¿Por qué podemos desear algo que no nos gusta? Esto dice la neurociencia sobre el placer

¿Por qué podemos desear algo que no nos gusta? Esto dice la neurociencia sobre el placer

“Aunque queremos las cosas que nos gustan y nos gustan las cosas que queremos, no siempre es así”, reveló un neurocientífico sobre cómo el cerebro experimenta el placer.


¿Cómo se genera el placer en nuestro cerebro? ¿Es distinto el deseo del gusto? Estas son algunas preguntas que el científico y profesor de psicología y neurociencia de la Universidad de Michigan, Kent Berridge, ha estudiado por décadas. El científico quiso saber cuáles son las bases neuronales del deseo y el gusto y qué causa las adicciones.

Todos los estudios de este tipo apuntan a entender cómo el cerebro experimenta el placer.

En una entrevista con BBC, el experto respondió algunas de las grandes cuestionantes sobre el ser humano, el placer y cómo se puede desear algo que, en realidad, no nos gusta.

¿Por qué podemos desear algo que no nos gusta? Esto dice la neurociencia sobre el placer

¿Cómo se origina el placer en nuestro cerebro?

Berridge aseguró que el placer siempre se origina en el cerebro y que existen ciertas “llaves” que abren su cerradura. Por ejemplo, los sabores: lo dulce suele ser algo placentero para las personas desde que nacen.

Sin embargo, a lo largo de nuestra vida, podemos aprender a sentir aversión a lo dulce, así como aprender a disfrutar el sabor amargo, a pesar de ser naturalmente poco placentero.

Dentro de nuestro cerebro, pequeñas áreas empiezan a interconectarse y activarse para sentir placer. El experto aseguró que en los experimentos, utilizan neuroimágenes para poder comprenderlo: “Eso nos ha permitido entender que se activan las mismas zonas, aunque sean distintos tipos de placeres”.

¿Por qué podemos desear algo que no nos gusta? Esto dice la neurociencia sobre el placer

¿Por qué deseamos cosas que no nos gustan?

Para responder la pregunta, el profesor de neurociencia explicó que existe una diferencia entre gustar y desear y que esto se nota en el circuito cerebral que las “recompensa”.

“Aunque queremos las cosas que nos gustan y nos gustan las cosas que queremos, no siempre es así”, reveló.

Por ejemplo, una persona puede desear intensamente algo, pero no le gusta. Algo así podría suceder con las adicciones, donde una persona se vuelve hiperreactivo a cierta droga que lo hace querer intensamente ciertos estímulos, independiente de si le gustan o no.

“Se han hecho experimentos con consumo de cocaína o con pacientes con parkinson y hemos descubierto que la dopamina está relacionada con querer algo, con el deseo, más que con el gusto”, declaró.

En ese sentido, Berridge aseguró que la adicción no es solo la búsqueda de placer, sino que las hiperreacciones a las sustancias adictivas pueden existir, independiente del gusto por ellas.

“Cuando vemos a un adicto podemos pensar que es adicto porque busca placer. Pero si comprendemos la esencia de las adicciones, podemos entender que puede existir un intenso nivel de deseo, un intenso nivel de tentación, que el resto de nosotros no experimentamos en nuestras vidas”, dijo el especialista.

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