¿Adónde va China?




El 19 de octubre tendrá lugar en Beijing el Congreso del Partido Comunista que marcará el rumbo de los próximos cinco años. China es el caso de más rápido de desarrollo, con avances espectaculares en manufactura, innovación e infraestructura, y con mejoramiento generalizado de la calidad de vida de los chinos. ¿Seguirá ese impulso vigoroso o declinará el ciclo chino? Mi convicción, de las cifras, programas y de conversaciones recientes en China, es que seguirá siendo la fuerza principal de transformación de la economía mundial.

El eje central será innovación e investigación, con énfasis digital y verde. En pocos años, será el mayor consumidor y productor mundial de autos eléctricos y de energías renovables. Continuará propiciando un mercado global abierto, esencial para su expansión. Proseguirá la modernización de la infraestructura. Su propuesta de ruta de la seda es un programa de conectividad enorme.

Ante un escenario optimista, los escépticos advierten tres argumentos contrarios. Primero, China estaría perdiendo velocidad y podría declinar como Japón, sus grandes empresas públicas están muy endeudadas y son ineficientes. Por el contrario, se trata de un mercado enorme y en fase de expansión, habrá altibajos, pero el crecimiento podrá continuar al 6 %, con rápido aumento de la productividad en servicios, mejoras de sistemas de gestión de las empresas.

Segundo, China copia pero no innova. Sin embargo, el número de patentes, los recursos destinados a investigación, educación, atracción de talentos y asociación con empresas de Occidente refutan tal aseveración. La innovación se ha acelerado.

Tercero, el sistema político perdería estabilidad, las demandas ciudadanas crecerían y crearán ingobernabilidad. El PC chino podría colapsar como el soviético y la URSS. Sin embargo, China posee un sistema de gobierno que ha mostrado admirable capacidad de diseño estratégico, resolución política y rapidez de ejecución, con permanente atención a las necesidades de la gente. Un régimen de partido único y economía de mercado desafía los esquemas nuestros. Más que caricaturizarlo, deberíamos dedicar tiempo a su estudio y entender cómo funciona.

¿Cómo debe actuar Chile, con escepticismo o audacia? Poseemos una posición ventajosa. Fuimos el primer país sudamericano en reconocer a la RPCh, el primero en firmar un TLC, somos hoy el primer exportador de fruta a ese mercado. Impulsamos desde temprano la enseñanza de chino mandarín, y tenemos numerosos estudiantes chilenos en China. Hace menos de un año el Presidente Xi Jinping visitó Chile y la Presidenta Bachelet China. Nuestra estrategia de desarrollo requiere más diversificación e innovación. Los cambios mundiales nos abren espacio para devenir en potencia agroalimentaria y minera de alta tecnología, participar en el mundo de la electricidad, Internet de las cosas, pilas y energía verde, conectados con infraestructura física y digital como país puente entre Asia y América del Sur. Las relaciones con China nos abren oportunidades. Debemos actuar con audacia.

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