La hora del recambio

La selección Sub-17 debe resolver varias interrogantes durante el Mundial: si será un anfitrión a la altura, si ha avanzado después del fracaso en el Sudamericano y si cuenta con la materia prima para reemplazar a la actual generación.




La selección adulta de Chile vive sus mejores días. Después de casi un siglo de espera, celebró su primer título relevante y cada vez le da nuevos vistos buenos a su lista de pendientes. Faltan muchos, es cierto, pero al menos ha terminado —quién sabe por cuánto— con esas sensaciones de estancamiento y pasos en falso que la marcaron por décadas.

Con cosas todavía por hacer, a este puñado de jugadores les calza muy bien el rótulo de la mejor generación de la historia. El problema es que, como todo en la vida, tienen una fecha de vencimiento —no exacta—, aunque es probable que no llegue hasta el Mundial Qatar 2022, si es que no ocurre nada más extraño aún en la FIFA y se mantiene la sede.

Con cosas todavía por hacer, a este puñado de jugadores les calza muy bien el rótulo de la mejor generación de la historia. El problema es que, como todo en la vida, tienen una fecha de vencimiento.

Eso lo sabe bien Jorge Sampaoli. De ahí que tenga a todos sus colaboradores buscando cualquier gota de sangre chilena que puedan encontrar en jugadores alrededor del mundo, con el objetivo se conseguir recambio.

Al técnico le cuesta mirar hacia las selecciones menores, que en el último tiempo no han explotado como se esperaba. De la Sub-20 que alcanzó los cuartos de final en Turquía 2013, por ejemplo, sólo Ángelo Henríquez aparece dentro de los considerados por el casildense, aunque no con la habitualidad que le gustaría al entrenador y al propio delantero del Dinamo Zagreb.

La Sub-17, que desde mañana será la anfitriona de la Copa del Mundo que se disputará en el país hasta el 8 de noviembre, tiene una difícil misión por demostrar que entre los 21 nominados hay materia prima por aprovechar, sobre todo considerando las complicaciones que vivió en el camino.

Después de 18 años, la condición de dueño de casa le permitió a la "Rojita" retornar a la cita planetaria de la categoría que, más allá de los resultados, levantó nombres como los de Sebastián Rozental, Dante Poli, Héctor Tapia, Manuel Neira, Alejandro Osorio, Patricio Galaz y Frank Lobos, de la recordada escuadra que fue tercera en Japón 1993; o los de Milovan Mirosevic, Cristián Álvarez, Claudio Maldonado y Manuel Villalobos, del conjunto que fue eliminado en la primera ronda de Egipto 1997, pese a que mereció mejor suerte.

Está claro que es muy temprano para concluir si el equipo que dirige Miguel Ponce tendrá sustento como cantera. Lo que sí es evidente comienza con un gran signo de interrogación encima, sobre todo porque es fruto de un proceso que en el camino se pegó un costalazo histórico, como fue la eliminación en cero del Sudamericano de Paraguay, en marzo, que desembocó en la salida de las selecciones menores de Hugo Tocalli y Alfredo Grelak.

El sorteo tampoco le jugó a favor al local. Croacia, Nigeria (cuatro veces campeón Sub-17) y Estados Unidos son sus rivales en una zona complicada, en la que se espera que Chile, al menos, mantenga los avances que lució en la gira de preparación y cumpla con el objetivo autoimpuesto de ser protagonistas. Y que así pueda superar la fase inicial.

Es el cuarto Mundial que consigue organizar Chile, que ya antes se hizo cargo de un adulto (1962), un Sub-20 (1987) y un Sub-20 femenino (2008). Es también el que más acento pone en las regiones. De hecho, los dos partidos que abren mañana el grupo de Chile son los únicos que se realizarán en Santiago, una medida que también sirve para mimar a las sedes que se quedaron fuera de la Copa América.

Del rendimiento de la "Rojita" y del apoyo que obtenga el torneo en las tribunas, de paso, dependerá que no se produzca otro flanco débil para el gobierno, que aportó con más de 2.300 millones de pesos para subsidiar el precio de las entradas y colaborar con el traslado de los niños vulnerables a los estadios, dineros que ya le trajeron críticas de la oposición y el Comité Olímpico de Chile, las que de seguro reaparecerán si el equipo no rinde y los asientos no se ocupan.

Pero esta es una mochila que no deben cargar los jóvenes de la selección, que ya bastante tienen con lo que han enfrentado y les falta por enfrentar en la cancha.

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