MSF sobre situación en Gaza: “La falta de comida no estaba en el espectro antes de la guerra”

Palestinos reaccionan mientras inspeccionan los daños en el hospital Al Shifa, después de que las fuerzas israelíes se retiraran del centro médico y sus alrededores tras una operación de dos semanas. el 1 de abril de 2024. Foto: Reuters

Miembros de Médicos Sin Fronteras relataron de primera mano lo que vieron en sus viajes al enclave. Desnutrición, huérfanos amputados y quemados o disparos de francotiradores contra niños fueron algunos de los hechos que dicen haber presenciado en terreno. La solución, piden, es un cese al fuego.


Las imágenes en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, parecen sacadas de una película de horror. Allí, escenas como calles abarrotadas de personas al punto de hacer un viaje de 10 minutos, que era lo que se demoraba en cruzar la ciudad, ahora tome una hora, se mezclan con otras de niños entrando a los pocos -y también repletos- centros médicos operativos con la mandíbula fracturada, solos, porque sus familiares fallecieron en el mismo bombardeo en el que sufrieron sus heridas.

Así relataron lo que vieron en Gaza tres médicos que estuvieron recientemente en el lugar junto a Médicos Sin Fronteras (MSF), una organización médica y humanitaria internacional que lleva ayuda a lugares que hayan sufrido desastres naturales o conflictos armados, y que ahora se han hecho presentes en el conflicto entre Israel y Hamas.

Palestinos que resultaron heridos por fuego israelí mientras esperaban ayuda, según funcionarios de salud, yacen en camas del hospital Al Shifa, el 1 de marzo de 2024. Foto: Reuters

“Una mañana llegué al hospital de Al-Aqsa alrededor de las 8.30 de la mañana. Cuando llegué, la morgue estaba llena de cadáveres de los bombardeos de la noche anterior. Los pasillos estaban llenos de pacientes doloridos que esperaban tratamiento, y los médicos tenían que elegir entre priorizar a pacientes con traumas físicos o a los que necesitaban tratamiento por desnutrición”, relató Christopher Lockyear, secretario general de MSF Internacional, quien estuvo en la Franja a fines de marzo, hace solo semanas.

Desde el cuartel general del organismo, en Suiza, el secretario general junto a Marie-Aure Perrault Revial, quien trabajó como coordinadora de emergencias en Gaza, y Amber Alayyan, directora adjunta de programas para Medio Oriente, aprovecharon para hacer un llamado al cese al fuego y a respetar a los trabajadores humanitarios a pocos días de la tragedia de World Central Kitchen, donde siete colaboradores de la ONG dedicada a la entrega de alimentos murieron a manos del Ejército israelí por error, según señalaron las Fuerzas Armadas más conocidas como las IDF.

Problema estructural

“Desde el comienzo de esta guerra, casi 200 trabajadores humanitarios han sido asesinados, entre ellos cinco miembros del personal de MSF. Muchos de estos trabajadores humanitarios fueron asesinados mientras atendían a pacientes o se refugiaban con sus familias. Llevamos semanas diciéndolo: este patrón de ataques, o es intencionado, o indica una incompetencia imprudente”, señaló al respecto Christopher Lockyear.

Y añadió: “No solo pone de manifiesto el fracaso de las medidas para terminar el conflicto, sino la inutilidad de estas medidas en una guerra que se libra sin reglas. Que se permita que se produzcan estos ataques contra trabajadores humanitarios es una opción política”.

La situación con los organismos humanitarios ocurre en medio de una escalada en la presión internacional hacia Israel. Primero fue la Corte Internacional de Justicia, la que, ante el reclamo de que se estaba cometiendo un supuesto genocidio en el enclave, llamó a Israel a tomar “medidas inmediatas y efectivas” para proteger a la población palestina. Luego llegó una inédita resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el que pidió un alto el fuego inmediato en Gaza.

Palestinos observan el lugar de un ataque israelí contra una casa, en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 4 de abril de 2024. Foto: Reuters

El antecedente guarda el nivel de novedoso porque Estados Unidos, aliado histórico de Israel, se abstuvo y no vetó la moción, a diferencia de las ocasiones anteriores en que se votó dicha idea. Este jueves, sin embargo, la postura norteamericana volvió a quedar patente luego de que el Presidente Joe Biden asegurara que, durante un llamado telefónico con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, le advirtió que el futuro apoyo de su país estará condicionado a la implementación de medidas que aseguren la protección de la población civil y las organizaciones humanitarias.

Mediante un comunicado, la Casa Blanca dijo que se le pidió a Netanyahu que tomara todas las medidas necesarias “para hacer frente a los daños a la población civil, el sufrimiento humanitario y la seguridad de los trabajadores humanitarios”, y Biden “dejó claro que la política de Estados Unidos con respecto a Gaza estará determinada por nuestra evaluación de la actuación inmediata de Israel en relación con estas medidas”.

Para Lockyear, “los trabajadores humanitarios están protegidos. Sin peros. No aceptamos la narrativa de incidentes lamentables. No la aceptamos porque lo ocurrido en la World Central Kitchen y en los convoyes y refugios de MSF forma parte del mismo patrón de ataques deliberados contra personal humanitario, trabajadores sanitarios, periodistas, personal de la ONU, escuelas y hogares”. Y añadió que esperan “algo más que excusas de Israel, y algo más que la condena de sus aliados (...). Todos los Estados que apoyan a Israel en estas circunstancias son cómplices morales y políticos”.

Vehículo dañado donde los empleados de la ONG World Central Kitchen, incluidos extranjeros, murieron en un ataque aéreo israelí. Foto: Reuters

Marie-Aure Perrault Revial, quien también estuvo en la Franja, añadió a la discusión que, si bien hay más agentes humanitarios que cuando visitó el lugar en noviembre pasado, el acceso a la asistencia de salud es menor. Y, al mismo tiempo, las condiciones han empeorado para quienes van a asistir a la población.

“Todas las garantías habituales que pretendemos obtener en un entorno de conflicto, y que esperábamos obtener y establecer en noviembre, han resultado ser inadecuadas, irrelevantes, y a estas alturas tenemos múltiples ejemplos trágicos que demuestran que no existe un espacio seguro para que los trabajadores humanitarios trabajen en Gaza”, explicó durante la conferencia de prensa en la que participó La Tercera.

El secretario general de Médicos Sin Fronteras habla con un padre y su hijo que acudieron al centro de MSF en Al Mawasi porque el niño de 6 años tiene una pierna herida. Foto: Médicos Sin Fronteras

Establecimientos enteros han sido clausurados, explicó. “Todas las instalaciones sanitarias en las que trabajé personalmente, en noviembre y diciembre, han tenido que ser evacuadas. Pudimos reanudar las operaciones en algunos, mientras que otros, incluidos tres centros de atención primaria y el Hospital Nasser de Khan Yunis, siguen siendo inaccesibles”.

Otro aspecto a considerar es el estado de la salud mental, no solo del personal humanitario, sino que también el de los ciudadanos gazatíes. “El terrible impacto de esta guerra en la salud mental de la población dejará traumas para las generaciones venideras. El día que entré de nuevo en Gaza, en febrero, conocí a una de nuestras colaboradoras, una psicóloga. Acababa de volver al trabajo, pocos días después de haber perdido a ocho miembros de su familia. Con los ojos llenos de lágrimas, había vuelto al trabajo. Quería seguir ayudando. Ayudar a la generación de huérfanos discapacitados y traumatizados que está creando esta guerra”, se lamentó Perrault Revial.

Niños y embarazadas

Un punto que tiene menor cobertura mediática, pero que los expertos de MSF advierten que será un problema mayor a futuro, es el que refiere a los niños huérfanos y amputados, así como a mujeres embarazadas y las madres recientes.

Aquí, la inminente hambruna advertida por expertos de la ONU y Estados Unidos se solapa con el precario sistema de salud en el enclave. Así lo cree Amber Alayyan, directora adjunta de programas para Medio Oriente.

“Las mujeres no tienen suficiente alimento para producir leche por sí mismas, lo que pone a los bebés en riesgo de desnutrición. Para poder amamantar, tienes que estar nutrida”, explicó. La alternativa, en caso de no tener leche materna, sería el utilizar leche de fórmula. “Pero para usarla tienes que tener agua limpia. Y ni la leche ni el agua están disponibles en Gaza ahora mismo”.

En la misma línea, Marie-Aure Perrault Revial relató que “las mujeres embarazadas son dadas de alta una o dos horas después de los partos. Esencialmente, tan pronto como pueden caminar después de una cesárea”, añadió. “Nos vemos obligados a cambiar camas de traumatología por camas de desnutrición. Esta situación, la falta de comida, no estaba en el espectro de Gaza antes de la guerra”.

Palestinos inspeccionan los daños en el hospital Al Shifa después de que las fuerzas israelíes se retiraron del recinto y el área circundante luego de una operación de dos semanas, en Ciudad de Gaza, el 1 de abril de 2024. Foto: Reuters

Sobre el sistema de salud de la Franja, Alayyan dijo que si bien “el sistema sanitario de Gaza antes de la guerra no era perfecto, pero era bastante sólido y mejoraba día a día”, ahora han presenciado “una destrucción sistemática y deliberada del sistema de salud de Gaza. Lo que vemos tendrá repercusiones no solo ahora, sino durante muchos años, si no décadas”.

La debacle también es a futuro. Si bien las dos expertas denunciaron que han visto de primera fuente “niños tiroteados por francotiradores” o “heridas de bala en niños causadas por drones con armas”, el mayor de los problemas se da tras los bombardeos, donde aplastamientos, imputaciones y quemaduras son la tónica entre menores y mayores de edad.

“El 99% de las heridas que vemos en nuestro hospital del sur de Gaza y Rafah son explosivas. Esto significa que los pacientes, los civiles, están en edificios o en tiendas de campaña. Las bombas impactan en sus casas. Caen bajo los escombros. Y después empiezan los incendios. Así que lo que sucede es que hay lesiones por aplastamiento en el abdomen, en el tórax. Hay que amputar piernas y brazos”, aseveró Amber Alayyan.

Para la miembro de MSF, “el problema es que ningún sistema sanitario del mundo puede hacer frente al volumen de lesiones y a la clase de heridas y afecciones médicas que vemos a diario en Gaza”.

Mia, fisioterapeuta de MSF, realiza una sesión con un niño de 6 años en un centro de salud gestionado por MSF en Al Mawasi, en la Franja de Gaza. Foto: Médicos Sin Fronteras

La afección a niños llevó a que todo el personal hiciera parte de su lenguaje cotidiano un acrónimo del que antes pocos había escuchado: WCNSF, Wounded Child No Surviving Family, o Niño herido sin familia sobreviviente, en español.

“Si en diciembre, el acrónimo WCNSF era nuevo para todos nosotros, ahora es tan común que tenemos un procedimiento operativo estándar para ello. Justo antes de salir de Gaza, al servicio de urgencias de Al-Aqsa llegó una niña de siete meses envuelta en una manta de sobrevivencia y cubierta de sangre y orina. La noche anterior, toda su familia fue asesinada al ser atacada su casa a la hora de la cena. Ella se une al millar de WCNSF que ha creado esta guerra”, explicó Marie-Aure Perrault Revial.

La complementó Alayyan, quien planteó que las amputaciones “requerirán prótesis para las generaciones venideras durante los próximos cinco a 10 años como mínimo. Estamos hablando de la desaparición de todo un estatus socioeconómico, de todas las clases sociales, debido a las ramificaciones que supondrán estas amputaciones de emergencia”.

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