El científico que trabaja para una tabacalera

Ignacio González

El español Ignacio González Suárez cuenta cómo pasó de ser un investigador de la biología del cáncer a un científico que trabaja para Philip Morris, la tabacalera más grande del mundo.


Reconoce que a primera vista puede ser visto como una contradicción. Pero para el español Ignacio González Suárez, desarrollar ciencia en una industria tabacalera le ha abierto las puertas para entender y combatir los riesgos del cáncer. El doctor en Biología Molecular de la Universidad de Oviedo ha dedicado sus últimos años a buscar alternativas para que fumadores reemplacen el cigarro por un dispositivo menos dañino para la salud.

Solo vino por un par de días. Antes de aterrizar, la pantallas del avión le muestra imágenes de paisajes icónicos de Chile: Patagonia, Valparaíso y el Desierto de Atacama, entre otros. Ahí es cuando Ignacio lamenta venir por pocos días. El científico reconoce que le encantaría visitar esos lugares, y ya planea venir con su familia. Esta vez, por vacaciones.

Luego de realizar sus estudios de doctorado, estuvo cinco años en Estados Unidos investigando sobre biología del cáncer y envejecimiento prematuro. En conversación con Qué Pasa, el científico cuenta que luego de terminar su postgrado, necesitaba saciar la inquietud de desarrollar sus estudios en proyectos aplicables. En ese momento, una empresa llamó su atención: Philip Morris.

En la ciudad de Neuchâtel, en Suiza, la tabacalera internacional tiene uno de los centros de investigación y desarrollo más grande del rubro. Le llaman "El Cubo", por su arquitectura geométrica, donde trabajan cerca de 400 científicos, de 50 nacionalidades distintas. Allí, González estuvo a cargo de realizar estudios de laboratorio para evaluar productos que desarrolla la empresa encargada de Marlboro. Hace un año y medio pasó al Departamento de Comunicaciones científicas. "Ahí nos dedicamos a comulgar la ciencia, a explicar la ciencia, tanto a otros científicos como a personas que no lo son", explica.

González Suárez explica que la idea de este giro laboral tiene que ver con la necesidad de comunicar y explicar los avances científicos. Es por eso que vino a Chile. González viene a contar los avances que han desarrollado en la compañía donde más trabaja. La más radical: hacer que Philip Morris se proyecte a dejar de fabricar cigarros, y lograr que los fumadores emigren a utilizar dispositivos mucho menos nocivos.

El científico español está consciente de que trabajar para una industria tabacalera despierta escepticismo en la comunidad científica, así como también en la opinión pública. Sobre todo por el pasado de la compañía, que ha recibido denuncias por generar daños en la salud de sus clientes. Sin embargo, González declara que está ahí para generar el cambio y potenciar la inflexión de la compañía. Durante los últimos meses han lanzado IQOS, un dispositivo que promete ofrecer la misma experiencia de fumar, pero con una nocividad reducida entre un 90% y 95%.

Este artefacto, que utiliza tabaco, tiene la característica de que no quema la hoja, sino que solo la calienta. Ignacio González enfatiza que de esta forma, el humo liberado es mucho menor y, ante no haber combustión de los componentes, los potenciales riesgos de padecer cáncer se reducen considerablemente, aunque todavía no se ha corroborado este estudio en humanos. No obstante, Ignacio recalca que "este es un producto para fumadores que quieren una opción más sana. No para personas que no fumen. Sabemos que no hay mejor solución que dejar de fumar, pero también entendemos que existen personas que no lo dejarán".

Esto último lo dice a nombre de la corporación, como también a título personal. Ignacio lleva años acompañado de un cigarro entre sus dedos y hace poco comenzó a utilizar este dispositivo para reemplazar su hábito. Confiesa que es bastante similar a la sensación de fumar. Aunque esta vez sin todo el humo y toxicidades que inhalaba y emanaba.

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