El fin de la era Mujica en Uruguay

José Mujica termina hoy su mandato y le entrega el cargo a Tabaré Vázquez. Un periodo durante el cual puso a su país en el foco mundial, aunque a nivel interno dejó algunas deudas pendientes.




Uruguay está de moda, decía la prensa de la región e incluso la revista The Economist, lo declaraba como el país del año en 2013. Esta pequeña nación, de poco más de tres millones de habitantes, ha estado en el foco mundial  gracias al carisma, carácter deslenguado, propuestas progresistas y estilo simple, de quien será hasta hoy el Presidente de ese país, José Mujica.

Este ex guerrillero de 79 años  cierra cinco años de gobierno poco convencional en el que se lo vio conduciendo su viejo  Volkswagen "Escarabajo" de 1987 o asistiendo a ceremonias  vistiendo un pantalón arremangado y viejas sandalias. Gestos que le permiten tener una popularidad de 65%, según un sonde de Equipos Mori de diciembre.

Mujica -que entrega hoy el mando a Tabaré Vázquez lo que le da continuidad a su partido, el Frente Amplio, en el poder- fue electo senador y no descarta presentarse a un nuevo mandato  en 2019. "Si estuviera como estoy hoy, peleo", dijo al semanario Búsqueda.

Uno de los primeros en hacer un balance de su gestión fue el propio Mujica en una entrevista con La Tercera en marzo del año pasado. "Llevamos casi nueve años creciendo, no hemos subido los salarios, es posible que la productividad no haya subido de la misma manera, hemos disminuido muchísimo la pobreza, somos el país más justo de América Latina", señaló. "Tendría que haber mejorado más la enseñanza, aunque en Uruguay es gratuita, obligatoria, pero en todos lados hay líos con la educación, así que no hay que enceguecerse", añadió.

Los analistas concuerdan que entre las virtudes de su gestión se encuentra el estímulo que recibieron las inversiones, la reducción del desempleo y de la desigualdad y la caída de los índices de la pobreza.

Según explicó el diario argentino La Nación, una de las leyes más esperadas durante su gestión fue la que permitió regular el trabajo de los peones rurales, considerada como una antigua reivindicación de la izquierda del país. Aparte del aspecto económico, lo que marcó el gobierno de Mujica  fueron las leyes sociales, como las de matrimonio igualitario, la ley que permite el aborto y la despenalización de la marihuana. Aunque esta última no ha generado apoyo mayoritario en Uruguay, debido a que si bien sus adherentes sostienen que con esto se combate al narcotráfico, sus detractores plantean que no se garantiza una reducción de su comercio en el mercado negro.

Sin embargo, pese a los avances sociales sus críticos señalan que no realizó reformas estructurales de largo plazo. El economista uruguayo Gabriel Oddone dijo a La Tercera que "el gobierno avanzó mucho en legislación social, con resultados económicos buenos, mejoró la distribución del ingreso, pero no logró armar una agenda de transformaciones que permita augurar un crecimiento sostenido en el futuro. Debió aplicar una reforma en educación e invertir en infraestructura".

En cuanto a la economía, esta se expandió  considerablemente en su primer año de mandato, al tener un 8,5% de crecimiento. Sin embargo, fue decreciendo en los años siguientes y el año pasado creció un 2,9%, según las estimaciones del Banco Central. A su vez, la inflación  ha ido en aumento desde que asumió y el año pasado llegó a un 8,4%. Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Uruguay tiene una de las tasas de desempleo juvenil más altas de la región, con un 20,5%, lo que ha motivado la emigración de jóvenes.

Otro de los aspectos que se le critican es la falta de infraestructura en transporte, servicios y obras públicas y la nunca concretada reforma del Estado para un manejo eficaz de la Administración y las empresas públicas.

Según el diario local El País, en educación el país no ha tenido los resultados esperados, pese al incremento en el presupuesto, que pasó de 3,2% del PIB en 2004 a 4,6% en 2012. Así, en la prueba Pisa (evaluación de la Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económico, Ocde) del año pasado, Uruguay obtuvo la peor evaluación en matemáticas, lectura y ciencias desde 2003. El país ha sufrido en los últimos años paros docentes y posee altas cifras de repetición, que en algunos colegios de enseñanza media llega al 54,4%.

Pese a que es uno de los países más seguros de la región según las estadísticas, existe una creciente sensación de inseguridad. Eso sí, según BBC Mundo, se encuentra entre los cinco países con más robos en Sudamérica, basándose en datos de Naciones Unidas, y éstos aumentaron en un 10% en el último año en la capital. Mientras que un informe del Ministerio del Interior del año pasado, que fue entregado al Parlamento, reveló que en 2013 los robos con violencia aumentaron 8,3%.

La llegada de los presos de Guantánamo, en diciembre del año pasado, generó controversia en el país, debido a que la oposición lo interpretó como una sumisión al gobierno de Estados Unidos.

En una columna en el diario El Observador, el presidente del Partido Independiente, Pablo Mieres, resumió el gobierno de Mujica como un "caso de altísima exposición pública, pero de escasez en términos de realizaciones concretas".

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