“Vi a mi niña morir”: el dramático relato de un padre que tuvo que donar parte de su hígado para salvar a su hija de rara hepatitis

Imagen referencial. Foto: Reuters

Una niña de tres años afectada por la misteriosa hepatitis que se extiende por todo el mundo recibió parte del hígado de su padre en una operación que le salvó la vida, en una de las consecuencias más graves que puede tener esta desconocida enfermedad.


Lola-Rose Raine, de Gravesend, en el Reino Unido, es uno de los casi 200 niños que contrajeron la extraña hepatitis que desconcierta a médicos y científicos por su desconocido origen y que obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a decretar una alerta global.

Japón y Canadá detectaron sus primeros casos sospechosos de la misteriosa enfermedad hepática que hasta ahora ha afectado a casi 200 niños, principalmente en Gran Bretaña, mientras médicos y científicos investigan sus posibles vínculos con el Covid-19. Hasta ahora los casos sospechos se han detectado en 14 países desde octubre pasado. Uno ha muerto y 17 han necesitado trasplantes de hígado.

La menor británica es una niña de tres años cuya condición médica empeoró al punto que su padre debió donarle parte de su hígado para salvarla de la muerte.

Después de descartar inicialmente sus vómitos como un problema estomacal, los padres de Lola-Rose se preocuparon cuando sus ojos desarrollaron un tinte amarillo, signo distintivo de hepatitis.

Una niña se hace un PCR en San Salvador, capital de El Salvador. Foto: Reuters

Las primeros exámenes a la que fue sometida en el hospital revelaron que su hígado no funcionaba normalmente, lo que obligó a sus padre a llevarla a una unidad especializada en el hospital del Kings College de Londres en marzo pasado.

Pero apenas unos días después de llegar, su hígado comenzó a fallar, y los médicos se vieron obligados a ponerla en coma. Los médicos advirtieron a sus padres que la menor podría morir en cualquier momento a menos que encontraran un trasplante de última hora.

Su padre, Alan Raine, de 27 años, señaló en una nota en MailOnline que era como “ver literalmente a nuestra niña morir ante nuestros ojos” mientras esperaba saber si su hígado sería compatible. Finalmente los exámenes demostraron que sí era compatible, por lo que el pasado 30 de marzo donó parte de su hígado para salvar a su hija que agonizaba, en una operación que duró siete horas.

A pesar de que le advirtieron de los riesgos a los que se sometía, su padre tenía que elegir entre donar su hígado o que le “arrancasen el corazón” viendo sufrir a su hija.

Casi un mes después de la cirugía, Lola-Rose se recuperó por completo y será dada de alta del hospital esta semana, según consigna el medio británico.

Alan Raine junto a su hija después de la operación. Foto: Alan Raine

Una nueva variante podría ser la culpable

Según consignó Raúl Rivas González, catedrático de Microbiología, Universidad de Salamanca, en un artículo del portal The Conversation, los virus comunes que causan la hepatitis viral aguda (virus de la hepatitis A, B, C, D y E) no se han detectado en ninguno de los casos, pero sí han sido detectados adenovirus en al menos 74 pacientes. En 18 casos ha sido identificado el adenovirus F 41. En 20 casos ha sido detectado el Sars-CoV-2. Y en 19 casos ha sido detectada coinfección por Sars-CoV-2 y adenovirus.

“La implicación de un adenovirus, concretamente el adenovirus F 41, como la causa subyacente de la hepatitis aguda es actualmente una hipótesis plausible. Pero no explica completamente la gravedad del cuadro clínico”, dijo.

Por ello, algunos científicos ahora sospechan que la causa podría ser una nueva y desconocida variante de Covid mutada.

Funcionarios de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA, su sigla en inglés) incluyeron “una nueva variante de Sars-CoV-2″ en sus hipótesis de trabajo, cuando discutieron el tema en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas en Lisboa.

Imagen microscópica del Sars-CoV-2. Foto: AP

El profesor Eyal Shteyer, director de la Unidad Pediátrica del Hígado en Shaare Zedek, en Israel, uno de los países donde se ha detectado la enfermedad, dijo al sitio Health Policy Watch que los niños enfermos provenían de todo Israel y no eran de la misma etnia o afiliación religiosa, pero lo que sí tenían en común la mayoría de ellos es que habían sido infectados con el Sars-CoV-2.

“El 99% de los niños tenían Covid”, dijo Shteyer, quien trató a los niños que acudieron a su hospital con esteroides y los niños se recuperaron rápidamente, en la mayoría de los casos en cuestión de días.

Conor Meehan, profesor titular de Microbiología en la Universidad de Nottingham Trent, confirmó en un artículo de The Conversation que hay sospechas de que el Covid-19 podría estar detrás de estos casos de hepatitis, ya que se ha detectado el SARS-CoV-2 en algunos de los niños.

“Se han informado casos aislados de hepatitis en pacientes con Covid, pero esto es incluso más raro que la hepatitis autoinmune, y se ha observado principalmente en adultos con Covid grave”, advirtió. “Si este fuera el caso, habríamos esperado ver hepatitis también en adultos inmunocomprometidos, no solo en estos niños, y por eso parece menos probable.”

“No lo descartaría, pero no pondría la mayor parte de mi dinero ahí”, añadió.

En cambio, dijo, otra posibilidad es que este sea un nuevo síntoma resultante de la interacción entre los dos virus, el adenovirus y el Covid, que podrían infectar a los niños al mismo tiempo. O que la hepatitis está siendo causada por un virus totalmente diferente que aún no se ha detectado.

En esta etapa, no hay evidencia inequívoca que apunte al coronavirus como un factor causal directo de la enfermedad. “Sin embargo, los médicos que han tratado a estos niños sospechan que existe una conexión”, dijo Yael Mozer-Glassberg, jefe de la Unidad de Trasplante de Hígado Pediátrico en el Centro Médico Infantil Schneider en Petah Tikva, eisrael, citado por el portal Haaretz.

“Después de descartar todas las diversas posibilidades, el denominador común en todos los casos que encontramos fue que todos habían contraído el coronavirus alrededor de tres meses y medio antes de que apareciera la infección”, dijo Mozer-Glassberg. “Esto ciertamente plantea la pregunta. Pero no creo que sea posible decir todavía que todos estos casos son un fenómeno post-Covid”.

Niños pequeños los más afectados

La gran mayoría de los casos han sido entre niños de cinco años o menos, y hasta ahora un joven ha muerto y 17 han necesitado trasplantes de hígado.

Foto: AP

Se han detectado unos 114 en el Reino Unido, sin embargo, de acuerdo al reportaje de MailOnline, estos solo podrían ser la “punta del iceberg”, ya que se pasan por alto muchos síntomas.

La madre de Lola-Rose, Jane McNeill, estudiante de enfermería, señaló en el artículo, que se preocupó cuando los ojos de su hija se pusieron amarillos.

La llevaron al hospital Darent Valley en Kent, donde las pruebas revelaron que su hígado no funcionaba correctamente. Desconcertada, el 17 de marzo la enviaron a especialistas en hígado en Londres. Allí, le diagnosticaron hepatitis y sus padres inmediatamente “pensaron lo peor”, dijo Raine.

Los padres recibieron un rayo de esperanza el 21 de marzo cuando los médicos descubrieron que su hepatitis podría haber sido causada por un adenovirus. Se trata de un virus tratable y los médicos le dieron medicamentos preparados específicamente para ella por goteo intravenoso.

Raine le dijo a MailOnline que “en ese momento pensamos ‘fantástico, ellos descubrieron el problema’”.

Pero dos días después, los médicos dijeron que todavía se estaba deteriorando y advirtieron que la trasladarían a cuidados intensivos dentro de las 48 horas.

Ese día la pusieron en coma inducido porque su hígado no enviaba amoníaco tóxico a sus riñones para que lo filtraran del cuerpo. Esto significaba que las toxinas estaban llegando a su cerebro, causando que se hinchara.

“Literalmente estábamos viendo morir a nuestra pequeña niña frente a nuestros ojos. No tengo idea de cómo más explicarlo. Fue como si alguien hubiera metido la mano en tu pecho y te hubiera arrancado el corazón. Estaba pensando “no hay nada que puedas hacer”, señaló el padre de la menor.

Su condición siguió empeorando y al día siguiente la pusieron en la lista de trasplante de hígado urgente.

Imagen referencial. Foto: Reuters

Sus padres, según consignó MailOnline, se ofrecieron como voluntarios para donar sus hígados de inmediato, pero tuvieron que esperar tres días antes de poder iniciar el proceso de donación en vida.

Para entonces, la niña estaba al borde de la muerte, pero los exámenes descubrieron que su madre no podía donarle su hígado a pesar de ser una sangre compatible.

Su padre solo supo que su hígado era compatible más tarde ese día, cuando los médicos le habían dado horas de vida a su hija. “Podrían haberme dicho que no iba a sobrevivir a la cirugía y ella sí, y yo habría seguido adelante. Todo lo que estaba pensando es que ella va a mejorar y podemos ayudar”, señaló.

La operación que le salvó la vida

Su padre pasó por el quirófano a la mañana siguiente para darle a su hija la parte izquierda de su hígado.

Después de su cirugía, el color amarillento de su piel se desvaneció casi de inmediato y sus análisis de sangre volvieron a la normalidad en 48 horas.

Después de una donación de hígado, el órgano comienza a regenerarse a su tamaño original tanto en el receptor como en el donante, dejando a ambos con hígados sanos y funcionales.

Ahora, cuatro semanas después de su cirugía, Lola-Rose ha vuelto a ser ella misma, cantando canciones de Frozen a las 3 a.m. “para que todo el pabellón las escuche”, dijo Raine. Ya a recuperado su fuerza después de semanas de fisioterapia con sus médicos y su personalidad burbujeante ha regresado.

La menor tomará medicamentos por el resto de su vida para evitar que su cuerpo rechace el nuevo órgano.

Todavía no entiende por lo que pasó, aparte de que “tiene una gran cicatriz en el vientre como su papá”, dijo.

Pese a lo profesor Simon Taylor-Robinson, hepatólogo del Imperial College de Londres, le dijo a MailOnline que estimaba “que hay más casos por ahí. Me imagino que hay más casos de los que se han informado, pero es probable que sean menos graves”.

Sin embargo, agregó que no hay motivo para entrar en pánico porque en el “99% de los casos”, el hígado puede regenerarse y las posibilidades de necesitar un trasplante o morir a causa de la afección son bajas.

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