fuerte, con la olla destapada para que la salsa espese. Finalmente dejar enfriar y guardar en el refrigerador (también se puede congelar).

Concentrado de tomate


Para la noche

Los días siguen soleados pero las noches están más frescas. Así las cosas, una crema de verduras antes de irse a la cama siempre viene bien y mucho mejor si la tenemos ya preparada. Después, solo unos minutos en el microondas y listo.

Crema de champiñones

—2 bandejas de champiñones de cualquier variedad

—1 cebolla

—1 zanahoria

—2 dientes de ajo

—½ taza de vino blanco

—Sal, pimienta y aceite de oliva

Picar gruesamente los champiñones, la cebolla pelada y la zanahoria lavada. Calentar un poco de aceite de oliva en una olla y saltear ahí todas estas verduras. Agregar también los dientes de ajo pelados más un poco de sal y pimienta. Cuando éstos comiencen apenas a dorarse, agregar el vino blanco y revolver bien. Esperar que se evapore un poco el vino y luego agregar agua tibia hasta cubrir todo. Tapar la olla y cocinar por unos veinte minutos o hasta que todo esté bien blando. Finalmente vaciar todo en la jarra de una licuadora y procesar hasta conseguir una consistencia cremosa. Corregir de sal si fuese necesario y dejar enfriar para luego guardar en el refrigerador en potes individuales.

Otras consideraciones

Vale la pena también dejar listas para la semana cosas como huevos cocidos o incluso papas, que después se pueden usar en variadas formas. Además es recomendable lavar hojas verdes —lechuga, rúcula, berros, etc.—, secarlas y guardarlas en el refrigerador. De esta forma, armar ensaladas durante la semana se hará más fácil. Y algo muy importante: vale la pena tener o invertir en buenos sets de recipientes herméticos para refrigerar o congelar los alimentos de mejor manera.

Contenedores plásticos o de vidrio


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La nave de la Nasa ha sido la única que ha llegado a Plutón. Desde que pasó por el planeta enano en 2015, ha seguido su viaje por lo más profundo del Sistema Solar. Acá te lo contamos.