Gonzalo Muñoz, el champion

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El 11 de abril, el Presidente Piñera presentó en La Moneda al Champion de la COP 25 en Chile. Gonzalo Muñoz, fundador de la premiada empresa de reciclaje TriCiclos, es un converso: iba por el camino empresarial tradicional, pero se cambió al lado medioambiental. Aquí habla de cómo el cáncer de su hija marcó su giro y advierte que las compañías que no son sustentables tienen los días contados.


Cuando Gonzalo Muñoz recibió el mensaje de WhatsApp de la ministra Carolina Schmidt para reunirse en el Ministerio de Medio Ambiente a principios de abril, pensó que conversarían sobre el reciclaje del plástico, la última conferencia COP que se hizo en la ciudad polaca de Katowice en 2018 o del premio "The Circulars" que obtuvo su empresa de reciclaje TriCiclos en el último encuentro del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza. Por eso, ese día Muñoz fue a la reunión con el trofeo en la mano.

El tema de la cita, sin embargo, era otro.

La ministra Schmidt le encomendó la misión de ser el High-Level Climate Action Champion de la COP25, evento global que se realizará en Chile en diciembre. Un rol estelar cuya tarea es difundir la relevancia de tomar medidas para reducir los gases de efecto invernadero y aunar los esfuerzos de negociadores y gobiernos para implementar el Acuerdo de París, establecido en 2015 con el fin de frenar el calentamiento global. Muñoz escuchó sorprendido la propuesta, aceptó el desafío y dijo que era "un honor".

Esta es la primera vez que un "Campeón climático" proviene del sector privado. De hecho, Muñoz le manifestó a la ministra Schmidt que él no tiene experticia en el ámbito político y que si necesitaba ese perfil él no era la persona indicada. "Si voy a estar al medio de un tironeo político, le voy a durar dos meses", le explicó.

Pero su procedencia sí le reporta ventajas. Explica Muñoz: "Siendo el primer Champion del sector privado, mi tarea es que esa área avance y se comprometa. También que todos entendamos que esto tiene que dejar de ser un tema entre el gobierno, los científicos y las ONG, y pase a motivar y movilizar a todos los ciudadanos, independientemente del rol que tengamos".

Muñoz ha dedicado diez años al ámbito medioambiental y TriCiclos acumula varios reconocimientos internacionales. Aun así, tiene un perfil bajo y su nombramiento en La Moneda el 11 de abril sorprendió a muchos. ¿Quién es este nuevo Champion del evento climático más importante del planeta?

El giro

Gonzalo Muñoz tiene 47 años, está casado y tiene tres hijas de 21, 19 y 17 años. Nació en Viña del Mar, pero por estudios y trabajo ha vivido en España, Argentina y Brasil, por lo que se reconoce "un pasajero del mundo". Tiene dos hermanos -Juan Carlos, experto en transportes, y Ximena, arquitecta- y varios hermanastros, creció en una familia "achoclonada" y cuenta que en su casa abundaban las opiniones diversas.

Muñoz es hijo de Ximena Abogabir, una reconocida experta en temas de sustentabilidad. "Mi mamá es un espejo y un referente. Mucho de lo que hago y de lo que trato de hacer en el día a día lo aprendí de ella", dice. El camino que siguió su madre tiene analogías con su propio recorrido.

Abogabir, cofundadora de la agencia de publicidad Porta, era una exitosa profesional hasta que dio un giro en su vida y fundó la ONG Casa de la Paz en 1983, en una época donde había riesgo de una guerra nuclear. "Lo que se buscaba era convencer a Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov de que no apretaran el botón nuclear", dice él.

En ese contexto, Muñoz recuerda que las conversaciones en su casa eran "fascinantes". "Tuve la suerte de tener al Dalai Lama o a Edward Kennedy en mi casa, en una época sin Facebook ni WhatsApp; o sea, eran personalidades que existían en el imaginario colectivo", dice. Esas vivencias fueron despertando en él una visión global: había gente en el mundo con las mismas aspiraciones, por lo tanto las soluciones requerían que más personas buscaran el bien común. Su madre -que les insistía a sus hijos que tenían una responsabilidad por crecer en un entorno privilegiado- era una de esas personas.

Muñoz tenía impregnada la inquietud social y ambiental, pero se tardó en llegar a cultivarla plenamente. Estudió un Máster en Gestión Ambiental en España y luego, ya casado y con dos hijas, aceptó una oferta de trabajo "irrenunciable" en Mar del Plata, Argentina, que además coincidía con el Mundial de Seven a Side, lo que para un fanático del rugby -deporte que jugó hasta los 36 años- era un poderoso incentivo. Pero vino la crisis, el "corralito" y su nombre apareció en listas de ejecutivos que corrían peligro de ser secuestrados, así que regresó a Chile. Acá asumió la gerencia de una empresa agroindustrial, cuando se desencadenó un evento inesperado. En 2005, un diagnóstico médico golpeó a Gonzalo Muñoz.

Rosario, su hija de tres años, tenía leucemia. El escenario empeoró porque era alérgica al principal tratamiento que existía. "Pasó a ser sujeto de trasplante. Ninguno de nosotros ni del resto de la familia era compatible. Salimos a buscar a bancos de médula y no encontramos ninguna", recuerda.

Los médicos les ofrecieron dos tratamientos experimentales, por lo que había una probabilidad alta de que su hija muriera. La expectativa de éxito era de apenas el 15%. "Hubo un instante en que ella estaba casi desahuciada. Incluso hay una foto del momento en el que me despedí de ella. Ahí tú dices 'cómo la vida puede ser tan corta y frágil', y eso te lleva a hacerte un montón de preguntas, entre ellas, a qué estoy dedicando mis días. Milagrosamente, se salvó, se despertó de la UCI y hoy está en cuarto medio, llena de sueños", dice.

En ese delicado período, Muñoz conversaba con su amigo Nicolás Boetsch, cofundador de Bazuca.com, sobre si debía destinar su tiempo y capacidad a cosas que tenía pensadas para más adelante. "Muchas veces estábamos en un café, anotábamos en una servilleta el problema, lo poníamos en el centro de la mesa, y decíamos: 'Ahora hay dos opciones. Hacerse cargo o hacerse el hueón'".

Ambos le daban vueltas a cuál era el mejor papel que podía cumplir el sector empresarial. "Era una volada rara en ese tiempo, pero hoy cada vez es más razonable. Hay empresas que existen para generarte una necesidad, pero las compañías debiesen existir para resolver un problema y obtener su beneficio financiero a partir de eso", explica. En eso estaban cuando ocurrió otra tragedia. En febrero de 2008, Boetsch fue embestido por una lancha mientras nadaba en el lago Panguipulli.

"Cuando Nico murió, para mí fue una señal clara: ok, ésta es la conversación en la que estábamos, llegó el minuto de hacerme cargo". Ese fue el impulso final para, con sus amigos Joaquín Arnolds y Manuel Díaz, crear TriCiclos, una empresa que potencia la economía circular y que debe su nombre a los tres ciclos de la sustentabilidad: equilibrio en lo financiero, ambiental y social, lo que está incorporado en los estatutos de la empresa. ¿Un ejemplo? Triciclos entrega un tercio de sus utilidades a sus trabajadores, algo que muchos colegas empresarios miraban con escepticismo y desdén.

-TriCiclos va a cumplir diez años, ¿qué reflexión hace?

-Los máximos sueños de TriCiclos posiblemente se cumplieron entre 2012 y 2013, cuando nos convertimos en la primera empresa B de Sudamérica. Todo lo que ha pasado en la segunda mitad ha superado con creces todo lo que nos pudimos imaginar. Lo que se me viene a la cabeza es cuántas personas más podrían hacer lo mismo. Soy creativo y tengo harto empuje, pero conozco muchas personas que son geniales, y si hemos conseguido llegar hasta aquí no me puedo imaginar qué podrían lograr esas personas geniales si mueven sus capacidades al servicio del mundo.

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Foto: Juan Farías

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El señor COP25

En estos diez años, Muñoz ha obtenido una radiografía del comportamiento ambiental de los chilenos. Dice que, en su mayoría, somos ciudadanos conscientes y es un convencido de que eso puede mejorar. "Las personas no son indiferentes. Mira lo que pasó con la ley de bolsas plásticas, una norma que incomoda al ciudadano, pero que es una de las leyes con mayor nivel de aceptación en la historia. Eso habla de un ciudadano que quiere ser parte de los cambios positivos".

-¿Qué gana el país al ser sede de la COP?

-Dos cosas. Una es el evento en sí mismo: seremos la vitrina de la agenda medioambiental del mundo, y Chile tiene mucho que mostrar en energías renovables, particularmente, solar. También están la ley de responsabilidad extendida del productor, la prohibición de bolsas, la electromovilidad y los parques. Y la segunda es de mediano y largo plazo: Chile tiene la posibilidad de tomar el liderazgo y mover la aguja no sólo del país y la región, sino que también del mundo. Los países europeos han llevado la vanguardia y puede haber llegado el momento de que ese liderazgo se distribuya hacia al sur.

-¿Chile dará el ejemplo con su nivel de compromiso?

-Eso esperamos. Yo no puedo comprometer al país, pero sí daré mi mayor esfuerzo para que Chile asuma acciones concretas que sean un ejemplo para otras naciones.

-¿Cuál es nuestra vulnerabilidad como país respecto al cambio climático?

-Enorme. Si miras los estudios de Naciones Unidas, hay nueve criterios de vulnerabilidad y a Chile le atañen siete, porque tenemos un borde costero y muchas islas, y dependemos mucho de la importación de energías. Hay varias condiciones que hacen que Chile sea uno de los países más vulnerables del mundo.

-Chile es sede de la COP y tiene un proyecto como Mina Invierno, para explotar carbón en la Patagonia. ¿Le hace sentido?

-Hay dos dimensiones para eso. La primera es no, no me hace sentido tener energía a carbón, no me hace sentido seguir necesitando combustibles fósiles, pero ése es uno de los tantos ámbitos donde Chile no es perfecto. Si para organizar una COP tenemos que ser perfectos, entonces nadie va a organizar una COP. Acá tenemos un montón de dimensiones donde mejorar.

-Usted dice que hablar de empresas sustentables es una redundancia, ¿por qué?

-Porque una empresa que no sea sustentable en el tiempo va a dejar de ser empresa.

-¿Por qué no son sustentables ahora?

-Por una mirada cortoplacista y miope. Porque pertenecemos a una generación que no fue formada ni educada con estas distinciones, porque hemos creído que la máxima de incrementar la rentabilidad muchas veces lo justifica todo. Porque en algunos casos las leyes han sido demasiado permisivas y porque nos falta cultura ciudadana para que en nuestro rol de consumidor exijamos más.

-Maisa Rojas, parte del Consejo Presidencial de la COP, dijo que éste no es un problema medioambiental, sino de desarrollo país. ¿Está de acuerdo?

-Absolutamente. Este es un modelo de desarrollo que está errado, un modelo lineal donde nos hemos dedicado a usar recursos de la naturaleza, diseñar productos, consumir y, finalmente, descartar. El carbono que estamos traspasando a la atmósfera no es otra cosa que eso. Los últimos 5 a 10 años hemos acelerado cambios a nivel global, en casos de políticas públicas o liderazgo que han asumido algunas empresas, y también con la presión que pone la sociedad civil organizada y a veces más espontánea, como lo que pasa hoy con los niños. Greta Thunberg es una expresión de la sociedad civil que dice basta.

-¿Cómo lo hacemos?

-Acelerando. Necesitamos el compromiso de todos, que el gobierno siga fortaleciendo políticas públicas, y en eso la COP va a ser un acelerador. Necesitamos una cultura ciudadana que se acompañe de un entorno empresarial comprometido. Es el momento del coraje a todo nivel.

Un milagro

Gonzalo Muñoz vuelve a recordar esos tiempos cuando él decidió hacer un giro. Eran los días de enfermedad de su hija Rosario y de conversaciones muy profundas con su amigo Nicolás Boetsch. A veces caminaban por la calle y se les pasaba la hora preguntándose para qué estaban acá, cuál era el sentido de las cosas que hacían o cómo podían aportar para que el mundo y la gente que lo habita tuvieran un mejor pasar.

La salud de Rosario también era tema de esas conversaciones. Una sobrina de Nicolás había sufrido el mismo cáncer y él jugó un rol clave en acercar a las familias para compartir experiencias y acompañarse.

Recuerda Muñoz: "Yo pensaba: así como no parece razonable que ella, una niñita que tenía tres años, se vaya ahora, yo también me puedo ir en este minuto". Ese cuestionamiento fue un impulso para el giro que tomó en su vida y, al mismo tiempo, profundizó la aprensión natural que sentía por sus hijas.

-¿Qué le pasa hoy cuando ve a Rosario?

-La miro y se me aprieta la guata. Pienso qué milagro que ella esté aquí.

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Foto: Juan Farías

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We are the champions

El rol de High-Level Champion -que dura dos años- se creó en la COP21 en París en 2015, a partir de un acuerdo entre los gobiernos sobre la urgencia de tomar medidas más fuertes y ambiciosas para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. La personalidad más reconocida que ha ocupado ese papel es la francesa Laurence Tubiana, economista, diplomática, directora ejecutiva de la Fundación Climática Europea y artífice del Acuerdo de París para fomentar la descarbonización a nivel global. En julio del año pasado, Tubiana estuvo en Chile dictando una clase magistral en el seminario "Chile hacia una Ley de Cambio Climático", evento organizado por el Ministerio de Medio Ambiente, y que dio inicio al proceso de elaboración de la Ley Marco de Cambio Climático local.

Con miras a las COP 22 de Marrakech (Marruecos) fue nombrada Champion la ex ministra de Medio Ambiente de ese país Hakima El Haite. Entre sus credenciales, Haite participó como observadora en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de América de 2008.

El antecesor de Gonzalo Muñoz es el ex jefe de las negociaciones sobre el clima de la Unión Europea (UE), el polaco Tomasz Chruszczow, nombrado Champion para la última conferencia de las partes que se realizó el año pasado en Katowice, Polonia. Chruszczow trabajará en estrecha colaboración con Gonzalo Muñoz durante este año.

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