El caso de Dolly, la oveja más famosa de la historia que nació a partir de una clonación

El caso de Dolly, la oveja más famosa de la historia que nació a partir de una clonación. Foto: The Telegraph.

A dos décadas de su muerte, el ovino sigue siendo estudiado por investigadores, debido a que se convirtió en el primer mamífero en ser clonado exitosamente a partir de muestras de un ejemplar adulto. Acá, la historia de Dolly, los detalles sobre su vida y los motivos de su relevancia para la comunidad científica.


Han pasado 20 años desde que el mundo fue testigo de la muerte de la oveja Dolly, uno de los animales más recordados por la comunidad científica, que se convirtió en el primer mamífero en ser clonado a partir de otro ejemplar adulto.

En esa época, el ovino sufría las consecuencias de varias complicaciones médicas, por lo que fue sacrificado el 14 de febrero de 2003, cuando tenía siete años, es decir, poco más de la mitad de los 11 o 12 que suelen vivir los seres de su especie.

Aquello no estuvo exento de controversias. Si bien, el resultado de la clonación fue considerado por muchos especialistas como exitoso, otros alegaron que no era legítimo desde un punto de vista ético.

Oveja Dolly. Foto: Scottish National Museum.

Esta es la historia de Dolly, la oveja que recibió su nombre en honor a una popular cantante estadounidense y que revolucionó las discusiones en torno al ser humano y su capacidad de alterar la naturaleza.

Dolly, la oveja más famosa de la historia que nació a partir de una clonación

Su nacimiento fue el viernes 5 de julio de 1996, fecha en que fue bautizada preliminarmente como 6LL3 y en la que un grupo de personas se encontraba reunido en una granja de Edimburgo (Escocia) para ser testigos de un hallazgo histórico: la llegada del primer mamífero clonado a partir de células adultas.

Ahí estaban el investigador Douglas McGavin, la especialista en cultivo celular Angela Scott, el experto agrícola John Bracken y el embriólogo Bill Ritchie. Cada uno de ellos venía del Instituto Roslin y tenía el objetivo de presenciar el trabajo liderado por Ian Wilmut y Keith Campbell.

Hasta esa instancia, aquel logro era considerado como escasamente probable de realizar.

Oveja Dolly. Foto: The Roslin Institute / The University of Edinburgh.

Si bien, en un inicio mantuvieron el hallazgo en secreto por siete meses antes de informarlo en un artículo publicado en Nature el 22 de febrero de 1997, el éxito de su operación rápidamente dio la vuelta al mundo cuando salió a luz. Y no solo para los interesados en las ciencias biológicas.

Pero el misticismo que rodea a Dolly también tiene sus curiosidades. De hecho, fue Bracken quien quiso ponerle ese nombre el mismo día en que nació, como un homenaje a la cantante de country Dolly Parton.

Según informaciones reunidas por Infobae, la decisión se debió a que relacionó las células epiteliales mamarias ovinas con el aspecto físico de la artista.

Dolly Parton. Foto: Daniel Boczarski / Getty Images.

Y a pesar de que un mito urbano dice que un individuo se contactó con su representante para preguntarle si lo tomó como una referencia negativa —lo que supuestamente él negó— , los investigadores que participaron en la clonación nunca tuvieron noticias al respecto.

La oveja pesó 6.6 kilos y según dijeron los científicos en aquel entonces, “era muy viable y se puso de pie muy rápido, probablemente en la primera media hora”, aspectos que consideraron como señales positivas.

El procedimiento científico

El especialista en genética, Jorge Dotto, explicó al citado medio que el método que aplicaron los investigadores para la gestación de Dolly “consiste en la extracción del núcleo, lugar donde está el ADN, de una célula adulta de una oveja”.

“Luego, este se transfiere (mediante un pulso de electricidad) a un óvulo que se le ha sacado su propio núcleo, que sería un óvulo ‘vacío’. Este ‘nuevo’ óvulo con su nuevo núcleo se comporta como uno recientemente fertilizado, y se desarrolla en un embrión, que a su vez se implanta en el útero de otra oveja para lograr que se desarrolle el embarazo y se produzca el nacimiento”, detalló a Infobae.

Ese procedimiento está considerado dentro de lo que es una “transferencia nuclear”, una técnica que fue utilizada en 1962 por el biólogo John Gurdon y que empezó a planearse con cinco meses de anticipación antes de la llegada de Dolly.

Aun así, el proceso no estuvo exento de complicaciones, ya que las células que tenían fueron contaminadas, por lo que debieron buscar aceleradamente otro “donante nuclear”.

Karen Walker, una de las encargadas de esta parte junto a Ritchie, detalló en una entrevista con Scientific American que “estaba corriendo para todos lados, pensando en qué íbamos a poner, porque las células que íbamos a usar no estaban allí”.

“La última cosa que quieres hacer es perder los ovocitos que tienes. Por lo menos queríamos probar algo”, añadió.

Oveja Dolly. Foto: John Chadwick / AP / REX / Shutterstock.

Fue ahí cuando optaron por células epiteliales mamarias ovinas, las cuales eran provenientes de un animal de 6 años de la especie Finn Dorset, la misma que Dolly.

Sus expectativas eran bajas en un principio.

“En la clonación de animales surgen complicaciones propias: por ejemplo, solo el 4% de los clones se desarrolla en fetos vivos, y existe un alto porcentaje de muertes fetales, perinatales y neonatales”, explicó Dotto a Infobae, “también pueden desarrollar anomalías en el sistema inmune, en el cerebro, en el aparato gastrointestinal o infecciones en el cordón umbilical, y si logran sobrevivir, permanece el riesgo de un envejecimiento prematuro”.

Pero a pesar de aquello, de los 29 embriones en los que trabajaron, uno de ellos continuó desarrollándose, hasta finalmente posibilitar el nacimiento de Dolly.

La muerte de la primera oveja nacida por clonación

Cuando cumplió sus seis años, el ovino ya enfrentaba una serie de complicaciones médicas, tales como inflamación en sus articulaciones, artritis y un padecimiento pulmonar que se agravaba con el tiempo.

Esos factores despertaron un amplio debate en la comunidad científica, debido a que algunos cuestionaban las esperanzas de vida que podrían tener los “clones”. Después de todo, el tiempo promedio antes de la muerte de una oveja es de entre 11 y 12 años, mientras que Dolly apenas estaba en poco más de la mitad.

Por otro lado, varios investigadores que se dedicaron a estudiar su caso argumentaron que no hubo una relación directa entre las enfermedades que sufrió y su origen como resultado de una clonación, según datos revisados por The Telegraph.

Oveja Dolly. Foto: The Telegraph.

Entre sus argumentos, también estaba que sus cuatro descendientes (Debbie, Denise, Dianna y Daisy), tuvieron una vejez normal y sin mayores problemas de salud.

Finalmente, ante la situación de Dolly, los científicos optaron por sacrificarla ese 14 de febrero de 2003 para evitar que siguiera sufriendo.

Y hasta la actualidad, a dos décadas de su fallecimiento, es recordada como un ícono de la ciencia que abrió las posibilidades para nuevas investigaciones en cuanto a la clonación.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.