Nilus, el proyecto de innovación de estructuras de hielo para combatir el cambio climático

Sebastián Goldschmidt CEO y co-founder de Nilus

Se trata de una solución basada en la naturaleza que se encuentra en fase de desarrollo de prototipo en el sector del Cajón del Maipo. Con el apoyo de Corfo y empresas como Copec y Coca-Cola, pretende rehabilitar ecosistemas cordilleranos mediante el uso de Inteligencia Artificial. Sus creadores son los ingenieros Sebastián Goldschmidt y Manuel Soto.


Estructuras de hielo que podrían contener más de 20 mil m3 de agua es la innovación de Nilus. El proyecto, creado por Manuel Soto y Sebastián Goldschmidt, pretende restaurar de manera sostenible el ecosistema cordillerano.

Sus fundadores, de profesión ingenieros, crearon una solución basada en la naturaleza para almacenar agua y proteger los recursos que administran y restauran de manera sostenible los ecosistemas precordilleranos. Inspirados en una práctica ancestral desarrollada en el Himalaya, se trata de los ice stupas. Explicado de manera sencilla, son fuentes de agua congelada que se forman por la instalación de un dispositivo en caudales precordilleranos. “La sencillez de esta práctica nos cautivó. Pulverizar el agua a cero grados y que con esta agua vive gente a tres mil metros de altura. Es tecnología probada que nos hizo pensar en lo que se podría hacer en la Cordillera de Los Andes. Es un sueño recuperar ecosistemas cordilleranos, reparar glaciares y, sobre todo, el trabajo con las comunidades. Es muy potente”, señala Goldschmidt.

Cada uno de estos conos de hielos pueden almacenar hasta 20.000 m3 de agua, equivalente a unas seis piscinas olímpicas, y considerando que 100 mil litros de agua abastecen a una localidad de 6.000 habitantes durante tres meses, el proyecto es escalable y de bajo costo de implementación. Con la instalación de varios ice stupas se forma un embalse artificial sólido, que puede aumentar la disponibilidad de agua en los meses más calurosos.

De acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial, los glaciares que los investigadores tienen como referencia perdieron en promedio más de 1,3 metros de espesor entre octubre de 2021 y octubre de 2022, una disminución mucho mayor que la media de los últimos diez años. Por lo que las consecuencias que ha traído el aumento de temperatura del planeta, ha provocado que desde 1970 se hayan derretido el 50% de los glaciares en un 30% de espesor. Para el 2025 según la ONU, el 15% de la población mundial se verá afectada por la desaparición de ellos. Por lo que eficientar el uso de las aguas con tecnología como Nilus, es una apuesta que permitiría mitigar los efectos del cambio climático.

Ice Stupas Nilus

Lo que hace Nilus es que desde una fuente, el agua se conduce descendiendo hasta una diferencia de altura suficiente que permita utilizar esta energía potencial gravitatoria para pulverizar el agua sobre una estructura base, como puede ser un domo. Con las condiciones adecuadas, el agua se congelará de manera más rápida, ya que se ha reducido su tamaño. Se genera así un hielo de forma cónica, geometría que reduce la velocidad de derretimiento al tener menor superficie expuesta al sol. Esto permitirá captar y acumular agua durante la época invernal y permitir el acceso a ella en épocas estivales, aumentando el ciclo de derretimiento.

Nilus comenzó trabajando con recursos propios a fines del 2020. Este proyecto ha sido desarrollado con la colaboración de distintas organizaciones, tanto público como privadas, donde se destacan: UNIT, Parque Arenas, Círculo de emprendedores de cambio climático de la Universidad de Harvard, Copec, Coca-Cola Chile, Corfo, Domolif, FIIS, entre otros. También cuenta con el apoyo de diversos profesionales que de manera voluntaria se han querido unir al proyecto, sumando ya 50 personas.

Goldschmidt (su CEO) cuenta que se encuentran en una etapa de desarrollo de prototipo, con el objetivo de crear el primer parque hídrico de Chile, con 50 de estas estructuras de hielo, en la que pretenden hacer mediciones y ver el real impacto de esta innovación con la instalación de un laboratorio de alta montaña. Esto se emplazaría en el Valle de las Arenas, en el Cajón del Maipo, y para ello “estamos en la búsqueda de recursos que nos permitan acelerar el desarrollo de tecnologías y evaluar el impacto. Nuestro siguiente objetivo es conseguir financiamiento por US$ 3,7 milllones para la implementación del primer parque hídrico de Chile, nuestro laboratorio de alta montaña”, señala Goldschmidt.

Añade que se encuentran desarrollando modelos de negocio, “que demuestren el impacto positivo al medioambiente. Específicamente en la recomposición de vegas andinas, que son sumideros de carbono, como compensación de emisiones de CO2, así como también de la huella hídrica”. Desde el punto de vista comercial, sostiene que ha sido constante el aprendizaje, como por ejemplo llegar a los venture capital, donde “hay exigencias de cifras y de retorno de inversión que requieren datos para la respectiva proyección. Nos ha costado ‘calzar’ dentro de lo que hace una empresa tradicional, ya que te miden de acuerdo a la cantidad de clientes, cantidad de ventas, y nosotros estamos en proceso de desarrollar tecnología y de un modelo de negocio disruptivo. Nuestro modelo de negocios preliminar es venta de bonos de carbono, bonos de agua y licenciamiento de la tecnología. Hoy, específicamente nuestro foco es el desarrollo de un sistema autónomo y de localización de lugares óptimos de posicionamiento de glaciares artificiales para la recuperación de ecosistemas cordilleranos en conjunto con nuestras comunidades.

El equipo de Nilus viaja constantemente a la zona del Morado en el Cajón del Maipo, estableciendo mediciones para automatizar esta tecnología, los sensores que permiten aumentar o cerrar el flujo del agua y mediante la Inteligencia Artificial obtener indicadores y resultados. Por ejemplo, explican que parte de las mediciones tienen que ver con la posición de las estupas de hielo y dónde se debe regar. “Al tener menos exposición a la radiación se derretirá despacio, porque habrá cuatro caras del cono que no están expuestas al sol”, explica.

“Estamos convencidos de su escalabilidad. En el Himalaya, en 26 localidades se agrupan comunidades y juntan su agua. Por lo tanto, esto puede tener un impacto, pero hay que pensarlo en el largo plazo y no solo en nosotros, proyectarlo a 30 o 50 años. Por eso también trabajamos con las comunidades, enseñando en los colegios sobre el problema hídrico que nos aqueja”, concluye Sebastián Goldschmidt.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.