Trainfes: la nueva forma de rehabilitación

10/12/2021 MATIAS HOSIASSON Mario Tellez / La Tercera

El kinesiólogo Luis Campos sentía que le faltaba más tecnología a su rubro. Con su hermano Moisés trabajó en un prototipo para mejorar la rehabilitación de pacientes con lesiones medulares. Luego llegó Matías Hosiasson y agregó la visión comercial. Hoy, Trainfes factura cerca de US$ 1 millón anual, ha atendido a mil pacientes y se prepara para llegar a EE.UU.


Octubre de 2019 fue inolvidable para Matías Hosiasson. Tuvo un choque con pérdida total y quedó atrapado dentro de su auto, días antes de su matrimonio. Afortunadamente, salió prácticamente ileso. En ese tiempo, junto a sus socios Luis y Moisés Campos estaban terminando de levantar US$ 1,3 millones para su startup, con el fondo Invexor Venture Partners. Finalizado ese proceso, armó las maletas para su luna de miel y, mientras estaba en ella se enteró del estallido social en Chile. Y ni siquiera sabía que se acercaba una pandemia mundial.

Pero esta startup, Trainfes, nació seis años antes, de la mano de los hermanos Campos, oriundos de Chillán, cuyos estudios superiores lo hicieron en Concepción. Luis, kinesiólogo, creía que había muy pocas herramientas tecnológicas para atender a sus pacientes, especialmente quienes tenían lesiones medulares, una de sus especialidades. Con Moisés trabajó, durante noches y fines de semana, un prototipo orientado a la rehabilitación. El resultado fue un aparato que logró poner de pie a personas parapléjicas que, de otra forma, no podrían pararse.

Tenían que desarrollarlo más aún, validarlo, empaquetarlo y hacerlo rentable para así entusiasmar, por ejemplo, a las clínicas. Se ganaron varios proyectos Corfo, lo que les permitió dedicarse 100% a la startup, contratar gente y destinar recursos a otras áreas del desarrollo de equipamiento médico, como la regulatorio y la propiedad industrial. El primer fondo Corfo que ganaron fue un capital semilla llamado SSAF, que en su primera etapa entrega $ 60 millones. En 2015 pasaron a la siguiente escala de convocatorias con un empaquetamiento tecnológico de unos $ 200 millones para lograr un producto final.

Estaban en un viaje a Silicon Valley y un amigo de Matías Hosiasson le contó sobre un pitch que hicieron ante un grupo de inversionistas. El entusiasmo fue inmediato. Justo había salido de la empresa un tercer socio que era más comercial. “Ya nos conocíamos y habíamos trabajado un tiempo en la parte de desarrollo. Como ingeniero eléctrico tenía un background mas hacia lo industrial y comercial. Un día me llamó Moisés ofreciendo unirme como socio”, recuerda.

Matías estaba recién saliendo de la universidad, pero ya llevaba un par de startups bajo el brazo. Una de ellas creó un sistema de audio 3D que, a través de audífonos, simulaba el mundo real: al mover la cabeza aumentaba o disminuían los sonidos, según su ubicación. “Incluso estuvimos hablando con Apple, pero al final mis socios arrugaron y yo también. Lo divertido es que hace poco Apple sacó un sistema de audio 3D”, dice riendo Matías.

Pero todo eso es harina de otro costal. En 2018 Matías pasó a ser socio de Trainfes. “Estaban muy enfocados en el producto y no entregar una solución completa, que es clave para la venta. Entonces, lo que hicimos fue transformar un equipo que te ayuda mucho a la rehabilitación a una solución que te permite rehabilitarte”, explica.

Trainfes define su modelo de negocios como “rehabilitación tecnológica como servicio”. O sea, entrega su tecnología para hacer rehabilitación en distintos formatos para ser utilizada ya sea en el hogar del paciente o en su centro de rehabilitación ubicado en Las Condes. La innovación está, además de los dispositivos de neurorrehabilitación, en el acompañamiento -ya sea online, presencial, domicilio o mixto-, pero con el foco en la rehabilitación constante.

La tecnología de Trainfes empleaba un principio de electroestimulación funcional para mejorar la rehabilitación de parálisis. “Pero ahora ha mutado y el modelo es más una solución completa de telerrehabilitación con tecnología asociada que las personas pueden usar en la casa”, señala Matías. La electroestimulación funcional sigue siendo la base. Se trata de una serie de electrodos que se ponen en la zona afectada e incentiva de forma neuromuscular, por ejemplo, el movimiento de un brazo.

Pero la otra gran diferencia con los métodos más tradicionales es cómo hace partícipes de la terapia a sus usuarios. Los terapeutas envían planificaciones diarias al celular del paciente, quienes pueden seguir paso a paso los ejercicios. “Esto permite ofrecer hasta 10 veces más terapia versus un centro clínico y, simultáneamente, asegurar la mejor calidad con el uso de tecnologías como la electroestimulación funcional y sensores inerciales”, explica Matías. Y compara: “Somos como el Duolingo de la rehabilitación”.

Corría 2018 y si bien ya habían levantado cerca de US$ 500 mil, prácticamente todo se iba a desarrollo. Había una veta de negocio también en investigación, donde por ejemplo, una universidad compraba un par de equipos para ese fin. Pero necesitaban un levantamiento de capital fuerte para aumentar el área usuario final. En octubre de 2019 Invexor sacó la billetera con US$ 1,3 millones, lo que les permitió acelerar la expansión comercial y crear nuevas áreas dentro de la empresa como terapia, soporte y plataforma cloud. “Nos solo nos ayudó a nivel comercial. Invexor pasó a ser parte de nuestro directorio, los que ayudó mucho a consolidarnos como empresa. Tienen mucho más estrategia”.

El socio de esta startup destaca otro punto clave en la innovación de Trainfes. “Esto es algo que se estaba haciendo poco porque es muy difícil el acceso, es súper caro y solamente lo ocupaban terapeutas específicos. En Chile, solo el 6,5% de los pacientes acceden a centros de rehabilitación. El otro 93,5% no se están rehabilitando. De ese 6,5%, casi ninguno lo hace con tecnología. En Estados Unidos es un 11%. Todo debido a los altos costos”. Para hacerse una idea, un ejemplo. “Para alguien que necesite harta atención y un trabajo diario, una rehabilitación tradicional en una clínica le puede salir unos $ 5 millones. Nosotros, con un programa de 6 meses, que incluye la tecnología que te llevas a la casa, más las terapias, las capacitaciones y todo el proceso, tiene un valor promedio de $ 2,5 millones. Incluso, dependiendo de varios factores, puede ser incluso casi 10 veces más barato”.

Proyectan facturar cerca de US$ 1 millón este año y ya han rehabilitado a más de mil personas si se cuentan las clínicas y los hospitales. Funcionan en Chile y ya exploran Colombia, donde la regulación es más baja en este rubro. Pero decidieron que el próximo paso será Estados Unidos. Para ello preparan una ronda de US$ 1,75 millones que esperan cerrar en lo que queda del año o a inicios del próximo.

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