Columna de Aníbal Pauchard: “Metas claras y alcanzables para proteger el planeta”


El 22 de mayo se conmemoró el Día Internacional de la Biodiversidad y es una buena fecha para hacer un balance de qué tan bien o mal lo estamos haciendo para conservar la base misma de nuestra propia supervivencia como especie humana: la naturaleza.

Quizás estos últimos tres años hemos tenido muchas otras preocupaciones: pandemia, guerras, inflación global y, por lo mismo, la crisis ambiental planetaria que vivimos ha pasado simplemente como otro de los procesos inevitables que nos afectan como sociedad. Lamentablemente, acostumbrarnos a las malas noticias, no hace que los problemas sean menos graves.

Justo antes de la pandemia, la IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas) publicó un alarmante informe donde se indicaba que 1 millón de especies estaban en algún grado de peligro de extinción. Es decir, 1 de cada 8 especies de las que habitan el planeta. Este número en sí es gravísimo, pero peor aún serían las consecuencias ecológicas de esta pérdida de biodiversidad.

Usando una analogía simple, es como sacarle partes a un reloj o a un avión; ¡Es poco probable que pueda seguir funcionando si sacamos 1/8 de sus elementos! Si bien los ecosistemas y la biósfera son resilientes, no tenemos actualmente un modelo que nos permita saber cuánta extinción es demasiada. Lo que sí sabemos es que hay muchas relaciones entre especies que son necesarias para que los ecosistemas funcionen y cuando decimos que los ecosistemas funcionen, queremos decir también que nos provean de las cosas esenciales para nuestra sobrevivencia: oxígeno, agua, alimentos y un planeta estable donde poder vivir.

Foto: Reuters

En este escenario complejo, donde vemos noticias devastadoras sobre el efecto del cambio climático y tememos el surgimiento de nuevos virus y enfermedades con potenciales consecuencias muy devastadoras, es posible ver una luz de esperanza: la acción global conjunta de los países para reducir las amenazas a la biodiversidad. Sobre el cambio climático, es más conocido el camino que debemos tomar: reducir emisiones, secuestrar más carbono y adaptarnos al cambio, pero ¿qué hay sobre la pérdida de biodiversidad? ¿Qué están haciendo los países para abordar este tema?

A fines del 2022, y demorado por la pandemia, se aprobó el nuevo marco global de la biodiversidad denominado Kunming-Montreal, en reconocimiento a la ciudad china y canadiense que fueron anfitrionas de este acuerdo. Este marco global, bajo el alero de la Convención de la Diversidad Biológica, busca fijar objetivos y metas concretas para avanzar en la protección de la biodiversidad.

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Lo más interesante, es que son metas consensuadas por los países con información directa de las y los mejores expertos globales en el tema. Por supuesto, son metas ambiciosas, que quizás no logremos alcanzar, pero nos dan una potente hoja de ruta para avanzar hacia un planeta más sostenible.

Quiero enfatizar dos de estas metas globales que me parecen especialmente relevantes para Chile. La meta 3 indica que “… para 2030, al menos el 30 por ciento de las zonas terrestres, de aguas continentales y costeras y marinas, especialmente las zonas de particular importancia para la biodiversidad y las funciones y los servicios de los ecosistemas, se conserven y gestionen eficazmente mediante sistemas de áreas protegidas ecológicamente representativos, bien conectados y gobernados de forma equitativa, y otras medidas eficaces de conservación basadas en zonas geográficas específicas, el reconocimiento de los territorios indígenas y tradicionales…”.

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Esta meta también es conocida como la 30x30 y para Chile aparece como una meta alcanzable. De hecho, la superficie de áreas protegidas en Chile supera levemente el 23% y probablemente con la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) podremos incorporar nuevas áreas. Sin embargo, esta cifra a nivel nacional enmascara una profunda desprotección de los ecosistemas del norte y centro de Chile, donde en promedio menos del 5% de su superficie se encuentra en alguna categoría de protección. Respecto a la gobernanza, aún tenemos mucho que avanzar en el reconocimiento de los derechos indígenas y el rol de las comunidades locales.

Avanzar en la meta 3, significa para Chile fortalecer su sistema de áreas protegidas y perfeccionar sus capacidades para mantener la diversidad biológica en todo el territorio nacional.

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El segundo ejemplo es la meta 6, la cual busca “Eliminar, reducir al mínimo las especies exóticas invasoras o mitigar sus efectos en la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas …reduciendo en un 50% para 2030 las tasas de introducción y el establecimiento de otras especies invasoras… erradicando o controlando las especies exóticas invasoras, en especial en sitios prioritarios, como las islas.” Para esta meta, Chile tiene un gran desafío, ya que contamos con muy pocos datos sobre las especies exóticas invasoras en el país, y si bien el país es reconocido por evitar la llegada de plagas agrícolas, poco hemos hecho respecto a las especies invasoras que son una amenaza a la biodiversidad.

Nuevamente, el SBAP abre una oportunidad única de poder coordinar de manera más integral el manejo de estas especies, tendiendo puentes entre diversas instituciones de gobierno y otros sectores, como la empresa privada y las comunidades locales. Lo primero será priorizar cuáles especies controlar, y aumentar las barreras de entrada para nuevas especies potencialmente invasoras.

Como hemos visto con estos ejemplos, las acciones para conservar la diversidad biológica son conocidas y factibles, y si bien Chile tiene mucho avanzado, también tiene desafíos mayores. Va a ser especialmente crítico entonces, que la legislación y la voluntad política de Chile estén a la altura de los desafíos que nos pone esta crisis planetaria. No tenemos espacio para fallar, y los próximos 30 años serán críticos para asegurar la sostenibilidad del planeta.

*Profesor de la Universidad de Concepción y Director Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB.

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