Vittorio Corbo, expresidente del Banco Central: “Veo una situación mucho más difícil con Boric”

11/11/2021 FOTOGRAFIAS AL ECONOMISTA, VITTORIO CORBO Mario Tellez / La Tercera

A una semana de la elección presidencial, el extimonel del Banco Central se pronuncia acerca de las opciones que están sobre la mesa y su impacto en la economía. “Veo una situación mucho más difícil con Boric, porque estoy convencido de que las cosas que plantea no son las que requiere Chile hoy”, señala. Advierte que en los últimos años “nunca un gobierno asumió con un escenario tan debilitado en lo económico, político e institucional” como el actual, y que si hay otra década de crecimiento mediocre, “la desilusión y los problemas sociales van a ser tremendos”.


A diferencia de veces anteriores, Vittorio Corbo se declara hoy “preocupado y pesimista” por el deterioro institucional del país y el desprecio del sistema político respecto de la técnica. En ese contexto, analiza la contienda presidencial del próximo domingo y critica enfáticamente el programa del candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric. Lo que más le inquieta de sus planteamientos, dice, es la idea de pensar que el problema actual de Chile “es más Estado y gastar más, cuando el problema es crear las condiciones para volver a dinamizar la economía y resolver las demandas de la gente de forma responsable”.

Sobre José Antonio Kast, el otro favorito para pasar a segunda vuelta según las encuestas, también opina, pero los cuestionamientos son acotados: cree que deberá revisar su propuesta de bajar impuestos, porque las finanzas públicas son mucho más débiles de lo que se pensaba.

A una semana de las elecciones del próximo domingo, ¿son estas las más cruciales desde 1990?

-Las elecciones, tanto presidenciales como parlamentarias, y también el trabajo que está haciendo la Convención Constituyente, van a definir cómo podemos reconstruir el sistema político para que el país comience de nuevo a funcionar. Llevamos varios años en que se ha ido paralizando con una polarización excesiva, y eso ha impedido avanzar, creando una situación bastante deteriorada respecto a la de mediados de la década pasada. Cualquier administración que empiece ahora va a tener problemas que no conocíamos por mucho tiempo: una inflación al alza, una situación fiscal muy débil y una solvencia fiscal amenazada. Es muy distinto a 2015 y entender esto es crucial, porque en los últimos años nunca un gobierno asumió con una situación tan debilitada en lo económico, político e institucional como la de hoy.

Pero además, en lo internacional, EE.UU. está enfrentando también un problema de inflación, lo que va a implicar tasas externas más altas, y China tiene un momento difícil con el sector inmobiliario, que ha sido el gran motor de crecimiento en los últimos años y se está desacelerando. Entonces, celebramos que la economía mundial se recuperó muy rápido del Covid, en forma de V, pero quedan cicatrices y en Chile también.

¿Cree que los programas de los candidatos presidenciales se hacen cargo de esta realidad?

-De partida, se requiere darle una gran prioridad al crecimiento o económico -hoy la expansión del PIB de tendencia está en torno al 1,5%- y eso no lo veo mucho en las propuestas. Si el país tiene otra década de crecimiento mediocre, la desilusión y los problemas sociales van a ser tremendos. No nos podemos farrear otros 5 años; ya nos farreamos 8 años sin hacer reformas prioritarias y hoy vemos que las demandas de la población volvieron a ser las mismas de antes del estallido social. Según la última encuesta del CEP, la número uno es la delincuencia, y la dos, las pensiones. A eso le siguen la calidad de la educación y de la salud. Y no todo es ponerle más recursos, porque estos han aumentado mucho, sino también mejor gestión, organización. Por ejemplo, tenemos hospitales con el mejor equipamiento que funcionan cuatro horas al día, y en los países que queremos emular trabajan 24 horas al día. Entonces, a todos nos gustaría ser mañana como Finlandia o Nueva Zelanda, pero eso no se baja por internet, primero hay que resolver los problemas.

¿Políticamente, dónde se ubica usted?

-Soy una persona más de centroderecha, muy abierto a escuchar los distintos planteamientos. Como economista, me preocupa que los recursos se usen de forma eficiente para resolver las necesidades de la sociedad.

¿Y qué hará si, como anticipan las encuestas, pasan a segunda vuelta Boric y Kast que representan más los extremos?

-Es un problema relativo, pero veo una situación mucho más difícil con Boric, porque estoy convencido de que las cosas que plantea no son las que requiere Chile hoy.

¿Qué es lo que más le preocupa de los planteamientos de Boric?

-Básicamente, la idea de pensar que hoy el problema de Chile es más Estado y gastar más, cuando el problema es crear las condiciones para volver a dinamizar la economía y resolver las demandas de la población de forma responsable. Segundo, de acuerdo a lo que he estudiado por años, el crecimiento económico no surge del gasto público. El gasto público tiene un rol en la provisión de bienes públicos y ayuda a veces cuando se requieren políticas contracíclicas y, como en la pandemia, a mitigar los efectos en la población. Pero los países crecen a través de mejorar su capital humano, de tener un marco de política y de instituciones que hacen atractivo invertir e innovar, y facilitar que esa innovación se incorpore al proceso productivo. De ahí vienen los aumentos de productividad que impulsan el crecimiento tendencial.

Es decir, ¿es un programa con poco énfasis en el crecimiento y muy basado en el empuje del gasto público?

-Primero, no se hace cargo de la necesidad de elevar el crecimiento. No veo que ayude al crecimiento crear constructoras y ferreterías estatales como está en el programa de Boric, o especulando con un Banco de Desarrollo y política industrial, a la vez que va a estar subiéndole el impuesto a las personas que invierten en empresas a través de la desintegración total del sistema tributario, lo que encarece el costo del financiamiento. Segundo, no se hace cargo de la realidad fiscal, donde hay un problema de primera envergadura. Entonces, yo creo que el programa de Boric no se hace cargo de la realidad del país hoy.

Economistas como René Cortázar y José Luis Daza lo han calificado como un programa anti inversión. ¿Está de acuerdo con ese juicio?

Estoy de acuerdo, en el sentido que las empresas van a tener un mayor costo de capital y tendrían que negociar por ramas, cuando la productividad es a nivel de empresas. Algunas firmas son mucho más productivas y sus trabajadores deben tener un salario más alto. Pero las menos productivas lo único que van a hacer es que van a tener que despedir a los trabajadores, porque van a quebrar.

Boric también plantea elevar la carga tributaria en 8 puntos del PIB en dos períodos de gobierno, pero subiendo 6 en el primero. ¿Es posible eso sin dañar la economía?

No hay duda que Chile requiere aumentar la carga tributaria para hacerse cargo de necesidades en educación, pensiones, salud, capacitación, medioambiente, etc. Pero los impuestos hay que subirlos cuidadosamente, viendo cuáles son los esenciales para corregir distorsiones y eliminar inequidades, y no dañar la inversión, porque necesitamos crecer. Y en la propuesta de Boric varios de los impuestos que se proponen subir al final golpean a las empresas, que ya tienen una tasa corporativa de las más altas de la OCDE, afectando a la inversión. Por ejemplo, con la desintegración total, los dueños van a pagar dos veces, generándose menos incentivos a financiar una empresa. Pero además, hoy hay una prioridad mayor que subir impuestos, que es cómo ayudamos a la estabilización fiscal y eso requiere ajustar los gastos.

Entonces, hay que recaudar más, pero de una forma más gradual. Esas experiencias de hacerlo tan rápido y sin estudiar bien los efectos no resultan. Ysi aumentamos el gasto primero, pensando que una reforma tributaria va a permitir elevar la recaudación sin afectar el crecimiento, lo más probable es que nos quedemos con el mayor gasto y un mayor déficit fiscal, como lo vimos con la reforma Bachelet. Además, en un mundo tan integrado como el actual, hay que tener mucho cuidado con los impuestos al capital.

No obstante, desde la candidatura de Apruebo Dignidad refutan esas críticas señalando que sí les importa el crecimiento, pero que el actual modelo está agotado y que no se puede seguir haciendo más de lo mismo.

-No es que el modelo se haya agotado, sino que el sistema político dejó de avanzar en acuerdos para impulsar el crecimiento y resolver los problemas de la gente. No soy una persona que cree en el capitalismo a puertas cerradas, pero no hay otro modelo que haya funcionado mejor en el mundo que el capitalismo de mercado. Un capitalismo competitivo, donde haya oportunidades de que aparezcan nuevas empresas, más eficientes, que desplacen a las antiguas, donde exista innovación que permita aumentos de productividad, y donde el Estado se encargue de proveer bienes públicos de calidad. Además, no se puede partir de la base de desconocer todo el avance que tuvo Chile en estos 40 años. Chile y China fueron los dos países en desarrollo de más progreso en este período, eso es irrefutable.

Gabriel Boric (Photo by Martin BERNETTI / AFP)

Ahora, la distribución del ingreso mejoró, pero no a la velocidad que debería, porque faltó que la gente de menores recursos tuviera acceso a educación de calidad, y ahí fracasó el Estado. Y tampoco se avanzó en mejorar las pensiones, cuando hubo dos comisiones que trataron el problema y recomendaron soluciones. Ahí falló el mundo político, de los dos lados, que no llegó a acuerdos.

Según lo que ha mencionado, ¿ve un riesgo real de que con un eventual gobierno de Boric Chile se encamine a parecerse a Argentina, o incluso a Venezuela como señalan algunos críticos?

-Pienso que es un riesgo, pero creo que el país y la población irían aprendiendo en el camino. Si la gente salió a la calle para reclamar por las pensiones, va a salir mucho más a la calle para reclamar si vamos por esa línea, como está reclamando hoy en Argentina. Chile tiene una clase media que avanzó mucho y que no va a quedarse así nomás. En un sistema democrático hay espacio para que el país y las autoridades vayan rectificando y, de partida, hay elecciones cada cuatro años.

Y en el caso de ganar Kast, ¿qué peligro ve en materia económica? Andrea Repetto dice que no resiste una baja de impuestos como la que él propone.

-Creo que eso lo va a tener que ir afinando, como también lo ha hecho Boric con algunas de sus propuestas, como la de los directorios paritarios entre trabajadores y accionistas. Eso no funciona en ninguna parte del mundo, porque el que pone el capital tiene un gran riesgo. En el caso de Kast, hay que darse cuenta que las finanzas públicas son mucho más débiles de lo que se pensaba. Partimos con un hoyo fiscal brutal, que va a ser un problema pendiente a futuro, porque va a seguir afectando la dinámica de la razón deuda a PIB. Entonces, es algo que deberá revisar.

Entonces, ¿no ve espacio para bajar impuestos?

Lo veo muy poco probable, dadas as todas las necesidades que tenemos. Lo que sí veo posible es mejorar la eficiencia del gasto público, reasignar, pero no es fácil porque tiene costo político.

La candidatura de Kast también habla de aspirar a un crecimiento del 5%. ¿No es irreal?

-Ayuda hacer respetar la institucionalidad, fortalecer el estado de derecho y el respeto del derecho de propiedad, pero se requiere mucho más que eso para crecer a 5%. Ese salto demanda hacer todo el trabajo pendiente en mejorar la educación, fortalecer la competencia, arreglar un mercado laboral que quedó desarticulado y que requiere flexibilidad y capacitación, etc.

¿Y no teme, como plantean algunas personas, que ante un eventual triunfo de Kast el país se torne ingobernable?

Es que ahí sí estamos complicados, porque creo que la democracia es la mejor forma de gobierno que se ha inventado hasta hoy. Entonces, quién gane la elección tiene que poder gobernar, y si no lo dejan gobernar, como país tenemos un problema mucho más grave. Es un test básico que el que gana las elecciones en una democracia, gobierne. No puede haber una amenaza de ‘solo podemos ganar nosotros’. Eso es lo que hace Ortega en Nicaragua.

José Antonio Kast

¿Hoy está pesimista u optimista sobre el futuro de Chile?

Estoy preocupado y pesimista por el deterioro institucional de Chile, y la incapacidad del sistema político para abordar las demandas de la población y remover los obstáculos al crecimiento. Hoy no se escucha a los técnicos, como lo demuestra el hecho de que se celebre en el Parlamento cuando se aprueba una mala política como es el cuarto retiro. Es como si mañana dejáramos de ir al médico y empezáramos a ir a los curanderos o a los que leen las cartas. Entonces, hoy soy menos optimista que en el pasado, porque se ha depreciado mucho la técnica, se ha debilitado el sistema político y se minimizan los problemas.

Dado eso, ¿dónde ve al país de aquí a 3 o 5 años?

Me cuesta verlo, porque hay mucha neblina. Va a depender de cómo enfrentemos las cosas. Espero que sea de forma racional, sobre todo en el mundo político después que pasen estas elecciones, y que despertemos en cuanto a que hay cosas que se deben mejorar, muchas, pero también otras cosas que se deben preservar, como la estabilidad, la integración al resto del mundo y los elementos centrales de un modelo de capitalismo de mercado. Si hay otros cuatro años de grandes déficits fiscales y de crecimiento mediocre, eso hará que la frustración de la gente sea aún más grande.

Usted estuvo de acuerdo con la decisión del Presidente Piñera de mantener en la presidencia del BC a Mario Marcel. ¿Por qué era lo mejor?

-En medio de tanta incertidumbre, no era bueno agregar más cambiando al presidente del Banco Central (BC) si podía dejarlo en el cargo y si lo ha hecho tan bien como Mario Marcel. Tengo la mejor opinión de Rosanna Costa, pero Marcel ha jugado un rol crucial en esta coyuntura. Celebro que el Presidente Piñera lo haya dejado.

Marcel debutó esta semana representando al BC ante la Convención Constituyente. Si bien en ese órgano muchos dicen querer mantener la autonomía, un sector ha planteado la idea de que los consejeros puedan ser acusados políticamente.

Mario Marcel, Presidente del Banco Central. Foto: Andres Perez02 Septiembre 2021

¿Son compatibles ambas cosas?

-No. Poder acusar constitucionalmente a los consejeros del BC es un Exocet a su autonomía. Eso atenta contra el hecho de que puedan tomar libremente sus decisiones de política monetaria y financiera orientadas a cumplir con su mandato, que es la estabilidad de precios y contribuir a la estabilidad financiera. Es una muy mala idea. Además, hoy el BC ya rinde cuentas muy explícitas ante el Senado.

¿Por qué es tan crucial la autonomía del BC?

-Porque ha significado un tremendo beneficio para el país, permitiendo bajar y estabilizar la inflación en torno al 3%, lo que crea condiciones básicas para el crecimiento. En Turquía sube la tasa de interés y el presidente del país echa al mandamás del Banco Central. Y bueno, ahí la inflación roza el 20% y su moneda es la más depreciada del mundo emergente. Con la autonomía, está cerrada la puerta de que el BC se utilice por el gobierno de turno para financiar booms insostenibles que terminan siendo muy costosos. La billetera fiscal la sigue controlando el gobierno de turno, pero la política monetaria la maneja un ente autónomo, pensando en sus beneficios para el crecimiento y el bienestar del país.

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