David Guetta: “Cuando esto se detenga, nos espera la celebración más grande de la historia”

Sin giras, el DJ que dominó el pop de los 2010 se concentró en hacer música y en una serie de shows benéficos que coronó con un espectáculo en el Louvre para recibir 2021. ¿Qué tanto va a cambiar un rubro asociado a la noche, las fiestas, las multitudes y todo lo que nos quitó el Covid? Aquí, la estrella de la electrónica responde a La Tercera.


Luego de meses en que las certezas parecieron desplomarse, David Guetta (53) no duda en lanzar unas cuantas desde su lugar: “Nada nos va a derribar. Hoy es una celebración de la vida”. Arropado de una chaqueta de cuero para aguantar el invierno europeo durante la última noche de 2020, también elabora interrogantes: “¿Pueden sentir el amor?”.

El hombre que colmó los charts de grandes singles pop durante fines de los 2000 y comienzos de los 2010, y ayudó a elevar a la electrónica a un espacio de masividad que no conocía, se resiste, pese a todo, a regular el optimismo que ha modelado su filosofía de vida y los éxitos que lo han convertido en una marca en sí mismo.

En él descansa la responsabilidad de despedir uno de los años más duros que la humanidad recuerde, desde el exterior del Museo del Louvre, en su natal París. Apoyado por un incesante despliegue de luces y luego por la proyección del arte del propio recinto (la reproducción en el cielo de La Mona Lisa coincidió con un remix de Sexy bitch, uno de sus principales hits), encara la labor con el oficio de quien tuvo que habituarse en cosa de meses a presentarse en las condiciones más insólitas para un DJ: sin un público apretujado y sudoroso, sin la posibilidad de generar algún tipo de trance con los ritmos que salen desde sus máquinas.

En una tarima frente a la pirámide que alberga la entrada principal al museo parisino, Guetta intenta olvidar que su único receptor está en sus casas. Eleva los brazos hacia una masa imaginaria, y con sus manos forma un corazón, tal vez animando a ese alemán que ya se dio un abrazo con su familia o a ese argentino que está en los preparativos de su cena.

El fin del espectáculo -como en los shows sin público que brindó en abril y mayo en Miami y Nueva York- era recaudar fondos en la lucha contra el coronavirus, bajo la campaña United at Home. Pero también era una nueva prueba de fuego para su propia capacidad de ajustarse a un presente que para la casi totalidad de sus colegas aún no tiene solución.

“Como todos los demás, tuve que adaptarme. Desafortunadamente, ya no estoy de gira, pero estoy tratando de ser positivo y sacar lo mejor de la situación. Así que he estado trabajando casi todos los días haciendo música, lo que me hace muy feliz”, cuenta por videollamada a La Tercera a mediados de noviembre.

“Lo positivo es que no sufro jet lag todo el tiempo por tener que tomar un avión todos los días. Puedo pasar más tiempo con mi familia y hacer más música, así que estoy feliz, pero por supuesto que extraño estar en el escenario”, señala unos días después de registrar su participación en la edición virtual y de fin de año que preparó el festival belga Tomorrowland.

Al productor francés la pandemia lo encontró en medio de un proceso de exploración de nuevos sonidos, lejos de los días en que su tiempo lo copaban las colaboraciones con nombres como Black Eyes Pead (I gotta feeling, que produjo y fue su trampolín a la fama en 2009), Rihanna (Who’s that chick?) o Usher (Without you).

Una reinvención artística que había comenzado en 2018, cuando dedicó la segunda parte de su disco doble 7 a música compuesta por Jack Back, un alias con el que ha buscado volver a sus orígenes -menos comerciales, más cercanos a la música house- en los clubes parisinos de los 80.

A mitad de este año, en medio del confinamiento, consolidó ese reinicio en su carrera: junto al DJ danés Morten y firmando como David Guetta, estrenó New rave, un EP de cuatro temas en que concretó su intención de inaugurar un sonido que considera nuevo y bautiza como Future Rave. Un giro influenciado por el techno en que, como ha explicado, persigue “recrear sonidos más antiguos pero producirlos de una manera moderna”.

“Por supuesto, (hoy) comercialmente no tiene mucho sentido hacer música dance”, reconoce Guetta desde su casa en Francia, al inicio de la segunda ola del coronavirus. “(Future Rave) es realmente música para los DJ. Entonces, por supuesto, hacer música para los DJ cuando los DJ no pueden tocar sus discos, no tiene mucho sentido, pero aún así decidí lanzar la música para los fanáticos. Y creo que lo apreciaron. Probablemente esta es la razón por la que fui votado como el número uno en el top 100 de la DJ Mag”.

Por primera vez desde 2011, quizás su año de mayor hegemonía en la industria discográfica, con el debut de su quinto álbum, Nothing but the beat, el productor volvió a encabezar el listado de la publicación especializada, según se reveló un par de días antes de esta entrevista. “Creo que la gente agradece los esfuerzos”, apunta.

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También con el interés en plantear un contrapunto con el arduo presente, Guetta le escribió al comienzo de la pandemia a la australiana Sia, una de sus colaboradoras más habituales. El ganador de dos Grammy deseaba una canción “alegre”. El resultado fue la pegajosa Let’s love, publicada en septiembre pero sin la resonancia de sus mayores hits.

“Así que toma mi mano, no tengas miedo/ Esto también pasará, esto también pasará/ Lo superaremos todo juntos”, reza el coro del tema con vocación ochentera e incluido en el show que dio el DJ en el Louvre.

“El pop por supuesto es más fácil, porque todavía tienes la radio”, asegura. “La gente necesita entretenerse, porque es un momento difícil. Creo que no solo deberíamos hacer música cuando es un buen momento, también me siento responsable de hacer feliz a la gente cuando lo necesita. Y es por eso que en realidad hicimos este tema con Sia, estamos tratando de inspirar a las personas al hacer una canción feliz, al hacer una canción que reúna a la gente, en lugar de tratar de señalar con el dedo al otro y sumarse a esta situación conflictiva entre comunidades”.

El DJ habla desde una Francia con los casos de Covid-19 al alza, pero también impactada por el ataque a Samuel Paty, un profesor de 47 años que fue decapitado en un suburbio de París a mediados de octubre. Fue víctima de un joven checheno que gritó consignas a favor de Alá, pero que no tenía antecedentes de radicalización.

A fines de ese mes, hubo otro ataque, ahora en Niza. Un tunecino de 21 años asesinó a tres personas en la Basílica de Notre Dame, tras lo cual se elevó el nivel de alerta terrorista en todo el país, golpeado una vez más por el islamismo radical.

“Por supuesto que es un momento muy difícil”, admite Guetta haciendo una larga pausa y eludiendo ser específico. Luego retoma: “Pero se trata exactamente de lo que te estaba diciendo. Cuando hay una gran crisis, como está sucediendo ahora mismo, la gente tiende a estar más dividida. Y creo que no es el momento de ser conflictivo, es el momento de tratar de enfocarse en lo positivo y un momento para unirnos entre todos, porque la situación ya es muy explosiva”.

También pone como ejemplo el racismo en Estados Unidos y las tensiones sociales, además de “las diferencias entre ricos y pobres que son tan enormes y se hacen aún mayores en estos tiempos. Así que todo esto no es bueno, creo que es peligroso para el planeta, para el mundo, por lo que todos los gobiernos deben tratar de bajar un poco la temperatura, y como individuos, todos también tenemos que hacer un esfuerzo para intentar hacer las cosas bien”.

En su caso, afirma, sus intentos residen en ser parte de la iniciativa United at Home, que pasó por EE.UU. y Francia, y por seguir lanzando, no importa lo que ocurra, nueva música. “Creo que si todos nos esforzamos, lo superaremos y todo estará bien. Pero claro que es difícil”, añade.

Con una industria de los espectáculos que se aferra al inicio del proceso de vacunación para pensar en que tal vez a mediados de este año podrán regresar algunos eventos, David Guetta imagina no tener que repetir las postales que protagonizó durante los últimos meses, sin público desde algunas de las principales ciudades del orbe.

En su postura invariable, que lo lleva a definirse como “una persona positiva”, indica: “Tal vez tome un año más, pero luego, cuando se reanuden (los shows), será la celebración más grande y la fiesta de fin de año más grande de todos los tiempos, algo nunca antes visto en la historia de la humanidad, y estaré allí para festejar con la gente del mundo”.

El hombre que puso a bailar al planeta en los 2010 no puede evitar sonreír con el futuro que proyecta. “Eso es en lo que estoy pensando. Imagina lo loco que va a ser cuando esto se detenga. Va a ser tan maravilloso”, concluye.

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