Amor y pan

pan

Nos pasamos un buen rato con esta pareja pensando en lo lindo y simbólico del hecho que se ganen el pan haciéndolo. Ahí solo partieron las comparaciones, porque, si bien el pan es simple y honesto tal como ellos tratan de llevar sus vidas, también puede ser entretenido, jugado y natural como el que hacen en Pan Mostacho, su emprendimiento. Por supuesto, también evoca calidez y hogar, algo que ellos han logrado.




Hace varios años ya, haciendo un taller, la dramaturga Claudia Hidalgo conoció a un actor que le contó una historia con ingredientes que le sonaron familiares: entorno tradicional, muchas horas de la infancia transcurridas en la cocina, con una abuela muy presente, verdaderas ansias de formar una familia, años de pololeo (incluso un matrimonio), la llegada de un hijo y junto a eso la necesidad de ser más honesto que nunca, de admitir algo que se había reprimido –muy probablemente– por temor a no encajar dentro del único modelo de familia que creían posible.

"¡Tengo un amigo al que le pasó lo mismo! Tienes que conocerlo", dijo Claudia Hidalgo a su nuevo amigo e hizo lo mismo con el que conocía de antes, también actor. Cuando Chile sea un país en que el matrimonio sea alcanzable para cualquiera que ama y tiene un proyecto de vida con otro u otra, es posible que Pierre Sauré se case con Álvaro Saavedra, después de todo el matrimonio igualitario es una deuda con muchos. Entonces Claudia debería hacer un brindis y contar sobre ese día en que los reunió y nunca más se separaron, hace ya siete años. "Fue increíble encontrar a alguien que tuviera una historia tan similar a la tuya, que entendiera lo que vivías cotidianamente", dicen Pierre y Álvaro ahora bajo un quitasol en el agradable patio de la tercera casa que comparten junto a Almendra (la hija de Álvaro, de 10 años) y Pascual (el hijo de Pierre de 8 años).

Fue otra amiga la que les dio el dato de la cabañita de barro en la comunidad ecológica de Peñalolén que ocuparon por primera vez como familia. Pascual aún usaba pañales. "Todo ahí nos llevó a vivir de una manera muy simple. Teníamos que reutilizar el agua, hicimos un huerto y un jardín precioso, tuvimos conejos y gallinas. Ahí los niños se hicieron hermanos. Ahí apareció el pan", recuerdan. Cada uno estaba en su trabajo relacionado al teatro o a la gestión cultural, pero Pierre siempre había querido emprender, primero con su compañía de teatro, luego con una editorial de dramaturgia que no prosperó.

El pan era algo que hacían tan naturalmente como recolectar los huevos de las gallinas, pero a sus conocidos les gustaba tanto que no dejaban de decirles 'deberían venderlo'. "Álvaro es muy talentoso, empezó a hacer croissants y cosas supersofisticadas. Él nos introdujo en la masa madre. Yo seguí haciendo pancito amasado muy rustico. Álvaro es el que sabe más de cocina", cuenta Pierre de los orígenes de Pan Mostacho, la exitosa panadería que tienen en Providencia. "Levantar nuestra empresa fue un gran sacrificio al principio. Te podemos contar detalles como los niños durmiendo sobre los sacos de harina. La Claudia (la ex mujer de Pierre) y mi mamá nos ayudaron mucho, pero a veces no teníamos con quién dejarlos. Uno de los dos se tenía que levantar a la 2 de la mañana a abrir la panadería, el otro iba a dejar a los niños al colegio. Hemos tenido que ser muy unidos para poder tener esta familia y para darle la vida que queremos".

Cuando la panadería comenzó a andar necesitaron una ubicación más urbana, dejar de depender del auto. Se cambiaron a otra casa y posteriormente a la que ocupan hoy en Las Condes."Pascual me dice papá a mí y a Álvaro le dice 'Alvi'. La 'Alme' le dice papá a Álvaro y a mí me dice Pierre. Pero cuando hablan de nosotros dicen los papás", explica Pierre.

"Sí, somos los papás", completa Álvaro

Los niños no recuerdan otras circunstancias que no sean estas: los papás esperando afuera del colegio, los papás disfrazados para jugar con ellos, los papás y Pepé (el perro) en la plaza, los papás haciendo pan, todos comiendo juntos siempre. "Las mamás de los dos están superpresentes. Si la Claudia quiere pasar tiempo con Pascual se lleva también a la Almendra, por ejemplo. Jamás ha sido un tema con sus amigos o con los padres de ellos. Sus compañeros vienen a la casa y nunca una mamá ha dicho algo negativo. Vienen a buscarlos y se quedan a tomar té con nosotros", dice Pierre.

"Estamos muy agradecidos porque nunca hemos sufrido de bullying ni de discriminación. Creo que los niños están súper blindados, lo conversamos en el auto camino al colegio. Ellos saben cuál es su historia y que nadie tiene derecho a cuestionarla", concluye Álvaro. panmostacho.cl @panmostacho

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Ideas que inspiran. Padres, niños y un perro en un entorno pensado para disfrutarse unos a otros, el mayor tiempo posible.

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