Aventuras lectoras en el ciberespacio

Más de 3.700 libros forman parte de la Biblioteca Nacional Digital, plataforma que da también acceso remoto a miles de revistas, archivos, imágenes y audios de la cultura local.




Para 1960, Hernán Díaz Arrieta (Alone) ya había alcanzado la fama que lo acompañaría hasta la tumba y más allá. El año anterior, el crítico y cronista había obtenido el Premio Nacional de Literatura, y ahora publicaba Memorialistas chilenos. Crónicas literarias, volumen en el que se permitía identificar a los cultores locales de un género escasamente desarrollado en el país, dividiéndolo entre "Prisioneros, desterrados y perseguidos" (minicategoría que incluye nombres como Juan Egaña y Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán) y "Memorias personales, incluso confidenciales e íntimas" (la gran mayoría de las casi 300 páginas, donde figuran Benjamín Subercaseaux, Armando Donoso, Fernando Santiván y muchos más).

Publicado por la "Biblioteca de Ensayistas" de Zig-Zag, el volumen era, medio siglo después, conocido sólo por estudiosos y eruditos. Hoy, está al alcance de cualquiera que navegue en la red de redes. En efecto, Memorialistas chilenos y otros títulos "mnemónicos" (Santiago de Memoria, de Roberto Merino; Memorias de un voluntario de la Patria Vieja, de Luis Orrego Luco) se integraron a los más de 3.700 volúmenes que se pueden leer en línea o descargar, gracias al portal Memoria Chilena. Así, éste se consolida como pieza maestra de una plataforma que opera desde agosto de 2013: la Biblioteca Nacional Digital.

La Biblioteca Nacional, fundada en 1813, cuenta en su acervo con 167 mil registros digitales, sumados a más de 1 millón 500 mil títulos análogos. Muchos pueden consultarse online y al resto, sujeto al copyright, puede accederse en sala. Entre ellos hay libros completos, periódicos, mapas, planos, fotografías, registros audiovisuales y hasta la programación de radios y canales de TV. Por todos puede consultarse enbibliotecanacionaldigital.cl.

La plataforma tiene un buscador que permite ingresar a cada colección de la biblioteca. Y como destaca Roberto Aguirre, jefe de Colecciones Digitales de la BN, posibilita no sólo la búsqueda por materia, título, autor y otros. También permite al cibernuta "organizar su propia estantería virtual de documentos, comentar y compartir sus búsquedas". Eso, sin mencionar las utilidades del "Bibliotecario en Línea".

Lo anterior puede llevar muy lejos a quien sólo quería despejar una duda, chequear datos o leer durante vacaciones. Así, quien hurgue en el deporte, puede acceder a los "minisitios" de Memoria Chilena, que lo conectarán con una serie de ítemes relacionados. Uno de éstos, recientemente incorporado, es el de Estadio (1941-1982), considerada una de las más importantes revistas de este ámbito, y que se despliega íntegramente. También Pro Arte (1948-1956), semanario con noticias, crítica y reflexión sobre música, teatro, cine, pintura y escultura de Chile y del mundo, que destacó por sus reconocidas plumas y un consejo de redacción integrado, entre otros, por Juan Orrego Salas, Camilo Mori y Pedro Orthous. De 180 números, 165 están disponibles.

Si se trata de revistas, el material disponible puede sorprender al navegante inadvertido. En Viaje, publicada por la Empresa de Ferrocarriles del Estado entre 1933 y 1973, está en línea desde el número 1 hasta el 470, sin olvidar el Indice General, de 1995. Además de sus connotados colaboradores, fue un hito del diseño, la gráfica, la publicidad y la fotografía. En cuanto a cine, está Écran, que publicó más de 2 mil números entre 1930 y 1969, casi todos disponibles. También la porteña Primer Plano (1972-1973).

Lo anterior es una de las entradas a un amplio rango de medios de comunicación, desde diarios regionales hasta revistas opositoras de los 80. Eso sí, a lo que siempre se vuelve es a los libros para descarga. En literatura chilena, hay varias obras de Alberto Blest Gana, superventas del siglo XIX, y algunas pocas del premio Nacional Alfonso Calderón, fallecido en 2009, sin mencionar el material historiográfico descargable, de Benjamín Vicuña Mackenna a Gabriel Salazar.

Con un año y medio de funcionamiento, la Biblioteca Nacional Digital quiere ser una instancia integradora. En esta última línea destaca el rediseño, programado para el 2015, de salas virtuales como las de cartografía, música chilena y el archivo fotográfico. Si la primera permite encontrarse con mapas elaborados por Claudio Gay, la segunda da al usuario la opción de escuchar el Himno Patriótico de Chile (1828), y la tercera, conocer la vida y cultura material en los hogares de los siglos XIX y XX.

Si hace 200 años los gobernantes locales proclamaron que "el primer paso que dan los pueblos para ser sabios es proporcionarse grandes bibliotecas", las vías que hoy se exploran -y que muestran casi 2.350.000 visitantes virtuales en 2013 y más de 3.100.000 en 2014- aspiran a llevar el saber allí donde esté el ciudadano.

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