¿Quién quiero que gane el Oscar a Mejor Película?

Un grupo compuesto por 15 críticos locales y extranjeros revela a Culto cuáles son sus títulos favoritos en la carrera por la principal categoría de los Premios de la Academia. Aunque Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo cuenta con amplia ventaja para imponerse en la ceremonia de este domingo (21:00 horas), los especialistas se decantan en su mayoría por Tár, Los Espíritus de la Isla y Los Fabelman.


*Pablo O. Scholz, editor jefe y crítico de Clarín Espectáculos

Mis películas favoritas de las diez candidatas al Premio de la Academia son Los espíritus de la isla, de Martin McDonagh, y Tár, de Todd Field. Los espíritus de la isla trata más que de la virilidad o la amistad entre dos hombres. Apunta a lo que uno puede perder cuando deja que una amistad se desvanezca, algo muy diferente a que si fuera una situación amorosa. En cuanto a las actuaciones, todas, absolutamente todas están estupendas, desde Colin Farrell (yo lo premiaría a él antes que a Austin Butler o Brendan Fraser) a Brendan Gleeson, pasando por todo el elenco, del cantinero al policía abusador de su hijo.

Tár tiene entre sus tantas virtudes retratar algo que no es común: el acoso por parte de una mujer a otra. También puede entenderse que el filme, que tiene a la directora de orquesta Lydia Tár en absolutamente todas sus escenas, toma ese asunto como uno de los muchos que hacen que la vida de la protagonista, la vida tanto personal como profesional, se derrumbe. Blanchett demuestra que puede interpretar a un mismo personaje de una manera que nos resulte tan odiosa como empática. Gran película que, presiento, va a ser subestimada por los votantes de la Academia de Hollywood.

Foto: © 2022 20th Century Studios All Rights Reserved.

*Hannah Strong, editora digital de Little White Lies

De las posibles ganadoras del Oscar a Mejor película de este año, mis favoritas personales son Los espíritus de la isla y Top Gun: Maverick. Estos filmes representan un tipo de realización cinematográfica muy diferente y, a principios del año pasado, jamás habría imaginado que la secuela de acción dirigida por Joseph Kosinski me causaría una impresión tan duradera. Pero la he visto seis veces en cines y creo que es una pieza apasionante de la realización de blockbusters. Un antídoto a ese gigante incoloro y demasiado complicado que es el Universo Cinematográfico de Marvel, para mí representa un triunfo técnico de la pantalla grande que demuestra que el cine popular no tiene por qué estar menos bien elaborado que los filmes “intelectuales”.

Por otro lado, Los espíritus de la isla es un asunto mucho más íntimo, impulsado por un cuarteto de increíbles actuaciones de Colin Farrell, Brendan Gleeson, Kelly Condon y Barry Keoghan. Perversamente divertido y melancólico, es un estudio penetrante de la masculinidad, los problemas de los pueblos chicos y la búsqueda de comunidad.

*Héctor Soto, crítico de cine de La Tercera

Solo hay dos realizaciones que rescato del montón en competencia a Mejor película: Tár y Los Fabelman. El resto me parece que está caro aun para el festival de la sandía.

Tár es de las cintas más originales que hemos visto en mucho tiempo. Tiene una puesta en escena impecable, una aproximación pocas veces vista al mundo de la música y una protagonista que no olvidaremos fácilmente: espléndida, perfectiva, doble, implacable, manipuladora, inteligente, autoritaria y paranoica. A su modo, Todd Field la entiende y no necesariamente la condena. De hecho, el personaje de Cate Blanchett está blindado por su narcisismo tanto contra la culpa como contra la redención. Este es un director que solo ha hecho tres largometrajes y las tres veces, digamos, ha roto la red.

Foto: Courtesy of Focus Features

Los Fabelman es una realización que viene de la más pura conciencia cinéfila de Spielberg. Pero no es un canto a sí mismo sino una profesión de fe y de cariño en el cine. La cinta, de inspiración abiertamente autobiográfica, no se sale ni por un minuto de los márgenes del relato clásico y, sin embargo, es una penetrante reflexión sobre las verdades que el cine puede descubrir y también sobre los misterios que no puede descifrar. Obra de madurez, de serenidad, de ajuste de cuentas, esta es una película no genial pero sí muy sólida de un realizador respetable que comienza a despedirse.

*Gregorio Belinchón, periodista de cine de El País

Todo en todas partes al mismo tiempo: Hay películas nacidas para agradar, y en el fondo, construidas también para las temporadas de premios. Como Shakespeare enamorado, Green Book o CODA. Pero Todo en todas partes al mismo tiempo se crea desde otro lado, desde la necesidad de contar una historia distinta. No es una obra de arte redonda, tiene borrones… pero al menos intenta algo distinto. Y eso es digno de aplaudir. Por eso tendría mi voto. Por eso, y porque coloca como protagonistas a personajes que serían los secundarios en dramas sociales, jamás en una comedia de ciencia ficción, porque asume nuevas narrativas… y porque que gane el Oscar principal una película con una secuencia en la que dos piedras se hablan será maravilloso.

Los espíritus de la isla: Martin McDonagh tiene momentos muy irritantes en su carrera, en otros olfatea como pocos los recovecos del alma humana. Aquí olfatea. Y encuentra un cuarteto fascinante como protagonista. Fascinante no por lo que les pasa, sino porque en realidad sirven de reflejo de lo que ha ocurrido y ocurrirá toda la vida en las relaciones humanas, especialmente en pueblos, aldeas remotas, en sitios en que el roce cotidiano acaba provocando reacciones virulentas. Como en esta Irlanda que resuena a España y que seguro resuena a Chile.

*Glenn Kenny, crítico de cine que escribe para The New York Times y RogerEbert.com

Tár: La más densa, la más sustantiva, la más furiosa, la más enigmática. Solíamos tener tres o cuatro películas al año que eran así de contundentes en los 70. Si tenemos suerte, ahora recibimos una de esas cada tres años.

Los Fabelman: Una película realmente diferente de lo que mucha gente piensa que es. El retrato de un niño cuyo don artístico lo ayuda a mantener distancia con el mundo “real”.

Foto: Merie Weismiller Wallace/Universal Pictures and Amblin Entertainment

*Emiliano Basile, director de EscribiendoCine

Las mejores dos películas de las diez nominadas son, a mi criterio, Los espíritus de la isla, de Martin McDonagh, y Elvis, de Baz Luhrmann. La primera, por la capacidad de McDonagh de condensar en una historia mínima conflictos contemporáneos. La guerra fuera de campo, la hipocresía de la comunidad y el distanciamiento sin razón alguna de dos amigos de toda la vida, no es otra cosa que la puesta en escena de la grieta que divide a las sociedades actuales en enfrentamientos violentos y reaccionarios, confrontando a pares y condenándolos al ocaso. Todo esto con un humor negro exquisito y una economía del lenguaje cinematográfico estupenda.

Por su parte, Elvis es una crítica mordaz al sueño americano con todos los excesos formales del cine de Baz Luhrmann, quien encuentra su síntesis en el estrafalario personaje de Elvis Presley. También hace un recuento de los cambios culturales en Estados Unidos en la segunda parte del siglo XX con la censura y la violencia ejercida por el Estado en todas sus formas, absorbida por el cuerpo del rey del rock que se transforma en una figura grotesca de la sociedad de consumo.

*Ana Josefa Silva, crítica de cine de Radio Bío-Bío y Ex-Ante

Tár: Magistral de principio a fin. Y en cada plano, imagen, escena, secuencia, diálogos (es para clases de cine). Envuelta en un refinado ambiente de alta cultura, Tár es un incómodo drama muy contemporáneo sobre el abuso de poder (que no tiene género, como dijo su director y guionista Todd Field), que pone al centro, con sus infinitos matices, el omnipresente tema de la cancelación y la corrección política. Fascinante, cautivadora, tensa hasta llegar a niveles de thriller, es una película tan seductora como su protagonista. Cate Blanchett en el mejor rol de su vida (que ya es harto decir). Nina Hoss, exquisitamente precisa en un personaje que es su contrapunto, también debió estar nominada (como actriz secundaria).

Sin novedad en el frente: Edward Berger te lanza a la cara la crueldad y la violencia de la guerra, pero en primer plano; sus efectos devastadores en la vida, el cuerpo y la psiquis de esos jóvenes que ingenuamente escucharon los cantos de sirena de quienes los convocaron “por la patria” (los pocos que sobrevivieron). Eso que Erich Maria Remarque describiera en su desoladora novela (1928) y que por primera vez un director y una producción alemana llevan al cine (las otras son de Hollywood). Esto es la guerra contada por los derrotados, un relato crudo, sin gloria ni heroísmo.

Foto: Netflix

*Yenny Cáceres, periodista y crítica de cine

Ellas hablan: El mejor alegato sobre la histórica desigualdad que vivimos las mujeres, lo tenía que dirigir una mujer: Sarah Polley (Lejos de ella, Stories we tell). No tiene ninguna posibilidad de ganar, pero tiene más espesura y coraje que varias otras candidatas, y encabeza las apuestas para quedarse con el premio a Mejor guión adaptado.

Los espíritus de la isla: Lejos de la chimuchina de la gran favorita (el innombrable pastiche de los Daniels), esta es una película sin estridencias, que se equilibra muy bien entre la comedia y el drama y con un elenco donde nadie sobra (ni la burra Jenny) y todos brillan (Kerry Condon, maestra).

*Tim Grierson, crítico de cine de Screen Daily

Tár: Ninguna de las otras nominadas me resultó tan infinitamente fascinante y estimulante, conducida no solo por una actuación fenomenal de Cate Blanchett, sino que también por un increíble trabajo de las coprotagonistas Nina Hoss y Noémie Merlant. Es un filme grande, audaz y desafiante, uno que se vuelve más rico y misterioso con cada nuevo visionado.

Los Fabelman: Promocionada incorrectamente como un filme sobre el poder de las películas, la exploración personal de Steven Spielberg de su infancia es, de hecho, un retrato en ocasiones desesperado de un matrimonio complicado y condenado que le dejó una cicatriz permanente. Y, sin embargo, mira cuánto amor y compasión les muestra a estos padres en pantalla, interpretados tan maravillosamente por Michelle Williams y Paul Dano. La película es su forma de soltar y perdonar, y es incluso más conmovedora y generosa debido a eso.

Foto: Allyson Riggs/A24

*Carlos Aguilar, crítico de cine que escribe para Indiewire y The New York Times

Todo en todas partes al mismo tiempo: La calibrada originalidad del dúo de directores conocido como los Daniels hace que una historia vertiginosa, donde hay un mapache parlante y en ocasiones los personajes tienen salchichas por dedos, nos conmueva profundamente. Detrás de lo bizarro de sus innumerables ideas, existe una madre inmigrante (retratada por una indomable Michelle Yeoh) y una hija luchando por encontrar un lugar común.

Los espíritus de la isla: La cinta irlandesa del director Martin McDonagh es una tragicomedia sobre el final de la amistad entre dos hombres que alguna vez fueron inseparables. Mientras uno busca la reconciliación, el otro opta por la violencia, dando paso a una trama donde el humor y el dolor coexisten de manera brillante. Colin Farrell, con un par de cejas sumamente expresivas, nos regala la mejor interpretación de su versátil carrera, en la cual la bondad insufriblemente inocente de su personaje poco a poco se transforma en corrosiva amargura.

*Liz Shannon Miller, editora de Entretención en Consequence

Diría que mis favoritas fueron Todo en todas partes al mismo tiempo, porque captura el tipo de hermosa locura que muchos otros filmes ni siquiera pueden imaginar, y Ellas hablan, que me pareció devastadora y al mismo tiempo esperanzadora.

*Rodrigo González, crítico de cine de La Tercera

Tár: Es un triunfo que esté nominada a Mejor melícula. Tiene todos los componentes del llamado cine arte, a excepción de su protagonista, Cate Blanchett, una estrella de Hollywood. Con sus dos horas y 40 minutos de duración, sus largas escenas de muchos diálogos y un paisaje de fondo (el mundo de la música clásica) que más de alguien podría calificar como de nicho, Tár es capaz de sobrecogernos a fuego lento. Hacia el final, la sensación es como la de haber sido maniatados por el trágico destino de su protagonista.

Los espíritus de la isla: La química actoral, aquella definición tan vieja como el hilo negro, tiene en esta película de Martin McDonagh su mejor expresión en el trabajo de Colin Farrell y Brendan Gleeson. Pero esta película no es pura actuación: hay también un hábil y sensible maestro de ceremonias que es el director y guionista McDonagh, conocedor de todos los secretos de ambos actores a través de sus películas anteriores y capaz de reunirlos una vez más en una comedia negrísima, absurda y finalmente emotiva.

Foto: United Artists Releasing

*Cynthia García Calvo, directora artística de FEMCINE

Actualmente no sigo los premios Oscar con mucho interés, pero si debo destacar dos películas entre las candidatas, elegiría a Los Fabelman y Ellas hablan. Los Fabelman es la película más personal de Steven Spielberg, entendiendo que narra una parte de su vida que puede entenderse como fundamental, que es el nacimiento de su amor por el cine, la intimidad familiar en su infancia y adolescencia, y, especialmente, la relación con su madre, vital en su vida y su carrera. Es un coming of age, como se define a las películas de maduración, que es de fácil identificación para los cinéfilos, muy representativa de Hollywood en su concepción y propuesta, obra del director más identificable con esa industria.

Sarah Polley es una notable actriz que ha dado el paso a la dirección con igual solidez. En Ellas hablan construye una fábula sobre un grupo de mujeres de una comunidad religiosa aislada, que decide tomar acción frente a la violencia machista. No hacer nada, quedarse y luchar, o irse; esas son las opciones. Los debates de las mujeres frente a sus alternativas son contingentes, si bien la historia pareciera pertenecer a otra época. Es arriesgada en su propuesta, ya que la narración se sostiene en los diálogos y las actuaciones, lo que la acercan a lo teatral, pero contiene una propuesta cinematográfica conceptual que aporta a la narrativa.

*Andrés Nazarala, crítico de cine y escritor

Si existiera justicia en los Oscar debería ganar Los espíritus de la isla. Martin McDonagh vuelve a demostrar su habilidad para combinar el humor con la tragedia a través de una premisa imposible que otros directores serían incapaces de sostener. Me gusta su profundidad y su sencillez de cuento. También la forma en que aborda asuntos interesantes –la amistad entre hombres, la vocación del arte, las discrepancias como alegoría de la guerra– sin subrayar ningún tema en particular. En tiempos en que las películas se construyen con discursos preestablecidos como punto de partida, Los espíritus de la isla es un triunfo de la experiencia dramática por sobre la perorata.

En segundo lugar le daría el premio a Los Fabelman. Sí, es una película algo acartonada e idealista pero Steven Spielberg nunca fue otra cosa. Es una marca registrada a estas alturas. Lo rescatable es el nivel de sentimiento y honestidad con los que cocina su propia historia, la forma en que narra su devoción incondicional por el cine y revisa las heridas familiares. No es una película perfecta ni mucho menos, pero tiene el corazón bien puesto. Y Spielberg ha dado todo por Hollywood. La pregunta es: ¿reconocerá la Academia el bagaje cultural que la sostiene o se dejará llevar por una novedad vacía como Todo en todas partes al mismo tiempo?

Foto: Neon

*Claudio Pereira, director artístico de FICVIÑA

Tár: La película se mueve con inteligencia en aguas complejas y difíciles para los actuales tiempos. Por una parte, explora sin ningún tipo de vacilaciones el espacio del poder, lugar que habita su protagonista, la volcánica Cate Blanchett como Lydia Tár, y arrasa con todo a su paso con tal de mantener su obsesión por el control y mostrar su escalofriante perfección. Por otro lado, sin recurrir a ninguna caricatura ni a una esperable figura masculina, hace aparecer prácticas abusivas, el menosprecio y la manipulación, y por ende su inevitable cancelación, pero dejando que seamos nosotros mismos quienes hagamos finalmente el juicio.

El triángulo de la tristeza: El valor de este filme para disputar el Oscar a Mejor película no es meramente por su Palma de Oro (segunda del mismo director), sino porque acerca una capa espesa e incómoda a la industria del cine que siempre se ha dedicado a premiar sus propios logros y proezas. El triángulo de la tristeza opera como un evidente espectáculo grotesco, haciendo que sea repugnante y escandalosa la diferencia de clases. Pero la película no se transforma en una lección moral sobre los superricos del mundo, sino que entrega un vacío acerca de la condición humana. Entonces la comedia negra de Ruben Östlund es engañosa, porque fascina con su espectáculo, pero tiene una mirada escéptica y desoladora. Por ello es sumamente estimulante que su visión esté en medio de la competencia de la gran industria del cine.

*La ceremonia será transmitida este domingo 12 desde las 21:00 horas (Chile), a través de la plataforma HBO Max y los canales TNT y CNN Chile.

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