Camila Gutiérrez: “No sé si me estaban esperando como a Rihanna, que no saca un disco hace 6 años”

Camila Gutiérrez. Foto: Catalina García.

Ni la música me consuela, se llama la flamante tercera novela de la autora de Joven y alocada, tras siete años de silencio. Un libro donde piensa sobre el empezar de cero y el miedo a la felicidad, todo con una dosis de redes sociales. También aborda cómo enfrentó la pandemia, además de los 10 años de la película que la llevó a la fama.


La idea original era otra. Desde que publicó No te ama, en 2015, Camila Gutiérrez Berner (36) se abocó a escribir su siguiente novela. Al comienzo, se trataba de la historia de una niña de 8 años, quien veía como toda su familia se iba al cielo y ella se quedaba sola en la tierra, aguardando el fin del mundo. Algo que tomó desde el credo evangélico. Sin embargo, no le terminó por cuajar.

“La sentí sin vitalidad y después de tres años decidí no seguir escribiéndola”, narra Gutiérrez en charla con Culto a través de Zoom. Sin embargo, la idea del abandono, de que alguien querido se vaya de forma intempestiva, le quedó dando vueltas. Remezclando cual DJ, la escritora empezó a agarrar otros temas. Esa novela que no fue, se iba a llamar Ni la música me consuela, pero Gutiérrez decidió mantenerle el nombre para hacer algo nuevo.

Hoy, Ni la música me consuela es la flamante tercera novela de Camila Gutiérrez, la autora de Joven y alocada, y ve la luz a través de la casa editora Plaza & Janés. En sus páginas comienza narrando un exilio voluntario. Es la historia de GG –un alias de la misma Gutiérrez- quien se gana una beca para ir a estudiar a Nueva York, y allá conocerá a otra chica, quien la acoge en su casa, y además se encuentra con una vieja amiga de su infancia.

Gutiérrez comenta que la idea semilla de esta novela, tras desechar la de la niña, fue el concepto de la felicidad. A ello, se le sumó una reflexión sobre tener un nuevo comienzo, en vista de que el personaje de GG inicia una flamante vida en la Gran Manzana. Por ello, una de las claves de lectura, asegura la autora, es el epígrafe inicial sacado de una frase de la canción Otra cosa, de la mexicana Julieta Venegas: “¿Cómo resisto esta belleza?”.

“Parece una canción muy feliz, ella está en una especie de nuevo comienzo amoroso. Y este nuevo comienzo es tan feliz, que no sabe cómo resistirlo -explica Gutiérrez-. Me llama mucho la atención el verbo resistir, porque no se asocia a la felicidad, es ¿cómo puedo enfrentar este nivel de felicidad? Entonces, pensé en algo que le pasa a mucha gente -no solo a mí- que es este pánico que da cuando te pasa algo feliz. Es cómo ¿y ahora qué me va a pasar?, ¿me voy a morir?”.

Una eventual desgracia cuando se es feliz, y el nuevo comienzo, son las ideas que mueven las vidas de los personajes GG, Amiga y Nicole Sierra. Asimismo, Camila Gutiérrez agrega que hubo un libro que fue clave para pensar en la arbitrariedad de lo terrible, el que pasen cosas malas sin una causa aparente: El Reino, del escritor francés Emmanuel Carrère, donde el autor relata su conversión a la fe católica además de las vidas de San Pablo y San Lucas evangelista.

“Carrère cuenta que en Lucas, en el Nuevo Testamento, Jesús va caminando con los discípulos y ve una higuera que no estaba dando frutos. Entonces llega y la maldice, pero lo que pasaba era que en esa temporada no tenía que dar frutos. Al final la maldice arbitrariamente y la pobre higuera no tenía ninguna culpa. Pensando en los personajes de mi libro, me empezó a interesar mucho eso, cuando te sobrevienen cosas malas porque sí no más. Eso lo puedes ver en libros como el de Job (en el Antiguo Testamento) que le ocurren cosas malas porque a Dios se le ocurrió”, explica Gutiérrez.

A los personajes les ocurren cosas malas, pero nadie se lo toma con mucho dramatismo. ¿Es parte de tu forma de ser?

Igual me las tomo con dramatismo, pero también trato de tomármelo como “Oh qué chistoso”, para bajarle un poco el perfil. Los personajes de Amiga y GG están como en una constante Operación Deyse, como que les van a pasar cosas malas, pero no les pasan. A Nicole Sierra sí le pasan cosas malas de verdad, por eso es más misteriosa.

En la novela los personajes usan Whattsapp o Tinder, ¿cuál es tu relación con las redes sociales?

Creo que ahora con un poco más de amabilidad, porque estoy en un momento menos tenso. Eso tendría que ver con el personaje de Amiga, que se pone muy tensa con el tema de las redes sociales, como que todo pasara por ahí. Si tiene que cortar con alguien, tiene que cortar con todas las redes, yo soy un poco así en mis momentos más tensos.

¿Cuáles crees tú que son las principales diferencias entre la Camila escritora de Joven y alocada con la que publica Ni la música me consuela?

De mis libros, el que menos me gusta es Joven y alocada y esto no es una cosa de posterioridad, lo que pasa es que en ese momento sentía que estaba imitando un lenguaje anterior mío, como que de alguna forma me estaba copiando un poco a mí misma. Ya había hecho la película, y era como que estaba tratando de resucitar el lenguaje de la película, porque pensaba que funcionaba. Entonces, siento que tanto en mi anterior libro (No te ama) como en este, traté de hacer lo que realmente quería hacer, de escribir realmente lo que quería escribir. En este libro hay mucho menos de blanco y negro, que era lo que había en Joven y alocada, donde habían personajes absolutamente malos contra otros buenos. En esta novela nadie es tan nada, y creo que hay una idea más amplia sobre lo religioso, no se queda solo en lo evangélico.

Camila Gutiérrez. Foto: Claudio Ponce.

Pasaste 7 años sin publicar. En ese tiempo, ¿la gente te seguía pidiendo otro libro?

Sí, sobre todo cuando hacía esas típicas cajitas de preguntas en Instagram, “Pregúntame algo”, y siempre salía: “¿Y cuándo el libro?”. Y yo no quería que me preguntaran más porque en un momento estaba estancadísima. Yo decía “este año”, como para decir cualquier cosa. Ahora, no sé si me estaban esperando como a Rihanna, que no saca un disco hace 6 años y todos queremos que saque un álbum. Eso sí, yo en un momento me preocupé, porque tengo un podcast que se llama El amor según, y la gente a veces me reconocía en la calle y me decía: “Bueeena El amor según” y pensé: “¿La gente no sabe que escribo?, ¿ya fui?”.

¿Cómo pasaste el tiempo más duro de la pandemia?

De repente con terror, de repente con bajar la guardia. En relación a la escritura, me pasó que vino el estallido y todos quienes escribimos nos preguntamos qué sentido tenía lo que estábamos haciendo. Yo ya estaba escribiendo esta novela, y me pregunté si esto se conecta con algo. Sentía que narrativamente no tenía nada nuevo que decir del estallido, me refiero en términos literarios. Era todo muy vertiginoso así que era difícil parar y decir algo. Luego vino la pandemia y me pregunté qué se hace con la escritura. Ya en un momento menos álgido del Covid, se me hizo más fácil conectarlo con el libro, porque esta novela es harto de encierro, súper de casa, no es tanto de la ciudad.

¿Consideras que algo de esa experiencia conduciendo tu podcast se coló en esta novela?

Yo creo que sí. Como el podcast va de música, hay gente cree que el titulo Ni la música me consuela fue posterior. Aunque se trata sobre todo de letras, y me di cuenta que las letras que más me gustan son las más precisas, las que no les sobra nada, y eso quería hacer. Hay una canción de Charly García que me gusta mucho, Total interferencia, y que tiene una cosa poética en su exactitud muy maravillosa y, a la vez, un ritmo perfecto. Pensaba que si bien no hago poesía, quería lograr ese nivel de precisión.

En marzo se cumplieron 10 años del estreno de la película Joven y alocada. ¿Qué te pasa cuando miras atrás hacia ese momento?

(Piensa) Podría decir muchas cosas. Antes de eso, yo trabajaba en periodismo y desde ahí empecé a soltar esa parte para dedicarme más a lo literario, fue el inicio de una carrera. En lo emocional, me cuesta mucho depurar todo eso, aunque hayan pasado 10 años. Fue un momento de alta intensidad, no solo por lo creativo, porque fue una especie de cataclismo de mi propia vida, en que muchas cosas se desordenaron y otras se reordenaron. No tengo muy claro qué sentir todavía, es algo medio caótico, pero en ningún caso malo.

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