Merkel celebra sus 60 años en la cúspide de su carrera política

Dirige un gobierno que, en medio de la crisis, ha posicionado a Alemania como la mejor economía de la eurozona y su popularidad entre sus compatriotas es de un 77%.




Tras discutir junto a la Unión Europea la crisis ucraniana, la compleja situación en Medio Oriente y los próximos nombres que liderarán las instituciones europeas, la canciller alemana, Angela Merkel, regresa hoy a su país para celebrar sus 60 años de vida. Y lo hará en la cima de su carrera política. Los festejos, eso sí, comenzaron un poco antes. El pasado 13 de julio presenció en directo cómo la Mannschaft (selección alemana de fútbol) levantaba por cuarta vez la codiciada Copa del Mundo. Desde el mítico estadio carioca de Maracaná, Merkel aplaudió y celebró junto a una ola de hinchas los colores rojo, amarillo y negro de la bandera alemana. Y es que a pesar de su apretada agenda internacional, Mutti (mami) -como suelen llamarla en Alemania- tuvo tiempo incluso para saludar personalmente a la selección en el camarín. Desde ahí, la canciller (cargo que ocupa desde hace nueve años) se apuró a presidir una cumbre climática con el Presidente Ollanta Humala en Perú, para luego partir rauda hacia Croacia.

Tantas actividades en una sola semana reflejan el escaso tiempo libre que se tiene cuando se es la mujer más poderosa del mundo (y la quinta persona con más poder), tal como la nombró nuevamente este año la revista estadounidense Forbes. Aun así, Merkel se dará un respiro y para hoy tiene previsto celebrar sus seis décadas en Berlín, específicamente en la Konrad Adenauer Haus. Si bien la agencia Dpa sostiene que será una recepción más bien sobria y fiel a su estilo, más de mil personas están invitadas a la fiesta.

Esta doctora en Física, que creció en la extinta República Democrática Alemana (RDA), comenzó a hacerse un espacio dentro del gobierno alemán cuando, en 1991, asumió el Ministerio de la Mujer y la Juventud. Ya entonces había sido apadrinada por el entones canciller alemán, Helmut Kohl. Cuatro años más tarde, Merkel pasó a presidir la cartera de Medioambiente.

Tras la salida de Gerhard Schröder, Merkel tomó en 2005 finalmente las riendas del país, que desde entonces se perfila como la primera economía europea. De hecho, según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicado en mayo pasado, Alemania se mantiene como el ancla de la estabilidad económica de la eurozona, con un Producto Interno Bruto de US$ 3,6 billones.

Y al parecer estos logros no pasan desapercibidos por los alemanes. Según cifras divulgadas por la revista alemana Der Spiegel, la canciller mantiene una popularidad que alcanza el 77%.

Sin embargo, fuera de las fronteras de su país, Angela Merkel no goza de mucha simpatía, dado que ella ha sido la mayor defensora de las impopulares políticas de austeridad y los recortes de presupuesto que se han aplicado en la zona euro para hacer frente a la crisis económica y financiera. En Grecia, muchos la llaman Frau Nein (Señora no), mientras que en países como España e Italia achacan la crisis al mencionado remedio económico que promueve la líder alemana.

Tras las elecciones legislativas de septiembre pasado, Angela Merkel sólo confirmó su arrastre. Con un 41,5% de los votos a su favor, la jefa de gobierno le dio a la CDU su mayor victoria en 20 años. Este triunfo la posicionó como la tercera canciller de la posguerra en ganar tres comicios consecutivos, luego de Konrad Adenauer y Helmut Kohl, según recuerda el diario británico The Guardian. Además, rompió la tendencia europea y se alzó como una de las pocas líderes en ser reelegida desde la crisis financiera, que estalló en 2008.

Recientemente, su apoyo fue clave para que, finalmente, el ex primer ministro luxemburgués, Jean Claude Junker, fuera nombrado como nuevo presidente de la Comisión Europea.

A pesar de encontrarse en el pináculo de su carrera política, fuentes cercanas a su partido y del gobierno que preside, citadas por Der Spiegel, aseguran que la canciller estaría considerando dejar su puesto antes de finalizar su tercer mandato, que caduca en 2017. Según señala la revista, el momento clave de su decisión se habría dado tras haberse lesionado esquiando a principios de año. Pero, desde entonces, su intensa agenda por la crisis en Crimea o los altercados con Estados Unidos por la violación a su privacidad no le habrían dejado tiempo para meditar su eventual retiro prematuro.

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