Competencia vive uno de sus años más críticos y CHV planea modelo tipo Eurovisión

Son las 01.45 de la madrugada y una Quinta Vergara aún llena espera ansiosa al último artista de la noche. “Y ahora ¡Rick Astley!”, anuncia Carolina de Moras, gatillando los gritos de la audiencia. “Pero antes, daremos a conocer a los finalistas de las competencias”, interrumpe la animadora. Pifias sonoras desde la galería y la platea. La escena, ocurrida el pasado jueves, grafica de manera bastante clara el principal problema que han debido enfrentar los organizadores del Festival desde hace ya varios años: el escaso interés que parece despertar entre el público lo que alguna vez fue la esencia de la cita.

Pese a los notorios esfuerzos de Chilevisión por reimpulsar el segmento año a año, con escenografías y coreografías especiales en cada presentación y un jurado cada vez más ilustre, los encargados no han logrado dar con el principal objetivo del certamen: instalar un éxito veraniego o un intérprete de proyección. Y en la presente edición, tanto el certamen internacional como el folclórico, más que las críticas de versiones anteriores han debido enfrentar cierta indiferencia del público. Así ha quedado de manifiesto en la Quinta Vergara y en las redes sociales, donde los representantes de cada país no figuran entre los temas más comentados, como sí ocurre con artistas, animadores y comediantes.

“El nivel de irrelevancia de la competencia de este año es preocupante”, comenta Marcelo Contreras, crítico de música de La Tercera, quien agrega que “en años previos el apartado folclórico llamaba la atención y despertaba cierto interés, pero esta vez veo chatura y homegeneidad estilística en las canciones”.

Una apreciación que se condice con el rating: tras los dos primeros shows, el miércoles pasado la sintonía descendió a 22,8 puntos de promedio en ese bloque (entre las 01.10 y las 01.55 horas) y el jueves a 23.9 unidades (entre las 01.00 y 01.45). Números lejanos a los que marcan las rutinas de humor que los anteceden, y que terminan afectando el promedio total de sintonía de cada noche.

Euroviña

Si bien desde 2011 Chilevisión se ha preocupado de darle un nuevo aire a una ya devaluada competencia, mejorando la puesta en escena y buscando autores e intérpretes de cierto renombre, en paralelo se  trabaja en un plan a largo plazo para intentar devolver a este apartado la reputación y popularidad que alguna vez tuvo.

Ya en 2014, cuando la señal de Turner volvió a quedarse con la licitación del Festival, se modificaron algunas bases de la competencia y se creó una comisión seleccionadora de siete integrantes. Junto con esto, la convocatoria sumó un plan de medios a nivel iberoamericano, que incluyó spots televisivos en diversos países y que se tradujo en un aumento de candidatos. “Si antes nos llegaban 300 canciones ahora recibimos cerca de 800”, detalla Catalina Yudín, productora ejecutiva del Festival.

Con la llegada de Francisco Mandiola a la direcciíon ejecutiva de CHV se ahondó en la estrategia, aprovechando la vitrina de los 16 canales de Turner en la región. El mandamás de la estación ha puesto énfasis en la expansión regional del evento y él mismo ha hecho explícita la idea de replicar en parte el modelo del festival Eurovisión, adonde llegan ganadores de competencias de sus respectivos países.

“Queremos pedirle a los países que comiencen a fomentar la competencia internacional de sus cantantes y artistas durante el año, para que cuando lleguen a Viña ya hayan tenido una trayectoria en sus países y que la gente quiera verlos”, explica Mandiola.

De hecho, tal como establecen las bases, la organización de Viña reserva un cupo especial para el país cuyo representante haya sido elegido a través de un programa de televisión extranjero. Algo que no ocurrió en esta edición, aunque según detalla Yudín, “ya estamos en conversaciones para que el próximo año se realice un programa en otro país. Una especie de The voice, guardando las proporciones, de donde saldrá un representante para Viña”.