Los Bunkers: “Ojalá no vuelvan a pasar otros 23 años para que una banda chilena llene el Nacional”

Los Bunkers: “Ojalá no vuelvan a pasar otros 23 años para que una banda chilena llene el Nacional”

La banda logró este fin de semana el hito de repletar por partida doble el coliseo de Ñuñoa, lo que sólo habían conseguido Los Prisioneros en 2001. En camarines, el quinteto recibe a Culto y comparte sus sensaciones: "Ojalá este sea un punto de inflexión para el rock chileno", estiman.


La noche del último sábado 27 de abril, un par de botellas de espumante quedaron esperando en algún rincón del Estadio Nacional. Parte del equipo de Los Bunkers las había llevado para festejar el primero de los dos conciertos que la banda daría en el recinto –el otro fue 24 horas después, el domingo 28-, una merecida celebración para un hito que ingresa a los almanaques del cancionero nacional.

Pero los músicos decidieron esperar. “Ahí quedaron esperando las botellas”, revela el guitarrista Mauricio Durán. “Había que ganárselas”, completa el bajista Gonzalo López.

Y se las ganaron: finalmente, la agrupación culminó el fin de semana ofreciendo dos colosales espectáculos en el coliseo de Ñuñoa, acumulando más de 100 mil personas y alcanzando el mismo hito conquistado por Los Prisioneros en 2001. Hace 23 años, esa fue la última vez que un artista nacional repletaba por partida doble el mayor espacio deportivo del país. Ambos shows fueron elogiados además por su majestuosidad técnica, por su acento emotivo y por los distintos momentos que regaló, desde una aparición de Guaripolo de 31 Minutos hasta un dueto virtual con Víctor Jara; desde cantar en el memorial dedicado a los prisioneros y los detenidos desaparecidos, hasta el uso de cinco pantallas que amplifican las virtudes como instrumentistas del conjunto.

El espumante, si es que se descorchó el domingo por la noche, estaba bien merecido.

Grupo y comunidad

Ahora, precisamente Los Bunkers están en las entrañas del Estadio Nacional ese mismo domingo 28, a sólo unos minutos de saltar a escena y de materializar el gran momento. En ellos aún fluye una sensibilidad de pandilla, de cofradía, de aún comportarse como amigos que rematan chistes antes que como músicos subordinados al guión promocional de una entrevista.

“Yo creo que eso es lo que valora la gente de nosotros, un espíritu de comunidad”, califica Mauricio Durán, como una manera de explicar la marea de seguidores –de casi todas las edades- que arribó el fin de semana al Nacional.

¿Pudieron tener alguna reflexión tras estos shows en torno a lo que provoca la música de ustedes en la gente que finalmente permite tener dos estadios repletos?

Gonzalo López: Es una de las cosas que nos hemos percatado a lo largo de la gira, la presencia de niños que llenan la primera fila, no ha habido concierto que eso no suceda. Sin duda, ha sido algo que nos ha llamado la atención de muy buena manera, que a los niños las canciones les hacen sentido. No sólo las canciones antiguas, sino que también nuestro nuevo disco que caló súper hondo en la fanaticada en general; es algo que valoramos mucho.

Francisco Durán: Yo creo que hay una explicación musical que tiene que ver con las canciones, con las melodías, con las letras, con la honestidad que hay detrás de nuestro trabajo, eso conecta con distintas generaciones. Y también puede haber cosas extramusicales, que cierta gente se vea identificada con la historia del grupo, con su recorrido, hay cosas que representan y van de la mano. Es un conjunto de cosas que suman.

Mauricio Durán: Incluso más allá de la historia, creo que la banda proyecta algo que a la gente le gusta ver en una banda y que tiene que ver con un espíritu de comunidad, un sentido de unión, creo que es algo que cuando ya estábamos tocando con Mauro (Basualto) lo traíamos. Pero el hecho de estar tocando con Mauro y que haya salido (en febrero por una enfermedad), y haya entrado Cancamusa a ocupar sus baquetas y tambores, creo que eso no se ha perdido, se mantiene esa imagen que nosotros tenemos de unidad, de que remamos todos para el mismo lado y que disfrutamos mucho como grupo de amigos, incluso antes de juntarnos a tocar. Eso es lo que la gente le gusta ver en una banda y se siente bien.

Álvaro López: Yo creo que las canciones, tanto lo que dicen con cómo suenan, conectan súper bien con cómo la gente se siente. Lo que la gente siente en su diario vivir, y eso por supuesto que la gente lo atesora como propio. Las canciones son parte de ellos.

-Sólo Los Prisioneros en 2001 lograron llenar dos veces el Nacional. ¿Con qué sensación se fueron a dormir luego de este hito?

Mauricio Durán: Yo creo que nos fuimos con una sensación de fortuna, de agradecimiento. La recepción del público, de haber venido al estadio y haber llenado estas dos noches, es como una sensación de agradecimiento, pero también de ajustar algunos detalles. Nos quisimos preparar bien.

Por ejemplo, el domingo nos levantamos súper temprano a probar sonido de nuevo en el estadio, que era una idea que no teníamos contemplada, no pensábamos venir, pero hubo cosas y detalles que dijimos: ‘vamos y arreglamos detalles para tocar mucho más tranquilos y disfrutar el concierto mucho más tranquilos’. Entonces fue como ‘tenemos que seguir concentrados y celebramos mañana domingo’.

Francisco Durán: La sensación la traíamos de antes de los conciertos, esos recorridos por lugares chicos, de que empezamos en lugares muy pequeños, obviamente viene a ser una respuesta de un trabajo colaborativo de muchos años. Y esto demuestra que todo es posible.

Mauricio Durán: ¡Ni una huevá! (se ríe).

Francisco Durán: Es verdad. Sería bonito que fuera un hito que se repitiera más seguido dentro de la industria musical, dentro del panorama de las bandas en Chile, es cosa de atreverse y tirarse a la piscina. Creo que fuimos muy ambiciosos también, en el buen sentido de la palabra, de armar un show que fuera completo, que tuviera hartos momentos, emociones para la gente. Y siento que la gente sí se fue con eso y se lo llevo.

-Cancamusa, para ti no estaba en los planes hasta febrero tocar en un Nacional con Los Bunkers. ¿Cómo quedaste de vivir algo que hasta hace poco era totalmente impredecible en tu vida?

Yo me quedé con la sensación de golazo. Sí, hubo cosas que tuvimos que ajustar y todos somos súper perfeccionistas, pero salió súper bien todo y la gente lo disfrutó mucho, eso se vio en todas las reacciones. Entonces, me quedé con una sensación muy satisfactoria.

-¿Cómo nace la idea de cantar en el memorial del Estadio Nacional?

Mauricio Durán: Nunca no estuvo la idea.

Gonzalo López: Entramos al Nacional y todos nos miramos así como…

Mauricio Durán: Teníamos muy claro que si tocábamos aquí, teníamos que hacer algo ahí. Entonces, era lógico que podía ser la parte acústica, también hasta el propio lugar te define el repertorio, hacer un check de ciertas canciones que son las más adecuadas para tocar ahí. No lo pensamos mucho, sabíamos que lo íbamos a hacer.

Álvaro López: Cuando hicimos la canción El detenido, fue incluida en un documental de Carmen Luz Parot, Estadio Nacional; nos caló hondo y el documental termina con la canción sonando y el Estadio Nacional en su totalidad. La conexión fue inmediata y obvia.

Francisco Durán: El resto fue ver si la técnica iba a ser posible, pero sí era una operación compleja.

Punto de inflexión

-¿Lanzarán un disco en vivo de esta experiencia?

Francisco Durán: No lo sabemos, veremos cómo quedan las canciones.

Mauricio Durán: Nos encantaría, se está grabando, pero vamos a revisar. A lo mejor decimos “¡qué maravilloso!” y luego al escuchar decimos “qué malos somos, cómo llenamos dos estadios” (se ríe).

-Incluyeron también en estos shows las tres canciones finales que cierran Barrio EstaciónEl mismo lugar, Tarde y Abril-. No las presentaban hace cerca de 15 años en vivo. ¿Por qué decidieron viajar a esos temas?

Francisco Durán: Son los tres temas que cierran Barrio estación, no lo habíamos presentado desde un show en la Plaza de Armas (2009), era un pendiente con nuestros fans más duros y ortodoxos. Y de la parte musical, en nuestros discos este tramo tiene un sentido de obra; entonces el lugar se prestaba para darse ese lujo.

Mauricio Durán: Creo que también hay algo muy bonito con eso. En shows como estos viene un público más general, que a lo mejor no va a otros shows, que tiene un acercamiento a la banda por sus hits; nos parecía que era un súper buen momento de mostrarles algo que no conocían.

-Llenar dos estadios, ¿reivindica de alguna forma a las bandas y en particular a las bandas de rock?

Álvaro López: No nos hacemos cargo de nada…

Mauricio Durán: Con suerte nos podemos hacer cargo de nosotros mismos…

Álvaro López: Ojalá que acá exista un punto de inflexión con respecto al momento actual del rock chileno y de las bandas, ojalá no vuelvan a pasar 23 años para que una banda logre subirse a un escenario como este aquí en Chile; no sé si será un cambio inmediato. No somos quiénes para hablar de esto, pero ojalá marque un punto de inflexión para el rock chileno.

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