Guillermo Lavado, sobrino del artista: “Quino sonreía con cierta amargura al constatar que todo su trabajo seguía siendo actual”

“Tanto para nosotros, como familia, para mis hermanos, sus esposas y para nuestro hijo Federico, la partida de Quino y su mujer Alicia nos deja con un gran vacío. Pero también la alegría de haber sido parte de sus vidas”, dice Guillermo Lavado, su sobrino. En la imagen, Quino, Lavado, su mujer Karina Fischer y Federico, el hijo de ambos, en julio de 2019,en Santiago. Foto: Archivo Familia Lavado-Fischer.

Guillermo Lavado, el flautista de la Orquesta Sinfónica de Chile que inspiró al personaje del hermano menor de Mafalda, relata cómo fue crecer con un tío como Quino. Perfeccionista hasta la obsesión con su trabajo, agudo, introvertido, amante del cine, de la música y del prosecco, con su mujer Alicia, dice, “vivieron una vida sencilla, y carente de toda pretensión”.


Siempre se trató del bien y el mal. Por eso Daniel Divinsky, editor del más célebre artista del humor gráfico en el mundo hispanohablante, tuiteó el miércoles: “Murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo, lo llorará”.

En minutos, las redes sociales se llenaron de homenajes a Joaquín Salvador Lavado Tejón, fallecido a los 88 años en Mendoza, su ciudad natal, tras un accidente cerebrovascular. Cada persona tenía una viñeta favorita o una reflexión de Quino que había cambiado su vida.

“Me llamó la atención el cariño de la gente”, reconoce su sobrino Guillermo Lavado, también mendocino y residente en Chile desde 1991. Igualmente le impresionó la desfachatez de algunos ilustradores, en particular uno al que “Quino le recriminó muchas veces el copiar literalmente sus ideas”. Los cibernautas los desenmascararon, inmediatamente, con imágenes, nombres y apellidos, como justicieros del propio artista.

“Esta cosa del bien y el mal me ha impresionado desde chico, que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos. Los malos son más”, dice el dibujante en el documental Buscando a Quino, de Boy Olmi.

Con una obra fuertemente marcada por la crítica social, el artista siempre tuvo el corazón en el centro de la injusticia. Lo hizo en su veintena de libros humorísticos, entre ellos, volúmenes de culto como Mundo Quino, A mí no me grite, Bien, gracias, ¿y usted?, Quinoterapia, Sí... cariño, Potentes, prepotentes e impotentes, Humano se nace y ¡Qué mala es la gente! También, en las aventuras de su personaje más famoso, Mafalda. Una niña inconformista e intelectualmente curiosa, que ha sido honrada con estampillas, plazas y esculturas.

La desigualdad y la violencia, el machismo y el esnobismo son desnudados con ácido humor en cada viñeta, en un legado que ha sido traducido a 27 idiomas.

Guille y Mafalda.

“Quino fue muy agudo en la crítica social, muy preocupado de los males que aquejan al mundo desde sus inicios: el poder, la ambición, el egoísmo del hombre y todo aquello que ha producido y seguirá produciendo conflictos bélicos, hambrunas y desgracias en la Tierra”, ratifica su sobrino Guillermo Lavado.

Primer flauta solista de la Orquesta Sinfónica de Chile y profesor en el Instituto de Música UC, él inspiró al personaje de Guille, el hermano menor de Mafalda. El parecido físico es evidente y, a su juicio, lo principal. Para este músico, todos sus personajes tienen mucho más de Quino que los homenajeados.

¿Cómo era el carácter de Quino? ¿Conversador o reservado con quienes lo saludaban?

Era bastante introvertido, reservado, muy observador y agudo. Evidentemente iba a firmar a las ferias del libro, pero lo suyo no era precisamente el gusto a la exposición. Sin embargo, siempre tenía una sonrisa y un minuto para dedicar un libro a sus seguidores.

¿Era inquisitivo, culto?

A raíz de su trabajo, del interés porque todo lo que saliera de su pluma fuera serio y con un profundo sentido, fue un gran estudioso de muchos temas. Perfeccionista hasta la obsesión, su dibujo fue siendo cada vez más sintético y más expresivo.

El dilema de los buenos y los malos

Joaquín Salvador Lavado Tejón fue el menor de tres hermanos e hijo de un matrimonio de andaluces que migraron a Argentina y se conocieron y casaron en Mendoza. Su autobiografía aclara cuán temprana fue su inquietud por el bien y el mal.

“Como papá y mamá son españoles, ‘todos los españoles son personas estupendas’. Pero a los cuatro años (1936) el pequeño Quino descubre que andan por ahí unos españoles malísimos, que están matando a los españoles buenos”, escribe.

“Alemanes, italianos, curas y monjas son personas malísimas, porque están de parte de los españoles malos. En cambio, hay catalanes que han dejado de ser malos y ayudan a los españoles buenos. 1939: ¡Sálvese quien pueda! Han ganado los malos”, sigue.

En la escuela aprende “que los que son buenos de verdad son los argentinos. Para intentar deshacer el embrollo, el pequeño Quino se pone a dibujar, en silencio. Hablando se arriesga uno a decir cosas equivocadas sobre el bien y el mal”.

Su breve historia de la confusión, continúa con los ingleses, “que eran malísimos, porque habían robado las Malvinas y Gibraltar” y"ahora son buenos porque defienden al mundo de la agresión alemana, italiana y nipona (1941). También los norteamericanos son buenos". Y así prosigue, hasta 1964, cuando nace Mafalda, “una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo”.

"Cada recuerdo de Quino que aparece en mi mente está acompañado por la figura de su amada esposa Alicia, quien fuera fundamental en la concreción de la obra de Quino”, asevera Guillermo Lavado.

Quino estudia en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, y a los 18 vende su primera historieta en una tienda de sedas. En 1960 se casa con Alicia Colombo, y están juntos hasta su muerte, en 2017. A ella le dedica el Premio Príncipe de Asturias, en 2014.

“Cada recuerdo que tengo de él está acompañado por su amada esposa Alicia. Una mujer brillante, doctora en química, que se volcó a la tarea de acompañarlo en la consolidación de su carrera y fue fundamental en la concreción de la obra de Quino”, comenta Guillermo Lavado.

“Ellos tenían un espacio en nuestra casa de Santiago de Chile y vinieron muchas veces a visitarnos por largos periodos”, dice.

Cuando venían, iban a los conciertos de Lavado y a los de su esposa, la flautista Karina Fischer, directora del Instituto de Música UC, además de compartir con el hijo de ambos, Federico.

“Algo que me marcó mucho en la relación que tuve con Alicia y con Quino fue su afición por el cine, la música, la pintura y cualquier manifestación artística. Recuerdo con mucho cariño un par de viajes que hicimos con ellos, junto a mi esposa Karina, en los que nos dedicamos a caminar y a disfrutar de la comida de cada ciudad y de sus museos”, relata el flautista.

Y cuenta cómo era la mesa de Quino: “En su casa se almorzaba frugalmente, pero las cenas eran un espacio de libación y de una conversación que llegaba hasta altas horas de la madrugada. Son tesoros que guardo con mucho cariño”.

El adiós a Mafalda

Mafalda se publicó sólo entre 1964 y 1973. Consultado sobre por qué dejó de dibujarla, Quino dio todo tipo de respuestas; incluso dijo “Botero ya me tiene harto con sus gorditos”. Sin embargo, en 2014 declaró que “tras el golpe de Chile la situación latinoamericana se puso muy sangrienta y Mafalda no podía dejar de hablar de lo que estaba pasando, pero si lo hacía me tenía que ir de Argentina, cosa que me ocurrió dos meses después. Si la seguía dibujando me pegaban uno o cuatro tiros”.

Se fue del país en 1976, a Milán. Cuatro meses después, aparecieron cuatro sacerdotes ejecutados, con un recorte al lado, de la viñeta donde Mafalda señala la luma de un policía como “el palito de abollar ideologías”.

¿Qué sucede con Quino en la última dictadura argentina? ¿Fue perseguido?

La última dictadura militar en Argentina fue un periodo duro, donde muchos perdimos algún conocido o un ser querido. Quino y Alicia no estuvieron exentos de esas desgracias. Los destinos de Julián Delgado, el inspirador del personaje Manolito, Rodolfo Walsh y tantos otros amigos ejecutados, desaparecidos y perseguidos marcaron esos momentos aciagos.

Julián Delgado era el propietario de la revista Mercado; impulsó que Mafalda se publicara en Primera Plana, y es un detenido desaparecido desde 1978. El periodista Rodolfo Walsh lo es desde 1977.

“El traslado a Milán fue fruto de esa persecución que sufrieron tantos ciudadanos”, dice Lavado."Creo que igual fue un periodo muy importante de sus vidas, donde también disfrutaron de la maravillosa cultura italiana, a pesar del desarraigo y de la pena que produce el tener que abandonar el país por la propia seguridad personal. Antes de salir estuvo refugiado en nuestra casa de San Rafael, al sur de Mendoza, dos meses. Recuerdo muy bien esos días en que mis padres dejaron su dormitorio, que era amplio, para que él pudiera trabajar y descansar tranquilamente. Recuerdo también cada una de las páginas de humor que dibujó en ese periodo tan angustioso para él", revela.

La música, el cine y el prosecco

Umberto Eco, insigne admirador de Mafalda, prologó la primera edición en italiano, en 1969. “Mafalda es un héroe de nuestro tiempo”, escribió. Esa niña que se subía a un pisito para llamar a la paz mundial en una ONU imaginaria, terminaría ilustrando los Derechos de los Niños, en 1979.

La lucidez de Guille asombra a Mafalda y Felipe. Para este último, Quino se inspiró, físicamente, en Jorge Timossi, periodista de Prensa Latina.

“Creo que la profundidad del mensaje de Quino, aquel que lo ha hecho internacionalmente reconocido, es un legado indeleble que permanecerá por generaciones con inmaculada frescura. Quizás eso lo diferencia de tantos otros autores cuya obra envejece rápido, porque es fruto de la contingencia, de los regionalismos o de la época”, comenta Guillermo Lavado.

“Él lo sabía, se ve no solamente en las tiras de Mafalda, sino en su extensa obra de humor precedente y posterior. Sonreía con cierta amargura al constatar que todo seguía siendo actual”, sentencia.

¿A Quino le gustaban Los Beatles, como a Mafalda?

Quino gustaba mucho de Los Beatles, y fue quien hizo conocido al grupo en el ámbito familiar. Autores de música popular importantes en su vida fueron Atahualpa Yupanqui, su amigo personal Joan Manuel Serrat, los italianos Alberto Murolo y Carlo Buti.

En su producción, hay abundantes referencias a las orquestas y la música clásica.

La música de tradición escrita; la ópera, la música de cámara y sinfónica fueron fundamentales compañeros de su vida. Entusiastas asistentes del Teatro Colón, del Teatro alla Scala de Milán y cuanto concierto pudiesen visitar en las ciudades donde vivieron, Bach, Schumann, Brahms, Debussy, Ravel, Schoenberg, Anton Webern, Alban Berg fueron muy queridos por ambos.

Usted también mencionó que el cine marcó su relación con ambos.

Claro, el cine también era importante. Con ellos conocí a Federico Fellini, Jim Jarmusch, Abel Ferrara, Ermanno Olmi, Emir Kusturiça, Ingmar Bergman, Ettore Scola, Lina Wertmüller. Recuerdo particularmente un Año Nuevo en su casa de Milán, donde tuve la maravillosa experiencia de ver en la tele el filme Pieza inconclusa para piano mecánico, la obra de Chéjov dirigida Nikita Mikhalkov y, por la noche, asistir a la obra de teatro donde actuaba Marcello Mastroianni, dirigido también por Mikhalkov. Recuerdo el regocijo de ambos; mío también naturalmente, y la larga sobremesa con prosecco que tuvimos esa noche. Ambos eran amantes del vino, pero nada de esos nuevos sibaritas que hablan con terminología aprendida en un curso de cata, disfrutaban sencillamente del vino, sin pretensiones. Así fue la vida que llevaron; sencilla y carente de toda pretensión.

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