Elecciones PS: la disidencia de Espinoza y otros ruidos que amenazan el pacto de Vodanovic y Escalona

19.01.18 FACHADA Y LOGO, PARTIDO SOCIALISTA. PARIS 873 FOTOS:SEBASTIAN BROGCA/LA TERCERA

Críticas ha suscitado el entendimiento entre el Tercerismo y Nueva Izquierda para presidir el próximo período del PS. Dentro del mismo sector de Paulina Vodanovic -quien tiene la primera opción para presidir la tienda- han calificado de "acuerdo cupular" las tratativas de la exsubsecretaria de FF.AA. con el extimonel PS, que dejaría a este en la secretaría general. También genera ruido la eventual presencia en la directiva de Eduardo Bermúdez, excolaborador del exalcalde de San Ramón Miguel Ángel Aguilera.


Aún sin fecha para la instalación del nuevo comité central, instancia de la que emanará la futura presidencia del PS, la facción interna denominada Tercerismo -cuya abanderada más probable para encabezar el partido es la abogada Paulina Vodanovic- se reunió este miércoles en forma telemática.

La idea del encuentro era apaciguar los ánimos y aclarar inquietudes por el acuerdo que sellaron Vodanovic (exsubsecretaria de FF.AA. y expresidenta de la fundación de Michelle Bachelet, Horizonte Ciudadano) y Camilo Escalona, quien lidera el “lote” Nueva Izquierda, para integrar la nueva directiva del partido.

El entendimiento, al que se sumó el grupo de la Renovación, pasaba por otorgar la presidencia socialista a Vodanovic, mientras que Escalona se quedaría con la secretaría general, en el segundo cargo en la jerarquía partidaria.

En las pasadas elecciones del PS, la exsubsecretaria logró la primera mayoría, con 2.521 votos. Mientras que Escalona, en un segundo lugar, se posicionó con 2.006 respaldos. En tercera ubicación quedó el senador Alfonso de Urresti, quien era la carta a presidente del sector Grandes Alamedas, con 1.536 sufragios.

Con ese escenario, y al tener los socialistas un método de elección de mesa indirecto, Vodanovic asomó como la candidata natural para presidir la tienda de París 873. Si bien el pacto entre sectores -en teoría- aseguraba al menos 60 de 110 votos en el comité central, en los últimos días se han intensificado los ruidos que amenazan la asunción de la nueva directiva.

De hecho, un factor que tensionaba era la cautela de Grandes Alamedas -la tercera fuerza interna del partido, pero también la que tiene la mayor cantidad de parlamentarios-, ya que esa facción prefirió poner en suspenso su participación dentro de ese acuerdo de gobernabilidad.

La rivalidad Espinoza-Escalona y el factor Bermúdez

Quien ha manifestado su disconformidad dentro del Tercerismo (facción a la que pertenece también el presidente del Senado, Álvaro Elizalde) es el senador Fidel Espinoza, quien será parte del comité central que elegirá a la nueva directiva, probablemente en una sesión de instalación que se realizaría el 18 de junio.

En la interna socialista, el caudillo de la Región de Los Lagos y uno de los referentes del Tercerismo habría calificado -según militantes- como un “acuerdo cupular” las tratativas entre Vodanovic y Escalona.

“La conformación de la mesa es un proceso colectivo donde intervienen también los delegados regionales y no solamente el tercio de delegados a nivel nacional”, explica otro dirigente socialista, que integrará el futuro comité central.

No obstante, la manera de configurar la mesa únicamente con representantes nacionales es vista con molestia entre los delegados de regiones, advierten algunos dirigentes que comparten la cautela de Grandes Alamedas y el senador Espinoza.

De hecho, algunos interpretan el desmarque interno de Espinoza como una señal de “brazos caídos” para no permitir que la dupla de Vodanovic y Escalona tome el control de la colectividad.

Sin embargo, la eventual disidencia del senador -quien, según otras versiones, en la reunión del Tercerismo se habría allanado a deponer su oposición- arrastraría a otros dos miembros del comité central. Ello podría dejar el pacto de Vodanovic y Escalona al borde del naufragio.

En la colectividad rememoran que Espinoza en un momento fue aliado de Escalona. De hecho, fue uno de sus puntales en la elección parlamentaria de 2005, que le permitió a Escalona llegar al Senado en representación de Los Lagos. Entonces Espinoza era diputado por la zona.

No obstante, la amistad se rompió por diferencias políticas y el mismo cupo senatorial, que Espinoza siempre pretendió. Esa aspiración recién la pudo cumplir en las últimas elecciones de 2021.

Otro factor más transversal que tensiona la conformación de la nueva directiva es la eventual presencia de Eduardo Bermúdez, exjefe de gabinete del exalcalde de San Ramón Miguel Ángel Aguilera, quien también es parte del Tercerismo.

El excolaborador del destituido jefe comunal quedó detrás del senador De Urresti, con 1.120 votos. Su quinto lugar en las preferencias lo posiciona para integrar, al menos, una de las vicepresidencias de la mesa ejecutiva. Sin embargo, existe una marcada resistencia a que Bermúdez se integre por su pasado vínculo con Aguilera.

El tema, de hecho, ha sido discutido ampliamente entre los parlamentarios PS. El subjefe de los diputados, Tomás de Rementería (cercano a Grandes Alamedas) dice que “debe haber un acuerdo entre quienes se posicionen para ocupar los cargos de la mesa que señale que nadie que tenga relación en municipios cuestionados por temas ligados a narcotráfico tenga ningún cargo ejecutivo. La inmensa mayoría de los parlamentarios lo hemos conversado así”.

“Hemos puesto como condición que el señor Bermúdez no puede estar en ninguna instancia partidaria más allá del comité central, porque fue jefe de gabinete del narcotraficante Aguilera. No vamos a apoyar a quien le dé espacio al señor Bermúdez”, dijo hace algunos días el diputado PS Jaime Naranjo, quien era parte de la lista disidente y también fue elegido para formar parte del comité central.

Desde el Colectivo Socialista, el diputado Leonardo Soto -quien también integrará el próximo comité central- apunta a que “el PS se renueva como proyecto político, como colectividad, o se muere. Esto yo lo he dicho en asambleas: tenemos deber y obligación de renovar nuestro proyecto político y eso significa renovación profunda. No solo rostros, sino de lo que proponemos a la sociedad chilena. A mí no me gusta cómo se ha ido armando el ‘preacuerdo’, lejano a las decisiones políticas más importantes del PS para el período. Hay que poner en debate y en tensión la necesidad de hacer una renovación política profunda”.

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