Jorge Selaive: “Hemos logrado una excelente partida de año. (...) El pesimismo va a ir quedando atrás”

Jorge Selaive, Economista jefe de Scotiabank. Foto: Luis Sevilla

El economista jefe de Scotiabank prevé un crecimiento del PIB del 3% para este año y una inflación llegando a la meta del Banco Central. Insiste en que en 2023 la actividad tuvo un sobreajuste en el consumo y propone una reforma tributaria menos ambiciosa.


El economista jefe de Scotiabank, Jorge Selaive, plantea que hay “una justificación técnica” para el pesimismo que existe hoy en el sector privado. Sin embargo, sostiene que ese pesimismo va a ir quedando atrás, pero para eso todavía falta.

La economía creció un 0,8% en marzo, siendo menor a los Imacec de enero y febrero. ¿Cómo ve la perspectiva para el año?

-No nos sorprendió la cifra de actividad reciente y eso incluye la de marzo. Mantenemos firme nuestra proyección de crecimiento de 3% para el año, con una expansión en torno al 3,5% para el segundo trimestre. Habrá volatilidad, por supuesto, pero son varios factores los que están detrás de esta proyección que levantamos hace ya un tiempo. Algunos de ellos los ha compartido el Banco Central, los referentes a factores transitorios y un buen inicio de año que genera un efecto estadístico importante.

¿La inversión pública que creció un 28,2% en el primer trimestre, ayuda a apuntalar el PIB?

-El gasto en capital este año tiene presupuestado crecer algo más de un 20% real. Nosotros creemos que vamos a terminar sobreejecutando la inversión pública y eso se observa ya con el inicio de año, con un fuerte incremento en la inversión pública que creemos va a continuar el resto del año y tiene un rol importante en nuestra proyección de crecimiento del 3%. Para el año estamos viendo un crecimiento bastante acotado de la inversión privada, pero un fuerte crecimiento de la inversión pública. Y por ello, para la inversión total tenemos un crecimiento entre 0%y 1%.

Jorge Selaive, Economista jefe de Scotiabank Foto: Luis Sevilla

¿Qué explica esta aceleración en la inversión pública?

-Es un conjunto de elementos administrativos, pero también de una favorable intencionalidad de recuperar el crecimiento. El gobierno, después de dos años de su ejecución de inversión pública, ha finalmente apretado mejor las tuercas y ha desburocratizado las inversiones públicas.

¿Por qué cree que el año pasado hubo una distancia importante entre las proyecciones de crecimiento del PIB del mercado con las que mantuvo Hacienda?

-No tengo una respuesta para eso. Diría que, desde mi punto de vista, nosotros tratamos de hacer las mejores proyecciones basadas en la información que vamos colectando. El gobierno me imagino que hace lo mismo con su equipo económico.

Usted ha sido bastante crítico del manejo de la política monetaria del Banco Central y advirtió sobre un eventual sobreajuste de la economía. Sin embargo, con una economía que finalmente algo creció en 2023, pareciera que ese escenario no se dio...

-Ese sobreajuste sí se produjo. Las cuentas nacionales de marzo me llamaron la atención no sólo por la caída abrupta que tuvo la inversión, sino que también por el ajuste que se produjo en el nivel de consumo privado. La alerta del sobreajuste fue confirmada en las cuentas nacionales de marzo. Probablemente la estrategia de política monetaria del Banco Central, si hubiese tenido los datos de cuentas nacionales de marzo, habría sido distinta.

¿Pero el hecho de que el PIB haya crecido un 0,2% no es señal de que el manejo del Banco Central fue el adecuado al no apurarse más con la baja de tasas, considerando además que la inflación sorprendió al alza en enero y febrero?

-Yo no estoy diciendo que haya sido malo, sino que la estrategia de política monetaria probablemente habría sido distinta. El sobreajuste sí se produjo por el indicador que acabo de decir del consumo, que era la enorme preocupación. Y, además, cuando fue revelada la inflación referencial, que es el objetivo del Banco Central, se redujeron todos los indicadores analíticos en nivel. Entonces, la lectura evidente es que hubo un sobreajuste en la economía.

¿Y no le preocupa que la inflación haya vuelto a subir en enero y febrero, y que todavía se mantenga sobre la meta?

-No me preocupa. Esperábamos lo que yo he denominado esta inflación veraniega. Tiene un componente de reajuste indexatorio y también tiene un componente de factores muy transitorios, además de un componente de traspaso cambiario. Pero sigo viendo la inflación terminando en torno al 3% este mismo año.

En ese contexto, ¿cómo espera que siga la trayectoria de la tasa de interés?

-La flexibilidad es la clave. Esa flexibilidad no es depreciativa para el peso chileno, a pesar de indicarse nuevos recortes de la tasa en el futuro. Espero que el Banco Central siga recortando la tasa, pero queda poco, y muchas reuniones para llegar al objetivo. No me extrañaría tener pausas, incluso prolongadas, antes de alcanzar el nivel neutral. Nuestra expectativa es que viene un recorte de 50 puntos base en la próxima reunión, pero yo no garantizaría que en la siguiente y en la subsiguiente haya necesariamente recortes. Podemos tener pausas y pausas prolongadas.

Los indicadores macro están mejorando, entre ellos el riesgo país ha bajado, el gasto de capital está subiendo y la incertidumbre se ubica en niveles preestallido social, sin embargo, la visión del sector privado se mantiene pesimista. ¿A qué responde eso?

-Para el pesimismo hay una justificación técnica y es que recién a inicios de este año recuperamos el nivel de producto de fines del 2021. El nivel de PIB estuvo por debajo de su máximo alcanzado a fines del 2021. Tampoco están todavía las condiciones en el ámbito de los permisos medioambientales. Todos los presupuestos de inversión se encarecen de manera mayúscula en el momento en que se empiezan a ejecutar, producto de la lentitud del proceso de aprobación y de las interrupciones que hay. Por lo tanto, es evidente que eso tiene una lectura pesimista. Hay también elementos que justifican un cierto pesimismo para la economía hacia adelante, producto de que aún no somos capaces de llegar a consenso respecto a dos reformas estructurales para la economía, como pensiones y tributaria que están negociándose y que tienen impacto en el ambiente de negocios. La lectura optimista es que finalmente hemos logrado una excelente partida de año. Yo diría que el pesimismo va ir quedando atrás. Faltan, obviamente, muchas cosas para que haya convicción respecto de que esta recuperación cíclica va a venir acompañada de un levantamiento del PIB potencial.

Usted habla de la reforma tributaria como factor de incertidumbre para los privados, pero el actual pacto fiscal es distinto a lo rechazado en marzo. ¿Por qué se piensa que es lo mismo?

-No te podría responder por qué se percibe así, pero te puedo responder cómo la reforma sería mejor percibida: una reforma tributaria que intente recaudar en torno a un punto porcentual del PIB tiene varias ventajas y eso significa una reforma cercana a un tercio de la propuesta actual que busca recaudar el 2,7% del PIB. Esta sería una reforma que daría bastante más credibilidad a la sostenibilidad fiscal, porque tendría más certidumbre respecto a su capacidad de recolectar punto porcentual, con los mismos elementos de la reforma actual.

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