Este simple ejercicio visual podría ayudar a detectar el autismo

Este simple ejercicio visual podría ayudar a detectar el autismo. Foto: Julia Dufossé.

Investigadores de la Universidad de Rochester sugieren que el procesamiento visual de las personas con autismo podría funcionar de otra forma, en el caso de que observen imágenes de ilusiones ópticas.


Diagnosticar autismo en una persona puede resultar un proceso difícil de abordar. No existe ningún tipo de examen médico que permita identificarlo inmediatamente, por lo que los especialistas a cargo deben analizar de forma cuidadosa las conductas del niño o adulto que podría padecerlo.

Pese a lo anterior, un grupo de investigadores acaba de realizar un significativo descubrimiento en torno a esta afección. En un estudio publicado en The Journal of Neuroscience, los expertos identificaron que la manera en que se perciben las ilusiones ópticas podría ayudar a identificar el autismo.

“La forma en que nuestro cerebro une las piezas de un objeto o una escena visual es importante para ayudarnos a interactuar con nuestro entorno”, expresó en un comunicado Emily Knight, académica de neurociencia de la Universidad de Rochester (EE.UU.) y una de las autoras de la investigación.

Especialistas sugieren que las ilusiones ópticas podrían ayudar a identificar a quienes padecen autismo. Foto: Reuters.

“Cuando vemos un objeto o una imagen, nuestros cerebros usan procesos que consideran nuestra experiencia e información contextual para ayudar a anticipar las entradas sensoriales, abordar la ambigüedad y completar la información faltante”, añadió Knight.

Ilusiones ópticas vistas de otra forma

En la investigación participaron 60 niños, 29 de ellos con trastorno del espectro autista y 31 considerados neurotípicos, es decir, que no presentaban la afección. Todos ellos tenían entre 7 y 17 años.

Uno de los experimentos consistía en enseñarles imágenes de ilusiones ópticas nombradas en honor al psicólogo italiano Gaetano Kanitsza, conocidas como figuras de Kanisza.

Precisamente, una de las figuras exhibidas estaba compuesta por cuatro elementos parecidos a un Pac-Man que estaban alineados hacia el centro de la imagen, entregando la sensación al espectador de que al medio había un cuadrado ilusorio.

Las figuras de Kanisza que fueron enseñadas en la investigación.

Cuando se analizó la actividad cerebral de los niños con autismo que observaban la figura, se identificó que el procesamiento visual era totalmente diferente en comparación a los niños sin autismo. De hecho, se determinó que no conseguían procesar las ilusiones ópticas como lo hacían los participantes neurotípicos.

Para Knight, “esto nos dice que es posible que estos niños no puedan predecir y completar la información visual faltante de la misma manera que sus compañeros”.

Tras el estudio, la investigadora señala que se requiere “entender cómo esto puede relacionarse con los comportamientos sensoriales visuales atípicos que vemos en algunos niños en el espectro del autismo”.

El estudio publicado en The Journal of Neuroscience señala que las personas con autismo podrían ejecutar su procesamiento visual de otra manera. Foto: Getty Images.

La relación entre lenguaje corporal y autismo

Anteriormente, Emily Knight junto a otros investigadores de neurociencia de la Universidad de Rochester quisieron detectar cuál era el impacto que los trastornos del espectro autista podrían tener sobre el lenguaje corporal.

El estudio, publicado en Molecular Autism en 2022, llegó a la conclusión de que los niños con esa afección podrían no procesar los movimientos del cuerpo de forma efectiva en el día a día. Lo anterior se ve acentuado aún más si es que se presentan distracciones.

Otro artículo de la U. de Rochester sugiere que los niños con autismo no procesan siempre el lenguaje corporal de otras personas. Foto: Getty Images.

“Nuestros hallazgos sugieren que cuando los niños con autismo se distraen con otra cosa, sus cerebros procesan los movimientos de otra persona de manera diferente a sus compañeros”, dijo Knight sobre ese artículo.

“Si su cerebro procesa menos los movimientos del cuerpo, es posible que les resulte más difícil comprender a otras personas y necesiten prestar más atención al lenguaje corporal para poder verlo”, enfatizó la autora.

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