Salom da la fama

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Carlos tiene por ídolo a su DT Palermo. Esta es la historia de la figura de Unión Española, el líder. El goleador rojo advierte a sus rivales del Apertura: "Estamos rindiendo al máximo".




La historia de Carlos Daniel Salom Zulema (29) tiene su principio en una aventura que nació del horror. Su bisabuelo, Francisco, abandonó Siria y tomó un barco hacia el fin del mundo: huir de la muerte, dejarlo todo y buscar una nueva vida, muy lejos del peligro de la guerra. Cruzó el Atlántico y llegó a Corrientes, Argentina, una ciudad a orillas del Paraná. Decidió volverse un argentino, pero sí le dejó un legado a su pequeño: el fanatismo por el deporte y su lugar de nacimiento, Palestina.

Ambos factores conjugaron en favor de su bisnieto argentino Carlos, el Turco. El mismo que brilla en Unión Española y que hace casi un mes anotó su primer gol por la selección de Palestina (118° del ranking FIFA). Ahora posa para La Tercera y bromea con su parecido con el comediante Jorge Alís. Hasta imita su gesto característico: "Cuando venga al estadio y yo haga un gol, le diré que celebremos juntos".

Dos veces a la semana, Salom juega pádel, deporte que aprendió a los cinco años. Luego conoció el rugby, pero a los 10 descubrió el fútbol y nunca más lo dejó. Un representante aprovechó su nacionalidad italiana por parte de abuela y lo presentó al Mallorca, pero falló el pasaporte comunitario. Entre 2007 y 2010 deambuló por España y Argentina, sin éxito. Salom se frustró, hasta que llegó un llamado desde Chile.

"Primero no quería venir, porque me costó mucho jugar en Primera de Argentina, pero como no tenía la continuidad, decidí apostar a un futuro". Y lo logró. En 2012, Salom fue fichado por Deportes Concepción, de la Primera B. Marcó 17 goles, en tres temporadas, pero se rompió el ligamento cruzado de la rodilla. Lo consideraron un despojo total. Y no lo perdona:  "Cuando más necesité, los dirigentes desaparecieron. Es más, tuve que bajar mi sueldo para volver al club. No tenía donde hacer mi rehabilitación".

Pero se recuperó y sus buenas campañas lo convirtieron en el primer refuerzo de Unión Española, en 2014. Y en Santa Laura brilla desde entonces, por su velocidad, aunque con un defecto: es un delantero que construye mucho y falla más.

Y esa falencia, que reconoce, fue lo primero que le recalcó Palermo. "Le hice recordar a Rodrigo Palacio, que se creaba 10 mil situaciones de gol pero no era capaz de convertir. Martín me recomendó que estuviera claro en la definición", declara. Y un consejo de Palermo no es cualquier cosa para Salom. El Loco es su ídolo: "Soy hincha de Boca. Cuando llegó Martín le comenté que toda mi familia era del club y que cuando él tenía el peinado del jopo amarillo, me lo hice cuando tenía 10 años".

Salom suma 31 goles con Unión en 84 partidos; siete en este semestre (cuatro en el Apertura y tres en Copa Chile). El último se lo convirtió a Temuco, el tanto que encumbró a los rojos de Santa Laura a la cima del Apertura. "Estamos rindiendo al máximo. Todos nos tienen un respeto que merecemos". Mañana tiene que defender esa condición ante la UC, el grande mejor colocado en la tabla.

La figura de Unión tiene dos hijos: Valentín, de 9 años, y Santino, de 4. "Por un pedido de mi familia, dejo el fútbol sin pensarlo", advierte. Ambos nacieron en Argentina y lloraron cuando la Albiceleste cayó en la final de la Copa América Centenario: "Son argentinos, pero dicen 'chi-chi-chi, le-le-le', qué viva Argentina'".

De hecho, en enero recibió una noticia que nunca esperó: la selección de Palestina quería convocarlo. Así que se comunicó con su abuela y le preguntó sobre las raíces de su apellido. Ahí se enteró que su bisabuelo sirio había nacido en Palestina: "Cuando le informé a mi familia que me iba a nacionalizar, ellos no querían saber nada por el conflicto". Pero Salom conversó con Pablo Tamburrini y Mauricio Norambuena, chilenos que viven y juegan en Palestina, y venció el miedo.

El viernes 6 de septiembre, Salom debutó por Palestina, en Hebrón, Cisjordania. Tardó 14 horas desde Chile: "Cuando llegué a Israel, me tuvieron 20 minutos interrogándome. Me preguntaron por qué iba a Palestina y por qué me habían nominado. Pedí que viniera alguien que hablara en español e interpretara lo que quería decir".

Ya con sus compañeros, comprendió que estaba en otro estatus. Un día el capitán del equipo se acercó a la mesa de los extranjeros, con cinco chilenos, y en inglés le confesó: "Sabía todas mis celebraciones". Salom comenzó como titular ante Tayikistán (144° del ranking FIFA) y consiguió anotar, de penal: "El designado era Tamburrini, pero le pedí  que me lo diera". Gol y 1-1 final.

"Me motiva estar en una selección que te abre la oportunidad de un mercado asiático que no tiene cupos de extranjeros. También quiero que Palestina muestre a través del fútbol otra realidad", establece con propiedad. La experiencia eliminó cada uno de sus prejuicios: "Cuando fui habían varios controles de Israel y colocaban carteles que decían que se tuviera cuidado, porque en Palestina atacaban. Eso de los carteles era mentira".

Salom mira el balón y lo toca cada vez que necesita cuidar sus palabras. Aunque lo observa menos cuando viaja hacia su pasado: "Me imaginaba jugar en Argentina, en Segunda. Pero hoy logré un mayor potencial de tanto trabajo y horas de entrenamiento. Ésta es mi recompensa".

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