Una especie en extinción

GOLDEN STATE

Los pívots grandes pierden protagonismo en la liga. Los equipos presciden de los denominados gigantes haciéndoles espacio a los tiradores perimetrales.



La NBA nunca se ha quedado quieta en términos de evolución. Desde su creación se han propagado distintos estilos de juego e innovaciones tácticas, muchas veces derivadas de modificaciones en el reglamento. Por ejemplo, la implementación de la línea de tres puntos en 1979, la que trajo el diseño de nuevos sistemas ofensivos y, por ende, el reajuste de las defensas para adaptarse al cambio. Sin el invento de la medialuna hoy no existirían los especialistas tripleros que hoy abundan en la liga.

Una cuestión de altura

Continuando esa línea evolutiva, en el último lustro se ha extendido en la liga y han tenido éxito los equipos que bajan la estatura de su quinteto titular. El gran exponente han sido los Golden State Warriors, que no solo han ganado tres anillos en cuatro años por tener una gran base de talento, sino por llevar a la perfección su estilo de muchas posesiones, ritmo vertiginoso y explotación del triple. Una de las claves ha sido quitar de la titularidad a un interno, para suplirlo con un hombre que sepa tirar a distancia y jugar en el perímetro. El juntar a la vez a Steph Curry, Kevin Durant, Klay Thompson y Andre Iguodala junto a Draymond Green; el denominado small ball. La tendencia la han llevado a otro nivel los Warriors, pero tanto el Miami Heat como los San Antonio Spurs ya tuvieron éxito al comienzo de la década. Los de Florida dándole el papel de centro a un clásico ala pivot como Chris Bosh; y los texanos rodeando a Tim Duncan de una retahíla de tiradores y jugadores con capacidad de manejar el balón, con el comodín de Boris Diaw, el falso 4, un interno muy dúctil que podía ocupar hasta cuatro posiciones distintas.

Este estilo va de la mano con la progresiva pérdida de centímetros del prototipo de jugador en la liga estadounidense. La altura ha sido siempre una buena herramienta para medir la evolución del juego y revisando algunos datos se percibe el efecto que este factor está teniendo en la conformación de los equipos y el estilo que predomina.

La diferencia de altura entre internos y guardias nunca fue menor que ahora, al punto de que a los pívts se les pide cada vez más el dominio del tiro exterior. Los hombres altos han experimentado una drástica variación en sus lanzamientos, alejándose de la pintura. Entre 2011 y 2018, estos aumentaron sus intentos de triple en un 327%. Por eso, hoy dominan la liga jugadores que se encuentran entre el 1.90 y los 2.06. Y por contraparte, gente como Hassan Whiteside, un pívot imponente pero con poco juego exterior, enfrenta el ostracismo en la banca de Miami.

Las últimas camadas de selecciones del draft también han perdido altura, donde los internos en su año debut son cada vez menos fuertes y se orientan hacia un juego más perimetral. Incluso, la altura la están poniendo los jugadores que llegan desde el extranjero. El último arquetipo de este paradigma es Luka Doncic, que en sus primeros meses en los Dallas Mavericks está generando un impacto por su versatilidad pese a sus 2.01 metros de estatura.

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