El relato de un agricultor de Victoria que denuncia extorsión: “Nos piden camionadas de trigo a cambio de no quemarnos la cosecha”

Foto CESAR JARA/ AGENCIAUNO.

Ricardo Germani cuenta que el ofrecimiento de protección de plantaciones a cambio de una buena parte de ellas o simplemente de dinero es un secreto a voces hoy en los campos de La Araucanía, pero que por temor, nadie se atreve a denunciar. “Los jueces están amenazados, al igual que todos aquí en la zona. En los últimos cuatro años he recibido a lo menos 30 ataques, tengo varias denuncias en tribunales y están todas paralizadas”, señala con un tono de angustia.


Antes de iniciar esta conversación telefónica, Ricardo Germani, agricultor de 50 años nacido y criado en la ciudad de Victoria, en la Región de La Araucanía -donde su abuelo compró tierras hace más de cien años-, precisa que se encuentra amenazado, por lo que no quiere salir fotografiado en esta entrevista y, por su seguridad, será más cauto en algunos datos que le gustaría entregar con más precisión.

Prefiere no dar el número de hectáreas que tiene su predio, donde cosecha trigo y cereales, como avena y raps, ni identificar a las personas que lo han amedrentado.

No obstante, detalla con claridad cómo opera un desconocido sistema de extorsión a agricultores que, por estos días, cosechan sus plantaciones de granos.

“Nos piden una o más camionadas de trigo a cambio de no quemarnos el potrero. La gente prefiere no contarlo por miedo, pero este tipo de chantajes es algo muy común que este año se vio mucho más”, relata con voz de angustia.

¿Quiénes son estas personas que ofrecen protección a cambio de dinero?

Gente que se identifica como vecinos de comunidades aledañas a mi campo. Cada año es peor, cada año van aumentando las amenazas y la violencia. Y cuando le hablo de una camionada, es sólo para darle un ejemplo, porque en muchos campos han sido cinco, seis o siete camionadas de trigo que han tenido que dar algunos agricultores para poder cosechar el resto.

¿Cuál es el costo de una camionada de trigo?

Son 30 mil kilos a 200 pesos el kilo, son seis millones de pesos más o menos.

¿Qué sucede con los agricultores que no acceden a este chantaje?

No los dejan cosechar y les queman las plantaciones. Yo he tenido varias quemas por negarme, y como estas personas saben que no tendrán ninguna sanción, porque nunca las encuentran, cada año es más fácil hacerlo. Yo no estoy en el rubro de la madera, pero por lo que sé, existe el mismo tipo de chantaje.

¿Y estas personas que amenazan viven en Victoria o son de afuera?

Gente de la zona y que viene de afuera, que tiene otros intereses, hay de todo. También hay gente que no está de acuerdo, pero como están amenazados igual que uno, no pueden hacer mucho.

¿Cómo ha sido su relación histórica con los comuneros mapuches?

Nunca habíamos tenido problemas hasta hace unos cuantos años atrás que empezaron los problemas. Este es un campo familiar que mi abuelo se lo compró a chilenos, él no fue un colono que recibió tierras.

¿Cómo fue su cosecha de trigo este año?

Terminó esta semana con quemas y amenazas. Esto dura todo el proceso (de producción). Cuando se hacen las labores de siembra, el resto del año tienes que andar con los ojos abiertos mirando para todos lados. Ya no se puede trabajar y vivir en los campos, sólo sobrevivir.

La última vez que se negó a entregar parte de su cosecha, ¿qué le respondió la contraparte que lo estaba extorsionando?

Nada, me quemaron alrededor de siete u ocho hectáreas, que es una pérdida de entre ocho y 10 millones de pesos en un rato.

¿Las amenazas son en forma personal, por teléfono, a sus empleados, a su familia?

Cara a cara. Otras veces con carteles o avisos en la entrada. Por eso la familia y los hijos son los que más sufren al ver que uno anda preocupado, desesperado… Ven que uno sale de la casa a las tres de la mañana, porque te llamaron que hay un incendio en el campo o que anda gente dando vueltas. Los niños se quedan llorando, porque no saben si el papá irá a volver.

Y fuera de una parte de cosecha o dinero, ¿qué buscan estas personas?

Que uno abandone su campo y les entregue la propiedad. Ellos tienen muy claro que la Conadi no está comprando tierras.

¿Conocía al agricultor de Lautaro al que esta semana le incendiaron su casa?

No personalmente, sí conocía al señor (Orwal) Casanova, que lo asesinaron de un disparo en el rostro hace un par de semanas en su predio.

¿En el corto, mediano o largo plazo ve alguna salida a esta situación de violencia que usted relata?

Han pasado más de 20 años desde que comenzó la violencia acá en la zona y no hemos visto ninguna solución, al contrario, siempre va aumentando más. No sé si un estado de sitio (como se discute por estos días) o el entregar más facultades a carabineros podría ayudar... Los carabineros ya no pueden actuar y, cuando entran cuatro o cinco personas a tu campo, ellos tienen que arrancar igual que uno... En la misma Ruta 5 Sur, que tiene cámaras de seguridad y resguardo constante de carabineros, usted ha visto cómo queman camiones, imagínese lo que pasa en las rutas interiores que no cuentan con tanto resguardo.

Entonces, ¿qué les diría usted a las autoridades políticas?

Que el Estado funcione, porque el Estado de Derecho y la ley aquí no existen. Los jueces están amenazados, al igual que todos. En los últimos cuatro años yo he recibido a lo menos 30 ataques, tengo varias denuncias en tribunales y no se mueven, no pueden encontrar a la gente, no se avanza, están todas las causas paralizadas.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.