El arte del grafiti encuentra una nueva vitrina en Santiago

Partió como contracultura callejera e ilegal y hoy los gobiernos lo promueven para embellecer la ciudad. Por estos días los franceses Kosmopolite realizan cuatro murales en la capital, mientras artistas chilenos y argentinos pintan un muro en la ribera del río Mapocho dentro del Festival Puerta del Sur.




En los últimos años, Francia se ha convertido en una de las capitales más importantes del grafiti mundial, pero el movimiento de arte urbano no siempre tuvo el mismo éxito. Al mismo tiempo que en Estados Unidos tenía su auge durante los años 80, el país galo tildaba al grafiti de vandalismo y a los artistas de delincuentes, perseguidos por la policía y la prensa en partes iguales. Hoy nada queda de eso:  prestigiosas instituciones de París como la Fundación Cartier, el Palais de Tokyo y el Musée de la Poste, han dedicados grandes retrospectivas al movimientos en los últimos cinco años; mientras que exponentes de todo el mundo participan cada año en festivales de la disciplina, como los franceses Meeting of styles, Urb’Att, Le4e Mur, que se suman a decenas de otros, entre ellos, el Nuart en Noruega, el Urban Forms de Polonia o el StrokeUrbanArtFaire de Berlín.

Uno de los primeros festivales en aparecer en Francia fue el Kosmopolite, en 2002, que justamente surgió para enfrentar el estigma que hasta ese momento vivían los artistas del grafiti.

“En los 90 nos hicimos conocidos como colectivo MAC, por hacer grafitis gigantes en muchos lugares del mundo. Sin embargo, cuando volvíamos a Francia la prensa no nos trataba como artistas, sino como agresores de la ciudad. Decidimos hacer un evento para demostrarles a los periodistas y a la comunidad que éramos parte de una cultura. La primera edición fue un éxito, tuvimos cobertura y pasamos de la prensa amarillista a la cultural”, cuenta Kongo (47), una de las máximas figuras del street art en Francia y fundador del festival, quien por estos días está de visita en Santiago, realizando nada menos que una nueva versión de Kosmopolite Art Tour.

Se trata de una actividad satélite del festival original, que entre 2009 y 2013 se ha llevado a cabo en ocho ciudades, como Amsterdam, Bruselas, Yakarta, Casablanca, Sao Paulo y Río de Janeiro. Ahora, Kongo, seudónimo de  Cyril Phan (mitad francés, mitad vietnamita), junto a otros seis grafiteros franceses, está produciendo murales en cuatro comunas de la capital. Llegaron el 21 de abril y las actividades han sido intensas. Partieron en Colina y San Joaquín, donde se reunieron con artistas locales y vecinos para idear el concepto del mural colectivo. En San Joaquín, por ejemplo, la intervención se encuentra en un renovado sector, entre calles Carmen con Carlos Valdovinos, y donde se construyen viviendas sociales para familias que dejarán la población Legua Emergencia. En estos días, los mismos vecinos  han podido opinar sobre la elaboración del mural

Hoy, el grupo Kosmopolite continuará con la misma dinámica en Cerro Navia y Quinta Normal, hasta terminar las obras el 2 de mayo. Al día siguiente, harán una charla en el auditorio del Museo Violeta Parra, titulada La Sustentabilidad del Street Art, para finalmente el 7 de mayo inaugurar en la Estación Mapocho la Street Party, que incluye una exposición fotográfica con los murales de las cuatro comunas, música de Djs en vivo y una muestra de street dance.

“Ahora abundan los festivales de grafitis, entonces la idea de Kosmopolite es transmitir la cultura de otra forma, compartiendo con las comunidades y las distintas generaciones de artistas a través de charlas, talleres, trabajo práctico para  que se produzca un intercambio y un diálogo”, dice Kongo.

El evento fue impulsado por la Intendecia, el Gobierno Regional y el Consejo de la Cultura, en convenio con Ile de France, a través de su programa Santiago es Mío,  que trabaja para crear redes entre artistas locales e internacionales en distintas áreas como la danza, el teatro y el arte público.

La política del grafiti

Kosmopolite no es el único evento que por estos días se toma los muros de la capital. El mismo día en que aterrizaron los franceses en Santiago, se dio inicio al Festival Puerta del Sur, que espera convertirse en el principal evento de street art en Chile. Iban a comenzar días antes, interviniendo tres muros distintos en la ribera del río Mapocho; sin embargo,  el desborde del cauce producido por las intensas lluvias del 17 de abril obligó a cambiar los planes y reducir el área de trabajo: finalmente fue un muro de 200 metros de extensión, ubicado a la altura del Puente Pérez Valenzuela, en Providencia, que hoy muestra su resultado en una ceremonia a las 11 horas.

El evento, que es parte de Chile Celebra,  otro programa gubernamental y del CNCA, reunió a 12 artistas y colectivos chilenos y argentinos, entre los que destaca Alejandro Mono González, uno de los fundadores de la Brigada Ramona Parra, Ian Ekeko Pierce, Melina Ruiz, Daniel Marceli, Charquipunk, La Robot de Madera y el trasandino Marcelo Carpita, entre otros. Juntos elaboraron un boceto en que mezclaron diferentes miradas y estilos sobre una idea en común: el Mapocho. “Nos dividimos en tres grupos: uno plasmó el lado histórico del río, otro fue más abstracto e hizo una alegoría de su naturaleza, que une y al mismo tiempo divide a la ciudad, y el último exploró la violencia del río, apuntando a los cadáveres que por él han circulado. Es importante tocar estos tema en el grafiti, pero con mucha responsabilidad, porque la idea es no agredir al público”, explica Ian Pierce.

Además, tanto este mural, como los que desarrolla Kosmopolite mezclan las técnicas del grafiti y el muralismo, que son dos vertientes del street art que en los últimos años se han acercado cada vez más. “Originalmente el grafiti tenía que ver con escribir tu nombre en un muro, era algo que alimentaba el ego y hacía participar a los chicos en ese mundo que los marginaba. Mientras que el muralismo nació en México como algo más ligado a lo político, a lo panfletario. Ambos se han alejado de esos inicios y se han encontrado en el camino”, señala el chileno-francés Roberto Cristi (42), más conocido como Sick888.

A más de 40 años de su origen, pareciera que el grafiti ha hecho su entrada definitiva al panteón de las artes: es considerado al mismo tiempo, pieza de museo, objeto de subasta y herramienta  social para reunir a la comunidad. “Si bien empezamos escribiendo nuestros nombres en las paredes y escapando de la policía, hoy muchos hemos madurado y tenemos la capacidad de poder conversar con la gente, las municipalidades y hacer un poco de política, en el sentido de estar metido en la vida de la ciudad, de la comunidad”, remata Kongo.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.