Gabinete esperable




El gabinete anunciado por el Presidente electo Sebastián Piñera ha sido objeto de diversas críticas, entre las cuales está que no tiene la diversidad política que se esperaría, pues no aparecen designaciones importantes que apunten al centro político, sino que más bien a la derecha. Tanto, que incluso se llegó a decir que el futuro mandatario se habría refugiado en la "cota mil".

Crítica que no tiene fundamento. Desde luego, porque básicamente proviene de una izquierda que con habilidad, atribuyéndose una superioridad moral y política que nadie les ha cuestionado, nos ha hecho creer que goza del privilegio de establecer vetos y definir estándares de lo que es aceptable en política, a pesar de haber perdido por paliza la elección presidencial.

Pero sobre todo, porque si resultó electo un presidente de centroderecha, lo que es esperable y coherente es que designe a un gabinete que refleje esa postura y no otra. Lo verdaderamente lógico es que se designen personas que crean firmemente en el ideario de la centroderecha en todos sus ámbitos y cuya trayectoria demuestre que están dispuestos a defender sus ideas y visiones, y a no claudicar cuando asuman un puesto propio del ejercicio de poder. Por cierto que la política es el arte de lo posible y sería insensato que no lleguen a acuerdos por extremar la defensa de sus principios, en particular cuando se está en minoría en el Congreso, pero las acciones que emprendan deben obedecer al norte de propender a objetivos tales como el libre mercado, los equilibrios fiscales o la libertad de enseñanza.

Lo anómalo estuvo en la anterior administración del Presidente electo, en cuyo inicio se nombró a un conjunto de ministros que ponían en duda la vigencia del ideario de la centroderecha, ya por propugnar la fundación de una "nueva derecha", que en realidad nadie sabía de qué se trataba, ya por un carácter tecnócrata en que únicamente hablaban de que harían las cosas bien (una obviedad) pero eludiendo definirse políticamente, como si la visión propia del sector estuviere demás o fuere un lastre. El resultado se vio cuando se entregó la banda presidencial.

El Presidente Piñera parece haber aprendido la lección al nominar al gabinete que lo acompañará en esta segunda ronda. Pues quedó demostrado que gobernar con equívocos o escapismos no es buena receta, ya que impide que la gente distinga las causas que originan un resultado, cuando el modelo que se aplica no es indiferente para lograrlo. Si se pretende que el sector asuma el poder por más de un período, es necesario que la gestión se haga desde la propia perspectiva y con un discurso que la defienda; y por cierto, con capacidad de gestión, que en el gabinete nominado no escasea. Solo así el ciudadano identificará el éxito que se logre con la necesidad de mantener a la centroderecha dirigiendo los destinos del país.

Sería lamentable que por falta de convicción para enfrentar los desafíos, la banda presidencial termine otra vez en las manos incorrectas.

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