Tom Jones en Chile: el don de la voz dorada

Tom Jones en Chile: el don de la voz dorada FOTOS: Pedro Rodríguez

Su nueva visita fue una clase sobre cómo sobrellevar con gracia el pasado, enfrentar el presente, y proyectar su experiencia fenomenal como artista de primera línea de categoría mundial por siete décadas.


Uma Thurman y John Travolta asoman instantáneamente en la memoria mientras se escucha de fondo You never can tell de Chuck Berry, la pieza que bailaron para siempre en Pulp Fiction (1994). El Movistar Arena está repleto la noche del jueves a la espera de Tom Jones, con un listado de canciones por los altoparlantes que delata los gustos del Tigre de Gales por los pioneros del rock & roll como Buddy Holly y Del Shannon. La pantalla luce su imagen congelada tal como está hoy, sin ningún guiño a la época en que encarnaba un símbolo sexual, más el nombre de la gira bautizada como Ages & stages tour.

11 DE ABRIL 2024 TOM JONES EN MOVISTAR ARENA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

El recinto se oscurece y aparece la estrella internacional que brilla en el pop desde mediados de los 60. Se sienta en un taburete, emerge la melodía de un piano y comienza a cantar I’m growing old, una de las piezas nucleares de Surrounded by time, su excelente álbum de 2021. Es un relato autobiográfico magnífico de pasajes estremecedores. Su esposa Linda Rose Woodward, fallecida de cáncer en 2016, le hizo prometer que seguiría en la música.

“Me estoy adormeciendo en mi silla

Y ya no reflexiono sobre la vida

Y aunque guardo un mechón de pelo

Rara vez sueño con mi esposa”

Not dark yet, original de Bob Dylan, se alza rockera, épica y reluciente, pero es evidente que el público no la reconoce aunque se lleva el aplauso por la voz firme, recia y melódica de Jones -como una caricia-, y el oficio aplastante de la banda. “Es bueno estar de regreso otra vez en Santiago”, comenta y hace recuerdos de una canción grabada en noviembre de 1964, nada menos que el clásico It’s not unusual, también ligada al cine por siempre en la escena final de Mars attack (1996), con el mismísimo Tom sosteniendo un águila. La versión marca una de las pistas de la noche: las canciones se acomodan, ofrecen variables en los arreglos, no se desdibujan sino que adquieren otros colores. En este caso, ropajes de tumbadoras, guitarra acústica y acordeón. It ‘s not inusual se desprende así de su carga volcánica y gana en calidez.

11 DE ABRIL 2024 TOM JONES EN MOVISTAR ARENA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

Continúa con What ‘s new pussycat, otros de sus hits mayores, escrita por Burt Bacharach y Hal David, con el público plegado entusiasta en el estribillo. En la siguiente, The windmills of your mind, Jones cuenta que se trata de una composición de los 60, que no registró hasta este último álbum. Aunque carece de un gancho tradicional, resulta dramática y vocalmente desafiante.

Los clásicos regresaron con Sexbomb, uno de sus últimos éxitos planetarios de 1999, reconvertida en blues litúrgico, con un incendiario solo de guitarra como intro. El público aúlla con los primeros versos, en tanto Tom Jones nuevamente configura en un nuevo orden la canción, alterando su tonalidad y sentido. Trasluce inteligencia y elegancia en lo que hace. No pretende ser ajeno al paso del tiempo como Paul McCartney y Mick Jagger. Asume su edad y quién es, el carrete, las arrugas y las canas. Aún así, saltan chispas cuando alza la voz.

Luego presenta Popstar, compuesta por Cat Stevens, según revela, una historia con tintes de humor sobre convertirse en estrella de la canción. El listado de leyendas que aderezan sus relatos continúa con una historia que se remonta a 1965. En un viaje a Nueva York compró un álbum del pionero del rock & roll Jerry Lee Lewis, intrigado por su giro al country. Puso el vinilo en la habitación del hotel y se enamoró de Green green grass of home, una canción nostálgica sobre el primer hogar, plasmada con soberbia.

11 DE ABRIL 2024 TOM JONES EN MOVISTAR ARENA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

La galería de personajes citados por Tom Jones entre las canciones siguió al alza en espectacularidad incluyendo a Willie Nelson, aún activo a los 90 años, de quien interpretó la nostálgica y solemne Across the borderline, One more cup of coffee (valley below) de Bob Dylan y, por supuesto, su amistad genuina con Elvis Presley. Recordó la vez que coincidiendo en Las Vegas, el rey lo invitó a ver un show de Chuck Berry. “El verdadero rey del rock”, según Elvis.

Tom Jones siguió presentando sus últimas canciones como Talking reality television blues, un temazo electrizante sobre la historia de la industria televisiva contando la transmisión de la llegada a la Luna, el cable, MTV y la era reality; la litúrgica I won’t crumble with you if you fall, y el blues lisérgico Lazarus man. Las versiones también continuaron incluyendo Tower of song de Leonard Cohen (“nací con el don de una voz dorada”), You can leave your hat on de Joe Cocker con un cocimiento de guitarras stoniano y, por supuesto Kiss de Prince.

Su nueva visita fue una clase sobre cómo sobrellevar con gracia el pasado, enfrentar el presente, y proyectar su experiencia fenomenal como artista de primera línea de categoría mundial por siete décadas. Sigue siendo un símbolo, pero desde una perspectiva distinta. Hay sabiduría en lo que hace, con cuotas de nostalgia por un pasado magnífico, combinado a un talento que persiste creativo. El consejo de su esposa se cumplió a cabalidad.

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