Ariana Grande: Un pequeño espectáculo

La cantante se presentó este miércoles en el Movistar Arena: una aspirante a gran estrella que por ahora solo lleva unas orejitas de gata postizas, pestañas postizas, y una voz cuya técnica superior es inversamente proporcional al carácter.




No hay extravagancia y despliegue como sucede con el número en directo de Miley Cyrus, ni un musical de gran presupuesto con video clips montados en tiempo real, como ofrece la exuberante propuesta de Katy Perry. Lo que cabe es una pantalla gigante de alta definición y un DJ que frasea hip hop, baila y envalentona a las 12 mil jovencitas de distintas edades -desde pequeñitas hasta algunas que probablemente este año supieron de mechoneos-, la noche de miércoles en el Movistar Arena, para el debut en Chile de Ariana Grande (22), una de las últimas princesas del pop con apenas dos álbumes lanzados entre 2013 y 2014, y esta gira bautizada The Honeymoon tour. 

El tipo de las tornamesas suple a una banda completa, la clase de detalles que a esta categoría de audiencia le importa poco y nada. Las chicas quieren divertirse y ver de cerca a la pequeña Ariana, menudita, coqueta, con la cabellera recogida en una cola para destacar aún más sus rasgos faciales, muy consciente de explotar su belleza atildada como si fuera una modelo de Playboy en los años 60. El conjunto se refuerza con el símbolo de Ariana que, por supuesto, la gran mayoría de sus seguidoras lleva esta noche: unas tiernas orejitas como de minina.

Dividido en seis actos bailables con el correspondiente cuerpo de profesionales de la danza, todo The Honeymoon tour está pensado para realzar el gran atractivo de Ariana, aparte de su aspecto y el caminar de gacela: su voz de amplio rango, adiestrada en la misma escuela acrobática de Mariah Carey y Christina Aguilera, capaces de escalar varias octavas sin mayor esfuerzo. Pero mientras ambas divas imprimieron su propio carácter en aquella destreza, Ariana se contenta con la cabriola y sería todo. Los montajes coreográficos se sucedieron vertiginosamente y a la vez difíciles de distinguir. Y la falta de identidad no solo se evidencia en aquel aspecto, sino en el hecho de que las canciones de Ariana Grande adolecen de coros gancheros.

The Honeymoon tour funciona perfecto para expresiones de vanidad como hacerse selfies mientras el número está en marcha. En un primer plano adolescentes sonrientes y felices por la ocasión. Al fondo, una aspirante a gran estrella que por ahora solo lleva unas orejitas de gata postizas, pestañas postizas, y una voz cuya técnica superior es inversamente proporcional al carácter.   

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