Perdida: Sinéad O'Connor agrega un nuevo episodio a su mediático derrumbe

La cantante irlandesa fue hallada ayer por la policía de Chicago tras estar más de 24 horas desaparecida.




Es difícil determinar con exactitud el momento en que la carera de Sinéad O’Connor se salió del carril. En gran medida, porque su vida artística y personal nunca siguió el cauce preestablecido. Provocadora y atípica desde sus inicios en la música, incluso antes de lanzar su primer álbum solista la cantautora llamaba la atención en su natal Dublín por su talento, así como por sus excéntricas actitudes y controvertidas declaraciones. Pero esas mismas acciones que en algún momento la llevaron a alzarse como ícono alternativo del pop de los primeros años 90, con el cambio de siglo fueron dando pie a un comportamiento errático y constantemente expuesto en la web, que inquieta tanto a sus familiares como a sus miles de seguidores.

Ayer, la cantante protagonizó un nuevo capítulo de su espiral descendente, luego que una llamada a la policía de Wilmette -un suburbio de Chicago- alertara sobre su posible desaparición. La artista de 49 años había salido en bicicleta el domingo en la mañana y luego de 24 horas sin noticias de ella, sumadas a su conocido historial médico, los oficiales habrían declarado su caso como “desaparición suicida”, según consignó el portal TMZ. Finalmente, cerca de las 15.00 horas de Chile, la solista fue encontrada a salvo y en un hotel. Hasta anoche, no habían declaraciones oficiales de sus representantes.

Las alarmas que se encendieron durante su desaparición parecían justificadas:  O’Connor, de infancia marcada por abusos y un trastorno bipolar que confesó por primera vez en 2007, ha acumulado en el último año varios episodios confusos. El más reciente había ocurrido en noviembre, cuando publicó un extenso mensaje en su página oficial de Facebook -que luego eliminó- con reclamos hacia su familia y aires de despedida.

“He tomado una sobredosis. No hay ninguna otra forma de obtener respeto. Si no estuviera publicando esto, mis hijos y familia no se enterarían. Podría haber estado muerta por semanas y nunca se habrían enterado”, posteó la cantante, que fue encontrada horas después. Sus representantes informaron que no se encontraba bien y confirmaron que “está bajo tratamiento”.

Desde entonces, lo último que se sabía de ella es que había decidido terminar la relación con sus familiares y con su mánager, además de la demanda por $5 millones de dólares que interpuso en su contra el comediante Arsenio Hall, luego que el 2 de mayo O’Connor lo sindicara -nuevamente con un posteo en Facebook- de haber sido el proveedor de drogas del fallecido Prince, autor del mayor éxito de la irlandesa, Nothing compares 2U.

La caída

Como suele ocurrir, la debacle personal de O’Connor ha ido de la mano de su caída artística. Si bien su último álbum, I’m not bossy, I’m the boss (2014), tuvo buena acogida por parte de la crítica, la cantante no ha logrado sostener su carrera.  De hecho, desde su último paso por Chile, en febrero de 2015 como parte del festival Womad, la solista sólo ha dado otros 12 recitales en Oceanía y Europa, el último de ellos en mayo de ese año.

En julio pasado, sus representantes anunciaron la cancelación de todas las fechas que tenía programadas hasta agosto, por “agotamiento debido a una situación médica no resuelta”. En paralelo, O’Connor volvía a las redes sociales para publicar boletas y reclamar por el poco pago que recibió de  esos últimos tres shows en Alemania: $682 euros, algo así como $530 mil pesos. La propia estrella de los años 90 revelaba que su carrera ya no es rentable.

La última novedad musical de la irlandesa fue su participación en un disco tributo al artista gospel Blind Willie Johnson, editado en febrero. Allí, interpreta una versión de Trouble will soon be over, en una emotiva versión donde repite a modo de salmo que “la pena tiene un final”.

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