“El demonio llegó a América con la imaginación del conquistador”: la historia de la brujería en el país

“El demonio llegó a América con la imaginación del conquistador”: la historia de la brujería en el país

La Universidad Andrés Bello está organizando el primer encuentro internacional sobre esta práctica, abriendo a la ciencia un "mundo" que hasta ahora para muchos era considerado tabú.


La brujería hasta hace unos años era un campo totalmente inexplorado en Chile a nivel académico. Hoy es diferente. Prueba de ello es la realización del primer Congreso Internacional “Aquelarre” organizado por la Universidad Andrés Bello (19 al 21 de marzo), donde se está abordando la historia, investigación y cultura de la brujería y sus avances en el país.

Con un enfoque interdisciplinario, el evento único revela las conexiones entre el pasado y el presente, explorando cómo las supersticiones y creencias populares continúan influyendo en nuestra sociedad contemporánea.

Realizado de manera virtual, es encuentro es abierto a todo público. Cuenta con historiadores, literatos y antropólogos de Chile, España, México, Brasil y Argentina, destacando a Esther Fernández Medina, Gastón García y Alan Caballero Barrera, entre otros.

¿Cuál es la historia de la brujería en Chile? ¿Existe cómo muchos se la imaginan? ¿Cuándo se comenzó a desarrollar? ¿Cuánto ha evolucionado? Expertos e historiadores lo analizan.

“El demonio llegó a América con la imaginación del conquistador”: la historia de la brujería en el país

Ya en la Colonia se sabía de la existencia de la brujería, la mayoría del pueblo tenía la convicción que brujos y brujas se reunían durante la noche de los viernes para realizar prácticas de magia negra.

Asociadas a la hechicería estaban las artes adivinatorias. Entre las más conocidas y practicadas estaban la nigromancia (adivinación mediante la invocación de los muertos), la geomancia (adivinación a través de líneas, círculos o puntos hechos en la tierra), la hidromancia (observación del agua), la onomancia (mediante cálculos numéricos y anagramáticos a partir del nombre de la persona) y la quiromancia (lectura de las líneas de la mano).

Imagen del desarrollo del congreso, realizado de manera virtual.

Raúl La Torre, historiador y coordinador de Extensión Cultural de la Universidad de los Andes, establece que la brujería o hechicería en Chile tiene un origen propio, con características singulares de los pueblos originarios, la que se va fusionando con la hechicería europea, de características medievales, que llegan junto con los conquistadores. Esta se ve potenciada con la llegada de los esclavos africanos, generando inclusive un sincretismo con ritos o creencias cercanas al cristianismo.

Natalia Urra Jaque, profesora de la Licenciatura en Historia de la Universidad Andrés Bello, y quien forma parte del encuentro, señala que “los estudios históricos sobre la brujería están en constante evolución. Este campo, que hace dos décadas era prácticamente inexplorado en Chile, ahora está recibiendo la atención que merece”, sostiene.

“La existencia de la brujería en Chile parte de una base histórica que, para mí, tiene que ver con el modelo evangelizador. El demonio llegó a América junto con la imaginación del conquistador. Previo a la llegada del conquistador lo que existía era chamanismo, pero en ningún caso yo me atrevería a llamarlo brujería, porque ahí lo que hablamos es sobre comportamientos e imaginarios dualistas. Tenían que existir Dioses buenos y Dioses malos para poder darle una cosmovisión general al mundo, pero en el caso del pensamiento mágico ibérico y que se traslada con la imaginación del conquistador, sí se habla de demonio, que es este ser antinatural y que de alguna forma es el opositor al Dios celestial”, añade Urra Jaque.

Ilustración referencial. Crédito: Unab

“Fomentar el diálogo interdisciplinario entre expertos de diferentes campos es esencial para comprender plenamente la complejidad de la brujería. Cada disciplina aporta una perspectiva única que enriquece nuestra comprensión del fenómeno”, sostiene la académica en relación al encuentro.

Obviamente, explica La Torre, “al tratarse de una creencia alejada de doctrina cristiana, la hechicería era perseguida y castigada tanto a nivel judicial -en menor medida- como a través de la Santa Inquisición, que era la institución encargada de velar por el cumplimiento de la ortodoxia o, en otra palabras, de perseguir todo aquello que vaya en contra de la moral y sanas costumbres mandatadas desde la fe cristiana católica. Esto hizo que los brujos, la brujería y todas las formas de hechicerías pasaran a funcionar en la clandestinidad, aunque no alejado de las costumbres populares”, señala La Torre.

“Hoy las prácticas mágicas están más presentes que nunca en nuestra vida cotidiana. En el congreso se ha podido reflexionar sobre la persistencia de estas creencias y su impacto en nuestra sociedad actual”, añade la investigadora de la Unab.

La historia de la brujería en Chile: una práctica naturalizada

Este tipo de costumbres populares, y aunque parezca raro, son más comunes de lo que uno podría pensar. “El poder sanador de ciertas plantas -no confundir con medicina natural o ciencia-, la fuerza de ciertos colores para ahuyentar el mal de ojo, los ritos de inicio de año, la necesidad de saber del futuro en sus diferentes formas, el cargar amuletos o inclusive llamar a números telefónicos que ofrecen ´soluciones amorosas al instante´; son parte del día a día”, indica La Torre.

¿Existe cómo muchos se la imaginan? “En cuanto a si en América existía brujería, siempre desde un punto de vista histórico, no. La brujería es una creación cristiana y que se instala en América a partir de los modelos colonizadores y, por lo mismo, entonces sería parte de lo que ocurrió en Chile”, indica Urra Jaque.

"El cargar amuletos o inclusive llamar a números telefónicos que ofrecen ´soluciones amorosas al instante´; son parte del día a día”, indica La Torre.

En Chile se ha naturalizado más la hechicería o la brujería, aunque sin llamarla de esa manera. “En países como Perú, Argentina, Bolivia o Paraguay, es mucho más común acudir al brujo del pueblo y encontrar en ellos una opción suplementaria a la medicina, lo cual la convierte en una práctica peligrosa; pero en Chile, es una adopción según la tendencia y en muchos casos, sin mucha seriedad. Las ´mandas´o ´santitos´ siguen siendo los rituales a los que más acuden los chilenos”, explica el investigador de la Universidad de los Andes.

La práctica de la brujería también ha ido modificándose, y evolucionando, según las mismas sociedades. “Si bien es cierto que durante el proceso colonial toda práctica ajena a lo permitido por el cristianismo se le consideraba brujería, hoy en día sabemos que existen un sin fin de tipos prácticas mágicas que no necesariamente son brujerías, y que de alguna forma acompañan el actuar de los sujetos en sus respectivas cotidianidades”, señala Urra Jaque.

Para dar una definición súper clara, brujería es un acto en el que se invoca y se pacta con el demonio. “Hechicería es un acto en el que se intenta vulnerar las voluntades de los sujetos, pero no necesariamente invocando al demonio, ni llamándolo, ni haciendo pacto con él. En Chile lo que se da más son tipos de expresiones mágicas en las que se recurren a instrumentos, objetos, mentalidades que tratan de dar respuesta y solución a aquello no tangible y, por supuesto, no empírico”, agrega esta última.

“Actualmente, la sociedad está sumamente compuesta y necesitada de estas respuestas no racionales, en el siglo XIX y siglo XX ha existido tanta razón, que hoy lo que necesitamos es corazón, y por eso se recurre muchas veces a este tipo de prácticas que además hoy en día están en boga. Todo lo que es el pensamiento esotérico y holístico está en boga”, finaliza la académica.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.