Los que deciden




Los que han visto la película La caída del Halcón Negro, recordarán las escenas en que los soldados norteamericanos iban anotándose una victoria hasta que los somalíes les derribaron el primer helicóptero, momento en que el general a cargo de la operación solo atinó a musitar "perdimos la iniciativa". Un diagnóstico similar debe haberse impuesto en el comando de Sebastián Piñera la tarde del domingo pasado, porque si bien logró la primera mayoría con cierto margen, no es lo que esperaban ni se condijo con las expectativas que habían creado. Acaso por errores propios.

En efecto, la suma de los votos de Piñera y de José Antonio Kast (44,6%), que en teoría son prometedores para la segunda vuelta -de hecho no difieren tanto de los que mostraban las encuestas-, no son tanto en su composición: apenas un 36,6% para el expresidente. Es posible que un hecho basado en la obsesión de ganar en primera vuelta haya alterado esa composición hacia el final: la campaña del "voto útil", que era una forma de desprecio al legítimo derecho de las personas de derecha a tener una opción y que puede haber precipitado un movimiento hacia Kast de aquellos que estaban en la duda. La generosa reacción de éste apoyando de inmediato y sin condiciones no evitó la sensación de "pérdida de la iniciativa" y las complejidades que supone, que en su momento con razón preocupó al general Garrison. Ahora Piñera ya no "la lleva" y tiene que pelear por cada voto.

¿Significa que el triunfo es de Alejandro Guillier? Por cierto que no, ya que enfrenta su propio problema: su base de izquierda, que suma 55%, está enfrentada por la hegemonía del sector. Ambas campañas tratan de retomar la iniciativa incorporando nuevos rostros a los comandos, todos los cuales estarán en "primera línea" y tendrán vocerías, y doblando la apuesta con promesas. Asimismo, avezados políticos toman control férreo de las campañas territoriales. Puras imágenes, pues los 21 días útiles que quedan para la segunda vuelta son muy pocos para hacer algo concreto que mueva la aguja electoral. Lo que decidirá la justa será si los votantes del Frente Amplio irán o no a votar por Guillier. Lo demás es música.

Los dirigentes del Frente en su fuero interno probablemente preferirían no votar por Guillier y que la Nueva Mayoría fracase para lograr la hegemonía en la izquierda. Pero es difícil que llamen a abstenerse, que es votar por Piñera, pues no tendría presentación. Más bien, es posible que no pongan entusiasmo en lo contrario. Por consiguiente, aquí decide el votante de a pie del Frente Amplio. Particularmente, cuando la gente hoy toma sus propias decisiones. No hay duda de que muchos irán a votar por Guillier, pero, ¿habrá un porcentaje suficiente, tan ideologizado en su bronca contra la Nueva Mayoría que decida no ir a votar y cederle el paso a Piñera?

Imposible anticiparlo. Eso lo que vamos a averiguar el 17 de diciembre y que marcará el futuro del país por mucho tiempo.

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