“Hay de todo”: los asombrosos animales captados por las cámaras trampa de Reserva Costera Valdiviana

Un monito del monte captado por una de las cámaras trampa del parque. Foto:

La Reserva Costera Valdiviana, área protegida de The Nature Conservancy, conserva 50.000 hectáreas en un hotspot de biodiversidad mundial y con un alto nivel de endemismo. Fue también una de las pioneras en el uso de las cámaras trampa en el país.


En 2007, la Universidad Austral de Chile (Uach) en Valdivia recibía la visita del Dr. Jim Sanderson, investigador norteamericano que buscaba generar capacidad en la zona para buscar nuevas poblaciones de zorro chilote, o zorro de Darwin.

En su visita realizó las primeras capacitaciones para el uso de cámaras trampa en Chile, cuya parte práctica se realizó en la Reserva Costera Valdiviana (RCV).

Eduardo Silva, hoy académico del Instituto de Conservación, Biodiversidad y Territorio de la Uach, fue parte del grupo que recibió esa capacitación, al igual que Danilo González y Erwin Ovando, guardaparques de la RCV.

Esa instancia generó una colaboración y una línea de trabajo que influiría en el monitoreo de fauna a nivel nacional. Danilo González, hoy coordinador de guardaparques en la RCV, recuerda: “Ese taller práctico fue como el inicio de todo, porque aprendimos. Instalamos las cámaras, Jim nos enseñó cómo orientarlas, a qué altura dejarlas, según las especies que queríamos registrar. Así que hubo harta información, lo entendimos todo en la práctica”.

Un gato güiña. Foto: RCV

La historia avanza hasta 2010, cuando Silva -luego de sus estudios de posgrado- junto con Max Sepúlveda, hoy parte del programa Patagonia Chilena de The Pew Charitable Trusts, entre otros, ganan un fondo que les permite comenzar a trabajar en el codiseño de un monitoreo con los guardaparques de la RCV, que fuese viable, fusionando la teoría académica con la realidad de la administración de un área protegida privada.

Sepúlveda trabajó su tesis doctoral en la RCV, por lo que conocía el territorio de primera mano, tras estudiar por años las interacciones entre perros, visones y huillines. “Hicimos tesis con varias personas que hoy día son profesionales que trabajan en ONG, en el Ministerio del Medio Ambiente, en centros de rescate, o están haciendo hoy día sus doctorados y son académicos.

Los animales captados por cámaras trampa de Reserva Costera Valdiviana

La reserva ha tenido una función de formación. A esto se añade un trabajo estrecho con la comunidad y con los guardaparques, que permitió elaborar el primer plan de manejo de la reserva y diseñar el plan de monitoreo con cámaras trampa, que fue el que inspiró lo que hoy se hace en el resto del país a través del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas (SNASPE).

Puma captado por una de las cámaras trampa de la reserva. Foto: RCV

Diego Valencia, jefe de la Sección de Monitoreo e información del SNASPE en Conaf, confirma la importancia del trabajo desarrollado en la Reserva Costera Valdiviana: “El trabajo colaborativo acá fue el precursor del actual Programa Nacional de Cámaras Trampa que lleva el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado, que hoy involucra más de 32 unidades, más de 1.000 cámaras y más de 1.500 puntos desde Arica hasta Magallanes”.

Silva valora la colaboración de Danilo y Erwin, guardaparques hoy a cargo del monitoreo con cámaras trampa en la reserva. “El diseño que armamos lo hicimos en conjunto con los guardaparques, sobre un mapa impreso, marcando con un plumón los sectores más accesibles, eso lo mezclamos con selección al azar y otros criterios más científicos y técnicos, que fue el diseño que se implementó el 2015 y que adoptó Conaf”.

Pudú cervatillo con manchas de camuflaje (Pudu Pudu). Foto: RCV

Silva atribuye el éxito de ese diseño a que consideraba a los guardaparques y su experiencia en la realidad del terreno, y eso favoreció la escalabilidad de esa técnica.

Reserva Costera Valdiviana, un hotspot de biodiversidad

Francisco Fontúrbel, profesor adjunto del Instituto de Biología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, es conocido en Chile por sus investigaciones sobre el monito del monte, marsupial endémico de los bosques lluviosos del sur de Chile y Argentina.

Estas investigaciones también lo han llevado a la Reserva Costera Valdiviana. “La RCV es una caja de sorpresas en cuanto a la fauna y la flora. Cuando uno llega y ve los eucaliptos no parece muy interesante, pero con el uso de trampas cámara y los censos de fauna encontramos una enorme diversidad de especies, asociadas a los distintos hábitats que componen ese mosaico heterogéneo de paisaje de la RCV”.

Zorro de Darwin. Foto: RCV

Max Sepúlveda coincide: “La biodiversidad tiene una gran cantidad de endemismos y singularidades propias, y todo el desafío que hubo con la transformación a las plantaciones de eucalipto, en este caso”.

Añade que tras ese eucalipto, en las zonas más insertas, está pasando de todo. Ese “de todo” incluye el hallazgo de zorro chilote o de Darwin en la zona el año 2014, que fue un hito científico en Chile, especie que hoy es uno de los objetos de conservación de la reserva y es constantemente monitoreado. “Cuando uno habla de anfibios únicos o poblaciones críticamente amenazadas como la del zorro de Darwin, ahí hay una relevancia que tiene la reserva que es planetaria”, explica Sepúlveda.

Teninson Antillanca es parte del equipo de guardaparques de la Reserva Costera Valdiviana, y hoy además de participar en los otros monitoreos de fauna, está a cargo del monitoreo de anfibios, luego de recibir una inducción por parte de la ONG Ranita de Darwin, quienes realizan constantemente capacitaciones para la RCV y el Parque Nacional Alerce Costero (PNAC).

Existen al menos 13 tipos de anfibios documentados en la reserva, y en opinión de Antillanca, quien creció en la zona, la labor de conservación que hace la reserva ha sido fundamental para la supervivencia de ciertas especies. “Muchas de las especies que habitan acá, hablando especialmente de la ranita de Darwin, no sé si hubieran estado a estas alturas si hubieran seguido las forestales, igual que el zorrito de Darwin, nunca lo hubieran encontrado”.

Gato guiña. Foto: RCV

El paso de la industria forestal y las plantaciones de eucalipto en el territorio ha tenido consecuencias inesperadas. Según Fontúrbel, estas plantaciones abandonadas con regeneración nativa, junto con la fauna que las habita, podrían considerarse como novel ecosystems, es decir ecosistemas emergentes por la acción humana, que no tienen un equivalente natural en cuanto a composición de especies, pero que han encontrado la forma de hacerse autosostenibles y tener una dinámica propia. “Por ello creo que la RCV ofrece un excelente laboratorio natural para estudiar este tipo de ecosistemas y responder varias preguntas en ecología y evolución”.

Pero no todo se trata de los bosques: Brayan Zambrano, médico veterinario, presidente de la ONG Unidad por la Conservación de Ecosistemas y estudiante de doctorado en Medicina de la Conservación, se centró en la zona costera de la reserva, principalmente las playas de Chaihuín y Colún, para estudiar ahí el rol de aves rapaces carroñeras, su rol ecológico y su interacción con factores humanos.

Para ello se aplicó la captura y marcaje de algunos ejemplares, observación en terreno y también con cámaras trampa. “La remoción de carcasas tiene varios efectos a nivel ecológico y también a nivel de la salud humana, al evaluar este rol ecológico podemos inferir la salud de los ecosistemas y también la salud humana”.

El primer acercamiento de Zambrano a la reserva fue como estudiante, y en ese sentido destaca el rol de la reserva como aula abierta para la formación de estudiantes.

Adicional a esto, durante el último año el equipo de Océanos de TNC Chile, en conjunto con dos guardaparques de la reserva, Teninson Antillanca y Marcelo Antillanca, fueron parte de una serie de capacitaciones de buceo científico.

Erwin Ovando, guardaparques de la Reserva, instalando cámara trampa,

Natalio Godoy, científico líder de este equipo en TNC, explica que estas capacitaciones permitirán implementar una evaluación de la biodiversidad costera: “La meta es poder tener una serie de tiempo de datos de biodiversidad y poder de alguna manera predecir cambios climáticos, tener piezas de información sobre el estado de la salud de nuestra costa en la reserva”, datos que se sumarían a los recolectados por los pescadores de la zona, desembarcos de AMERB, entre otros.

Colaboración y expectativas de la Reserva Costera Valdiviana

¿Cuáles son los desafíos para el futuro? Danilo González y Teninson Antillanca coinciden en la expectativa de poder desarrollar monitoreos más amplios y constantes en el tiempo, más allá de los meses en que se mide presencia y ausencia de especies.

Eduardo Silva destaca el rol de la reserva como modelo a replicar en el futuro: cómo una zona de tragedia, con sustitución de bosque nativo e historia de destrucción del alerce, pasó a ser 75.000 hectáreas de área protegida (sumando a la RCV con el PNAC) que además ha sido pionera en planificación y monitoreo, y en su forma de interactuar con las comunidades locales. Esta historia da esperanza a otras zonas que hoy están complicadas y necesitan protección, sobre todo en Chile central, explica el académico.

Gato güiña melánico (negro). Foto: RCV

Esta experiencia no puede dejar fuera la colaboración, como destaca Diego Valencia de Conaf: “Tenerlos al lado nos permite hacer un desarrollo en conjunto que realmente nos puede conectar las especies, porque nuestros objetos de conservación no conocen fronteras. Entonces, el tener una colaboración de alto nivel no tan solo es beneficioso desde el punto de vista de intercambio, sino que también es absolutamente beneficioso para los intereses comunes que tenemos, que son nuestros objetivos de conservación, que los compartimos”.

La Reserva Costera Valdiviana (RCV) tiene nueve objetos de conservación: Bosque de alerce, Bosque siempreverde, Bosque de Olivillo Costero, Ecosistemas de Agua Dulce y Estuarios, Costa rocosa, Dunas y playas de arena; zorro de Darwin, güiña y pudú; Anfibios de bosque y Patrimonio Cultural. Una de las formas de evaluar el estado de estos objetos es monitoreando la fauna presente en el territorio.

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