Morgan Freeman, de presidente de EE.UU. a líder guerrillero

El prolífico actor tiene dos películas a la vez en las carteleras del cine comercial y otros cinco proyectos en marcha. A los 75 años, dice que disfruta a "cada minuto". BBC Mundo lo entrevistó en Los Ángeles.




Dos películas que por estos días están, a la vez, en la cartelera de cine estadounidense lo tienen por coprotagonista. Y cuenta otras dos en lista de espera para estrenarse en 2013 y al menos tres más en marcha para el año próximo: a los 75 años, Morgan Freeman está "cada vez más lejos" de jubilarse.

El actor estadounidense -cinco veces nominado por la Academia del Cine y ganador de un Oscar en 2006, por su papel de un entrenador de boxeo en "Million Dollar Baby" ("Golpes del destino")- asegura que tiene tanto entusiasmo como cuando comenzó su carrera, en los años '70.

"Nací para esto. Disfruto cada instante", repite, con voz profunda y sin reírse, como si quisiera hacer énfasis en que no lo dice por compromiso.

El inicio del año lo tuvo de gira promocional. Primero con "Olympus Has Fallen" ("Objetivo: la Casa Blanca", en español), la cinta que lo convirtió por un rato en portavoz de la Cámara de Representantes e incluso presidente interino de Estados Unidos mientras transcurre un ataque armado contra la sede del gobierno en Washington.

Luego llegó "Oblivion", una superproducción futurista en la que Freeman es líder de un grupo rebelde que busca sobrevivir en un planeta Tierra muy distinto al actual. Allí, asegura el actor, se dio un gusto que esperaba cumplir hace rato: actuar con Tom Cruise codo a codo.

BBC Mundo se reunió en Los Ángeles con Freeman, que habló de la carrera que lleva sobre las espaldas.

A esta altura de su carrera, usted seguramente puede elegir entre varias opciones los trabajos que quiere hacer. ¿Qué lo convenció de hacer "Oblivion"?

Tom Cruise. Esta es una película de Tom Cruise y si me hubieran llamado para hacer un papel menor lo hubiera hecho también. Soy uno de sus grandes fans, desde hace mucho, mucho, mucho tiempo. Y claro, ya sé que a esta altura tampoco me van a ofrecer un papel chiquito. Así que era hacer una película de gran presupuesto, de ciencia ficción, como coprotagonista y con Tom Cruise: ¡había poco que pudiera salir mal!

Cruise y usted han dicho que llevan un buen rato tratando de hacer una película juntos. ¿Qué fue lo que los demoró?

A ver, creo que cuando dijimos que estábamos buscando algo para hacer juntos no es que estábamos activamente buscando todo el tiempo. De ser así yo ya hubiera estado en (la saga) "Misión imposible". Pero cuando apareció el proyecto correcto, se generó un efecto dominó y todo encaja: horarios, tiempos, incluso el género es perfecto para involucrarme con Tom.

En 1990, usted y Cruise estuvieron ambos nominados al Oscar como mejor actor (por "Conduciendo a Miss Daisy" y "Nacido el cuatro de julio", respectivamente) . ¿Qué impresión tuvo de él entonces?

La primera vez que lo vi había sido antes, fue en "Negocios riesgosos" (1983), en esa película había estado increíble. Creo que no hay nada que Tom haya hecho que yo no haya visto y apreciado. Él nació para esto.

Y usted, después de tantos años, ¿sigue disfrutando de actuar?

Disfruto cada día. Yo también nací para hacer esto. No es que me levanto de lunes a viernes y voy a un trabajo: hago un proyecto, un filme de principio a fin pero siempre por un período de tiempo limitado. En un año puedes tener cinco o seis proyectos, cinco o seis aventuras… es emocionante.

¿Y cómo prepara sus personajes? Para "Olympus…", por ejemplo, le tocó interpretar a un miembro de la Cámara de Representantes, un papel que se ha hecho muchas veces, así como antes le tocó hacer de presidente ("Impacto profundo", 1998)…

Bueno, yo creo que para ningún papel, salvo que interpretes a un personaje vivo, hace falta toda esa locura de la investigación. No creo que haga falta más que aprenderte tus líneas de diálogo. Hay actores que para interpretar a un prisionero se van a pasar una noche a la cárcel. ¿De verdad? ¿Para aprender qué? Yo creo que no hay ninguna decisión que tomar más que si vas a hacer un papel o no. Decir las palabras que te dieron escritas y cumplir con las marcaciones del director: ese es el trabajo.

Habiendo trabajado con distintas generaciones de directores, desde Christopher Nolan (en "Batman: El caballero de la noche asciende") y Joseph Kosinski ("Oblivion") hasta veteranos como Clint Eastwood ("Million Dollar Baby"), ¿cuál es la principal diferencia que encuentra en sus maneras de hacer cine?

Creo que la principal ventaja que comparten los directores con más experiencia es la velocidad. Me gusta la velocidad y los directores más jóvenes no parecen abrazar mucho este concepto. A medida que envejecen y están más seguros de lo que hacen, se desarrolla tal vez esa habilidad de no gastar filme de más, de saber cuándo tienes lo que necesitas y no necesitas perder tiempo haciendo más tomas.

En los estrenos de las películas, la gente lo busca en la alfombra roja, quiere su autógrafo, una foto, algo... ¿Cómo se siente ante estas demostraciones?

Una vez alguien le preguntó eso mismo a Humphrey Bogart, que es mi ídolo del cine. Y Bogart respondió: 'Yo no le debo al público nada, salvo una buena actuación'. Yo no sé... Alguna vez alguien me dijo que nosotros le pertenecíamos al público y que no podíamos quitarles eso.

Trato de pararme a mitad camino entre ambas ideas. No hago autógrafos, son una pérdida de tiempo… pero dar apretones de mano, abrazar a alguna mujer bonita… todo eso funciona muy bien (risas). Yo creo que al público le debemos un poco más que una buena actuación, le debemos un poquito de nuestro tiempo.

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