Adriana Urrutia, presidenta de la Asociación Civil Transparencia de Perú: “No tenemos evidencia de un fraude electoral sistemático”

Simpatizantes de la candidata presidencial Keiko Fujimori protestan por presunto fraude electoral fuera del sitio del escrutinio en Lima, Perú.

La politóloga peruana señala que para la tercera reelección de Alberto Fujimori, en el año 2000, "la Asociación Civil Transparencia presentó un reporte sobre algunos indicios que nos llevaban a pensar en un fraude sistemático”.


Ante la ausencia aún de resultados finales, simpatizantes de Fuerza Popular (FP) y de Perú Libre llegaron ayer hasta las afueras de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe) para esperar y “resguardar” el fin del conteo oficial de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que enfrentan a la derechista Keiko Fujimori y al izquierdista Pedro Castillo.

Con un 98% de las actas procesadas, Castillo se mantiene con una ligera ventaja de 50,2% frente a un 49,7% de Fujimori. Los ánimos se han agitado entre las denuncias de “fraude sistémico”. En ese escenario, Adriana Urrutia, politóloga peruana y presidenta de la Asociación Civil Transparencia, señala en conversación con La Tercera que en la historia electoral peruana “en el año 2000, para la tercera reelección de Alberto Fujimori, la Asociación Civil Transparencia presentó un reporte ese año sobre algunos indicios que nos llevaban a pensar en un fraude sistemático”.

Una simpatizante se sienta junto a una pancarta que promueve al candidato presidencial Pedro Castillo cerca de un sitio de escrutinio, en Lima.

¿Cómo evalúa la Asociación Civil Transparencia las elecciones del domingo?

Nosotros observamos elecciones desde hace 26 años. El día domingo hemos continuado con esa labor desplegando 1.400 observadores a nivel nacional, en 186 locales de votación. No sólo a nivel nacional, sino que también hemos tenido a nivel internacional, en ciudades como Barcelona, Madrid, entre otras. Lo que hemos podido observar durante la jornada electoral fue el correcto desarrollo de la jornada. A las nueve y media de la mañana, más del 75% de las mesas estaban instaladas y para el mediodía era del 100%. La gran mayoría de los locales cumplía con los protocolos sanitarios y había facilidades para acceso de personas con discapacidad. También es importante señalar que sólo hemos observado que en menos del 10% de locales había propaganda política.

La candidata de Fuerza Popular (FP), Keiko Fujimori, acusó un “fraude sistemático”. ¿Cómo ven ustedes las denuncias que se dan?

Lo primero que hay que señalar es que Fuerza Popular en la conferencia de prensa presentó un conjunto de casos que es necesario hacer llegar a las autoridades competentes para que ellas puedan investigar la información y responder con objetividad para esclarecer los sucesos ocurridos, pero en ningún caso se trata de un fraude sistemático. No tenemos evidencia de la sistematicidad de los hechos. Por tanto, lo que hay que hacer es esperar con calma los resultados y también las indagaciones de las autoridades electorales. La utilización del #Fraudemesa corresponde a otra voluntad, entonces se ha pedido que tenga mucho cuidado y ya diferentes actores están siguiendo la línea de que no podemos hablar de un fraude sistemático.

Tanto el partido Perú Libre como Fuerza Popular han hecho hincapié en las actas observadas. Para entender el proceso electoral peruano, ¿qué significan las actas impugnadas?

En Perú existe la figura de los miembros de mesa que son tres, que en el aula de votación representan a la autoridad electoral. Yo misma fui presidenta de mesa el domingo. Además, se permite que estén presentes los personeros de los diferentes partidos políticos, que son los representantes, supervisan y acompañan el correcto desarrollo de la jornada electoral. Hay tres momentos en la jornada de votación: la instalación de la mesa, el sufragio en sí mismo y el escrutinio. Por cada uno de estos momentos hay un acta, y si los personeros están presentes todo el tiempo tienen derecho a firmar las actas. En las acusaciones que ha habido se ha mencionado, por ejemplo, que había personeros o representantes de ambos partidos que tenían cédulas en las manos. Cuando culmina el sufragio, lo que se hace es contar el número de cédulas de votación y corroborar que cada cédula tenga la firma del presidente o la presidenta de mesa y que coincida con la lista de electores. Una vez que se termina esa confirmación de que tenemos el número de cédulas equivalente al número de electores, en ese momento es que se firma el acta de sufragio. Si las cifras no corresponden con el número de electores o si alguna cédula no tiene la firma, se debe reportar la irregularidad. En el Perú, las cédulas de votación se solicita que se rompan una vez llenada el acta de sufragio y lacrada. O sea, uno suma todo y llena el acta de resultados, que son cinco copias: una para los jurados electorales especiales, para la Onpe, para el Jurado Nacional de Elecciones, entre otros. Una vez que termina esto, se solicita que se rompan las cédulas de sufragio y se pongan en una bolsa que dice ‘restos electorales’. Entonces no se puede revisar solo por cédula, porque las cédulas ya no existen más, y por eso es que lo que se busca revisar o replantear son las actas.

Partidarios de la candidata presidencial Keiko Fujimori protestan cerca de un sitio de recuento de boletas que alega fraude electoral, en Lima.

¿Qué ocurre con las actas?

Las actas son procesadas por una máquina y a veces pueden tener errores, como no reconocer algunos números y que sea ilegible, incompleto o con error de material. Eso hay que verlo y trabajarlo, porque aunque es automático, hay límites en la automatización.

En la historia electoral de Perú, ¿hay alguna elección que haya sido definida por las actas impugnadas o siempre son una minoría que no impacta el resultado final?

Aunque sean pocos, voto a voto se gana la elección y es lo que hemos estado señalando.

¿Ha habido en el pasado casos similares de denuncia de “fraude sistemático”?

En el año 2000, para la tercera reelección de Alberto Fujimori, desde la Asociación Civil Transparencia presentaron un reporte ese año sobre algunos indicios que nos llevaban a pensar en un fraude sistemático. Anecdóticamente, en esa época Transparencia hacía conteo rápido y cortaron la luz de la asociación.

¿Cuál cree que será el impacto de las fake news?

Sin duda, las noticias falsas incrementan la tensión en el ambiente y desorientan a los ciudadanos. Nosotros hacemos un llamado a cada ciudadano a ejercer también su ciudadanía de manera responsable, es decir, no compartir cualquier información que no sepamos la fuente. Hasta ahora ha circulado de todo, audios pidiendo a abogados que se presenten ante autoridades electorales, de supuesta gente que trabaja en el Jurado Nacional de Elecciones hablando de fraude. Todo eso contribuye a generar corrientes de opinión y el riesgo es que no confiemos en el proceso electoral y, por ende, perdamos legitimidad en democracia.

Partidarios del candidato presidencial Pedro Castillo se sientan detrás de la bandera nacional de Perú, en Lima

¿Cómo se podría resolver este balotaje tan estrecho?

Hay que esperar con calma los resultados oficiales, que van a demorar en llegar. Estamos viendo incluso que hay votos que dentro del Perú no han terminado de llegar a algunas regiones y faltan los resultados del exterior. Es un complejo proceso logístico que deberá seguir sus plazos y ya ambos candidatos han señalado la voluntad de respetar los resultados oficiales. Esperemos que hagan honor a su palabra y que podamos llevar a cabo la transición que corresponde como país.

¿Qué viene para Perú en unas elecciones tan polarizadas?

Viene una compleja sobrevivencia democrática. Por un lado, la necesidad de generar condiciones para la gobernabilidad, lo que implica tender puentes políticos, tanto desde el Ejecutivo con otras fuerzas políticas, como entre el gobierno y el Legislativo, que es donde van a estar las principales fuerzas de oposición. Garantizar la gobernabilidad, porque lo que se requiere es que quien asuma el liderazgo del país nos haga salir de esta crisis. Perú es uno de los países más afectados del mundo por el Covid-19. Hemos llegado a esa cifra con un sistema de salud que ha colapsado, servicios de protección social que no protegen a las zonas, la desigualdad en el acceso a servicios, pero también a derechos. La agenda que nos deja la crisis es clara, y esperamos que los gobernantes estén a la altura de la situación para resolverla y sacar el país adelante.

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