Rosa María Payá, activista cubana: "Esta reforma a la Constitución es una trampa y una obra de teatro"

Payá

La dirigenta de Cuba Decide asegura a La Tercera que la eliminación de la palabra "comunista", no significa que se elimine "la condena a vivir bajo un partido único".


Luego de 42 años, Cuba se abre a una reforma de su Constitución. El domingo pasado los parlamentarios cubanos aprobaron por unanimidad el anteproyecto para una nueva Carta Magna con 224 artículos, de los cuales 113 fueron modificados, 87 añadidos y 11 eliminados. Así, se borra el término de "sociedad comunista", se reconoce a la propiedad privada y la inversión extranjera, se crea el cargo de primer ministro, y se sientan las bases para el matrimonio igualitario. Esas son las materias que más destacan dentro del anteproyecto de la reforma, y que significan un cambio para lo que históricamente ha sostenido el régimen de los Castro, aunque también en esta Constitución se busca reforzar las reformas aplicadas por Raúl Castro desde 2006.

Para la activista cubana, hija del fallecido disidente Oswaldo Payá y dirigenta de la iniciativa Cuba Decide, Rosa María Payá, esta reforma es una "trampa", puesto que sostiene que se trataría de un intento "casi desesperado" por "montar una mascarada de legitimidad ante el gran descontento del pueblo cubano". Además, expresa en esta entrevista con La Tercera que le "corresponde al pueblo cubano hacer la reforma" llevada a cabo por el Presidente Miguel Díaz-Canel, que será sometida a discusión popular entre el 13 de agosto al 15 de noviembre, y posteriormente votada en un referéndum.

¿Cómo evalúa la reforma que el gobierno cubano le está haciendo a la Constitución de 1976?

Esta reforma es una trampa y una obra de teatro. Una obra de teatro porque en primer lugar estas personas no tienen mandato de la ciudadanía, jamás han sido elegidos en elecciones libres por los ciudadanos cubanos, ni para ser asambleístas del Parlamento y mucho menos para ser constituyentes y trabajar en esa reforma constitucional. En segundo lugar, ese supuesto referéndum que se convocaría para aprobar o no el anteproyecto, se da en un espacio donde se violan los derechos de los cubanos, donde no se da ninguna de las condiciones mínimas para que cualquier proceso electoral sea creíble.

Esa reforma es una gran trampa porque al margen de los detalles que toqué, de los asuntos que puedan ir dirigidos a comunidades determinadas, al margen de cuan positivas o no sean las supuestas reformas, se hace con la intención de reafirmar la imposición del Partido Comunista como rector de la sociedad y el Estado. Es un esfuerzo casi desesperado por intentar montar una mascarada de legitimidad ante el gran descontento del pueblo cubano que quiere cambiar el sistema.

¿Cree que existe una intención de apertura en Cuba con esta reforma, con el tema del matrimonio igualitario, por ejemplo?

Hay muchas cosas, muchos puntos que se pueden cambiar en la isla. Que se apruebe o no la unión civil o el matrimonio igualitario, que se mencione o no el tema de la herencia, que den un permiso más o un permiso menos no es el punto aquí. El punto es que los cubanos no tendríamos que pedir permiso, porque los cubanos somos tan seres humanos como son los chilenos y lo que queremos son derechos. Entonces, el régimen cubano va a empezar a usar todas esas migajas, que son muchas las que puede dar porque los cubanos no tenemos nada, para vender una imagen de cambio a la comunidad internacional, sin que en realidad cambie nada dentro de la isla. Es una posición casi racista decir que para los cubanos con que se apruebe el matrimonio gay, eso es suficiente. Los cubanos queremos todos los derechos. Estamos pidiendo solidaridad en lo fundamental que es nuestro derecho a cambiar nuestro sistema. Le corresponde al pueblo de Cuba hacer esta reforma, y como el pueblo de Cuba permanece excluido entonces a esto no se le puede llamar un proceso de apertura.

¿Considera que existe un avance tras el hecho de que se elimine en el anteproyecto la palabra "comunista"?

No se elimina la palabra "comunista", se consagra en este anteproyecto textualmente el papel rector del Partido Comunista de Cuba como rector de la sociedad y el Estado. Que hayan quitado la palabra "comunista" de otro párrafo, no significa que se elimine lo que es esencial, que es la condena a vivir bajo un partido único que los cubanos jamás han elegido. Y eso ilustra muy bien el nivel de confusión que el régimen pretende crear, cambiando términos sin que en realidad cambie nada para los cubanos. Los avances vienen en el momento en que el pueblo cubano pueda participar. Avance va a haber cuando no haya dictador.

¿Qué esperaría entonces de una reforma constitucional?

La estrategia es muy simple, que permitan la participación real, pero eso no es reunirse con unos designados por Raúl Castro. Permitir la participación real es preguntarle al pueblo cubano si quiere elecciones libres, justas y plurales, ir a plebiscito vinculante y permitirle a los cubanos ser parte del proceso. Elecciones con garantías.

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