El misterioso búnker de semillas que está preservando miles de plantas chilenas de la extinción

Centro Base de Semillas en Vicuña. Foto: La Tercera.

Instalado dentro de un cerro se conservan a temperaturas bajo cero los distintos tipos de semillas que podrían verse afectados por el cambio climático. La gran mayoría de ellas no se encuentran fuera del país.


En las afueras de Vicuña, en la Región de Coquimbo, existe un lugar que resalta entre el cordón montañoso que configura el Valle del Elqui. Es un búnker que busca preservar el tesoro, quizás, más valioso para el ecosistema y la biodiversidad del país. Estas instalaciones creadas en 1990 pertenecen al Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y está ubicado estratégicamente bajo un cerro para soportar catástrofes naturales y mantener vivas las semillas de múltiples cultivos y flora nacional que conserva.

Según el Informe Mundial sobre Recursos Genéticos de la FAO (1996), esta especie de “Arca de Noé” de Chile es uno de los tres más confiables, en términos de conservación, en América Latina y el Caribe.

¿Por qué Chile cuenta con un “Arca de Noé” o Red de Bancos de Germoplasma? En el ámbito fitogenético, Chile es un importante centro de la diversidad biológica en el mundo, tanto por el alto número de especies endémicas, como por la alta diversidad intraespecífica de sus especies, lo que se debe a su adaptación a los distintos ambientes que el país posee.

De las 4.655 especies de plantas presentes en Chile, un 46 % son endémicas, es decir, solo se encuentran en el territorio nacional. Ambas características hacen de Chile un país interesante como fuente de recursos genéticos para el mundo.

Centro Base de Semillas en Vicuña. Foto: La Tercera.

Es por eso que cuadrillas de expertos en recolección recorren todo el país para aumentar el catálogo y almacenar semillas que pueden verse comprometidas en el futuro.

“Aquí conservamos semillas de todo el país, tanto de especies cultivadas, como también de especies silvestres o de flora nativa de nuestro país. En términos de flora nativa, tenemos semillas de alrededor de 1.300 especies. Y este es un verdadero tesoro porque nos permite mantenerlas como una manera de evitar la extinción de estas especies”, cuenta Carolina Pañitrur, investigadora y encargada del Banco Base de Semillas del Instituto de Investigaciones Agropecuarias.

Estas semillas se conservan a una temperatura de 20 grados bajo cero (-20°C), que es la condición ideal para poder mantenerlas vivas durante décadas, e incluso cientos de años. “Solamente en términos de flora nativa tenemos alrededor de 1.300 especies. Y por cada una de las especies tenemos, pueden ser 5.000, 10.000 semillas. Entonces si hacemos una suma total, son entre seis y trece millones de semillas conservadas”, agrega Pañitrur.

Banco Base de Semillas de Vicuña. Foto: La Tercera.

¿Qué tipos de semillas se guardan en este búnker? La encargada del recinto detalla que existe una colección importante de porotos, de diferentes variedades tradicionales de nuestro país. “También tenemos una colección importante de trigo, maíz, quinoa, que eso yo me atrevería a decir que son los principales cultivos que hoy tenemos”, remarca Pañitrur. Pero también existen otros tipos de semillas almacenadas, tales como hortalizas, tomates, entre otros.

Centro Base de Semillas en Vicuña. Foto: La Tercera.

El misterioso búnker de semillas en Chile: así es como se cuida la flora en caso de extinción

En cuanto al banco base de semillas, en estos momentos es posible conservar especies con semillas ortodoxas, que son las que soportan el proceso de desecación -antes de pasar a la cámara de frío-. Pero existen otras especies, llamadas “semillas recalcitrantes”, las cuales no pueden ser conservadas en un banco tradicional como el que está en Vicuña. Esto, ya que si se secan las semillas, éstas pierden su viabilidad, mueren. En ese caso hay que utilizar otras técnicas como la criopreservación.

Carolina Pañitrur, investigadora y encargada del Banco Base de Semillas del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA). Foto: La Tercera.

“Y esa es una técnica que se está utilizando cada vez más en los bancos internacionales para poder conservar este tipo de especies, o también algunos cultivos clonales como la papa, por ejemplo, o el ajo”, comenta la investigadora. Y es que esta metodología permite conservarlos a temperaturas ultra bajas, bordeando los -90°C,. No necesariamente pueden ser las semillas, sino que también se pueden preservar los embriones o algunos tejidos meristemáticos, y también se mantienen durante cientos de años para poder preservarlos para el futuro.

Es así como hasta ahora se mantienen más de 1.300 tipos de semillas a 20 grados bajo cero. La idea es que con el tiempo se puedan recolectar y preservar cada vez más tipos de semillas durante las próximas décadas. Todo esto en caso de que la vegetación endémica se vea amenazada por el cambio climático u otros factores que modifiquen las condiciones del ecosistema.

Asimismo, muchas de estas semillas son propagadas en el mismo banco de semillas, para luego reintroducir estas especies en la flora que pueda estar bajo amenaza.

Centro Base de Semillas en Vicuña. Foto: La Tercera.

Recientemente, en 2020, gracias a esto se pudo investigar la germinación y propagación, a nivel de laboratorio y de vivero, de cerca de 90 de estas especies. Finalmente, doce especies de flora fueron reintroducidas a su hábitat natural, donde también se evaluaron diferentes tratamientos para determinar los mejores métodos de establecimiento en terreno.

Gracias a las tareas de búsqueda y recolección de semillas, el equipo de INIA logró hallar una inédita flor. Se trata de la Diplostephium paposanum, la cual se descubrió en Quebrada Botija, ubicado al norte de Paposo, en la Región de Antofagasta. Por otro lado, las expediciones lograron el rescate de especies extremadamente raras, tales como el Heliotropium jaffuelii y la propuesta de nuevas especies para la clasificación de su estado de conservación.

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno al cambio climático, sustentabilidad, alimentos del futuro, tecnologías emergentes, y extensión y formación de capacidades.

Recientemente lanzaron el Centro de Estudios en Biodiversidad, ubicado también en las inmediaciones de Vicuña. La directora nacional de INIA, Iris Lobos, señaló al respecto que es muy importante dar este paso, “porque este centro va a tener el desafío de hacer una agricultura donde el producir más con menos sea realmente efectivo”.

Banco Base de Semillas de Vicuña. Foto: La Tercera.

Lobos remarcó, además, que la creación de este centro de investigación aplicada buscará implementar una agricultura que tenga menos agroquímicos y que potencie el uso de bioinsumos. Junto a eso, este nuevo centro buscará traer y probar variedades de cereales, leguminosas y alfalfa que sean resistentes al estrés hídrico.

“Tenemos que cambiar el modo de hacer las cosas, y este es el centro que tiene que demostrarnos que eso es posible”, concluyó Lobos al respecto. Según remarca, este hito beneficia tanto al país, como también a otros territorios. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, al crear valor y proponer soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y a la sociedad.

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