¿Cómo un puma terminó en una casa de Lo Barnechea?

Puma se encuentra en la cima de un arbol dentro de un domicilio particular
Ajeno al revuelo que provocó, el puma permaneció tranquilo en su rama durante horas.

El cambio climático ha generado que conejos, comida primordial del felino en la zona central, se aventuren a zonas pobladas en busca de agua, hasta donde son seguidos por los pumas.


Durante esta mañana un puma (macho juvenil) apareció inexplicablemente en un árbol de una casa en la comuna de Lo Barnechea, en el sector de El Arrayán, lo que generó un amplio operativo de rescate por parte de las autoridades. La situación se presentó compleja, ya que el felino estaba situado en un pino muy frondoso a una altura estimada de 15 metros. Finalmente y tras varias horas de trabajo y dos intentos fallidos, funcionarios del Zoológico del Parque Metropolitano, lograron dormir al puma con un tercer dardo, lo que significó que cayera al suelo, pero amortiguado por el mismo árbol y colchonetas, previamente instaladas, el animal hoy se encuentra con vida, estable y sin fracturas tras el impacto. El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) también formó parte del operativo.

¿Pero cómo un puma terminó en el patio de una casa en Lo Barnechea? Ezequiel Hidalgo. director de conservación e investigación Parque Zoológico Buin Zoo, señala que se trata de una zona que está al borde del hábitat natural del puma, prácticamente en la cordillera, donde viven estos felinos. "El problema no es que el puma se meta en zonas urbanas como ésta, si estuviera en la Alameda sería preocupante. Lo que estamos viendo es consecuencia del excesivo crecimiento poblacional y destrucción del hábitat como consecuencia del desarrollo bajo intereses humanos".

Julio Benavides, profesor investigador del Departamento Ecología y Biodiversidad Universidad Andrés Bello, explica que el puma no busca a los seres humanos, de hecho los evita. "Las presas que come el puma están en áreas urbanas y no son necesariamente el ganado. En la zona central el 80% de lo que come son conejos, y como hay conejos en esta zona a veces el puma baja. Perfectamente pudo ir persiguiendo uno y terminó en el árbol, ya que se sintió amenazado. Las hembras con crías son más habituales en zonas, los machos evitan más estos lugares. El cambio climático y las sequías hacen que las presas se acerquen a zonas con agua y en estas zonas hay gente. Los pumas se acercan al humano porque sus presas buscan agua".

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Autoridades a cargo del operativo[/caption]

Con respecto al procedimiento, previamente se manejan varios escenarios, que finalmente significan que el animal viva o no. "Lo idea siempre es lograr que baje solo, ahuyentarlo sin intervenir, pero es lo menos probable. En los otros escenarios hay muchas variantes. Lo mejor es que lo duerman con un dardo, pero que no caiga, luego llevarlo dormido a su hábitat y que despierte ahí. En caso de caer (que fue lo que ocurrió), lo mejor posible es que sea en colchonetas y no sufra lesiones, ahí puede sobrevivir. Si hubiera sufrido fracturas y daños considerables, el animal tiene que hacer rehabilitación, incluso puede verse obligado a vivir en cautiverio. El peor escenario, era que caiga y muera", establece Hidalgo.

Benavides señala que el puma nunca estuvo atrapado en un árbol, "ellos suben cuando se sienten en peligro, cuando se ven acorralados. Está refugiado escondiéndose de la gente. Si la gente se va podría escapar, pero tampoco se sabe con exactitud los motivos, puede escapar a zonas aún más urbanas o permanecer ahí. En Chile ha habido una sola muerte por parte de un puma a personas, fue en 1998, un pescador en Magallanes y uno solo en Argentina en 2012. En Estados Unidos, solo dos durante 2018, en parques de un total de más de 100 millones de personas. ¿El puma es peligroso para el ser humano en zona urbana? La respuesta es no".

"En Chile tenemos cinco especies de felinos y de acuerdo a la clasificación de riesgo o grado de amenaza de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), dos de ellos están en peligro de extinción o amenazados: el gato güiña, en la categoría de vulnerable y el gato andino, en peligro de extinción", explica Hidalgo.

Cinco especies de felino que habitan el país

Puma

Presente desde Arica a Magallanes, puede medir hasta 2,8 metros de largo, 80 cm de altura y pesar 80 kgs. Tiene cinco garras en las patas delanteras y cuatro en las posteriores. Es considerado el depredador más peligroso del país y el felino más grande de los cinco que habitan suelo nacional. Su estado de conservación es de "Preocupación menor".

Gato Montés Andino

Presente en el norte de Chile, en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, además de otros países de Latinoamérica como Argentina, Perú y Bolivia. Puede alcanzar una longitud de hasta 80 centímetros, además de una cola de 35 cm y un peso no superior a los 4 kg. Es considerado el felino con mayor grado de amenaza de la región. Actualmente está en "peligro de extinción".

Gato Colo Colo

Se trata de una especie pequeña de felino, la longitud de su cuerpo bordea los 70 cms., su cola promedia los 30 cms y 3 a 7 kgs. de peso. En Chile existen tres subespecies, la primera vive desde el límite norte con Perú hasta Antofagasta, la segunda desde Coquimbo a Concepción y la tercera en Aysén y Magallanes. Estado de conservación: "Casi amenazado".

Gato Güiña

Es considerado el felino más pequeño de toda Latinoamérica, con una longitud estimada de 65 a 73 cm y un peso de 2 a 3 kg. Vive en una zona que comprende 300.000 kilómetros en el centro y sur de Chile, así como también el suroeste de Argentina. Actualmente se encuentra en una situación de vulnerabilidad. Desde 1970 a la fecha ha disminuido en un 70% su presencia en la naturaleza, con menos de 10.000 ejemplares.

Gato Geoffroy

Este felino de tamaño mediano, tiene una longitud de 60 cms., 30 cms. de la cola y un peso estimado de 3 a 5 kg. Se trata de una especie nocturna, que trepa árboles y suele confundirse con el Gato Güiña. Puede visualizarse en el bosque patagónico de Magallanes y Aysén, además de la Provincia de Malleco al norte de Lonquimay. Estado de conservación: "Casi amenazado".

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