Las mujeres, en particular, se enfrentan a restricciones más estrictas bajo el nuevo gobierno de Afganistán.
Sune Engel Rasmussen y Margherita Stancati/The Wall Street Journal
6 abr 2022 08:50 PM
Las mujeres, en particular, se enfrentan a restricciones más estrictas bajo el nuevo gobierno de Afganistán.
El grupo insurgente tomó Kabul el 15 de agosto de 2021 y, pese a las declaraciones de apertura de un comienzo, se han reducido drásticamente los derechos de las mujeres.
"Hago un llamado a ayudar al pueblo de Afganistán para proteger los derechos de la mujer. No permitan que las mujeres vuelvan a ser encerradas en sus casas y que las niñas sean vendidas por un pedazo de pan", señala en conversación con La Tercera la activista afgana Aliya Kazimi.
En un comunicado publicado en sus canales de Telegram, la organización yihadista aseguró que “los soldados del califato hicieron explotar una bomba en una instalación eléctrica en Kabul” para dañar el suministro de energía. La capital afgana quedó a oscuras después de que esta explosión afectara una línea de alta tensión.
Mawlawi Zubair Mutmaeen es uno de los miles de excombatientes arrojados a trabajos mundanos mientras el nuevo gobierno lucha por mantenerse en pie.
Los nuevos gobernantes del país y la filial regional del Estado Islámico se han enfrentado en varias ocasiones, mientras que los talibanes buscan solidificar el control.
"Si le cortas la mano a una persona, no volverá a cometer el mismo crimen. La gente ahora es corrupta, extorsiona a otros, acepta sobornos", defendió el ministro de Prisiones, Nooruddin Turabi. El regreso de los "tribunales de la sombra" permitirá reanudar una serie de prácticas que habían sido erradicadas por los gobiernos civiles afganos.
En una entrevista con el diario Financial Times, el enviado norteamericano para liderar las conversaciones con los insurgentes, Zalmay Khalilzad, dijo que la huida del Presidente afgano, Ashraf Ghani, del país echó por tierra un pacto con el movimiento fundamentalista.
Los nuevos gobernantes de Afganistán omiten a otras fuerzas políticas y mujeres, dando un puesto de alto rango al líder de un grupo vinculado a Al Qaeda.
Los insurgentes aseguraron que ya controlaban todo Afganistán, aunque el líder de la oposición llamó a un levantamiento y a la resistencia. Teherán, por su parte, criticó el avance de los talibanes hacia la provincia de Panjshir.
La orquesta femenina del país, bautizada como Zohra, en honor a la diosa persa de la música, fue acallada apenas los talibanes se tomaron el poder. Estaba compuesta principalmente por niñas y mujeres de un orfanato de Kabul de entre 13 y 20 años. Varias de ellas tuvieron que quemar sus instrumentos y registros para evitar la muerte.
Refugiados que huyeron de Kabul a la carrera, tildados de traidores, temen por la vida de los familiares que se quedaron; militares españoles cuya labor de años en la zona ha sido demolida en 10 minutos, y miembros de los centros de acogida que tratan de dibujar esperanza en las vidas abruptamente rotas de los evacuados. Actores al otro lado del regreso de los talibanes.
La manifestación se realizó un día después de la protesta registrada en la ciudad de Herat por el mismo asunto, mientras los insurgentes continúan esbozando su ejecutivo.
"Estoy atrapado en casa y no puedo salir porque tengo mucho miedo a los talibanes", dijo Murtaza Ahmadi, de 10 años, quien pertenece a una etnia perseguida por los insurgentes.