En diciembre, el proyecto de oleoducto que unirá Maipú con el aeropuerto de Santiago, que lleva adelante Sonacol, cumplirá tres años en evaluación ambiental. Pocos meses antes de ese hito, la compañía presentó una Adenda, documento donde da respuesta a decenas de preguntas y cuestionamientos de los organismos públicos.

Se trata de una obra clave para la ampliación del terminal aéreo que, a la vez, permitirá hacer frente a la creciente demanda de vuelos de ese terminal. La alternativa al oleoducto es el paso de camiones, por lo que la obra, que costará unos US$60 millones, evitará que circulen 68 camiones diariamente entre las instalaciones existentes en Maipú y las del aeropuerto.

Pese a ello, las críticas no cesan. La principal opositora es la alcaldesa de Maipú, Cathy Barriga, quien presentó un documento en respuesta a la Adenda en que mantiene sus críticas y pide derechamente un cambio en el trazado.

"Vemos con preocupación que, en caso de presentarse una contingencia como un derrame de combustible (...) esto comprometería directamente los pozos de abastecimiento de agua potable de unas 26 mil personas", dijo Barriga en su carta.

Al respecto, la empresa ha señalado que el proyecto, en sus fases de construcción y operación, "es altamente seguro en relación a no causar la contaminación del agua subterránea, es decir, el impacto tiene una moderada, baja o mínima probabilidad de ocurrencia", según planteó la firma en su Adenda. Pese a esto, Maipú insistió en ese punto.

Otro municipio que ha manifestado sus reparos es Pudahuel. En una carta, el edil de esa comuna, Johnny Carrasco, exigió que para aprobar el proyecto se consideren las medidas de mitigación propuestas de manera proporcional al terreno que será intervenido, pese a que en su mayor parte, la zona de esa comuna por donde pasará el oleoducto presenta baja densidad poblacional.

A esto añade la solicitud de contar con mayor información e información sobre monitoreos del proyecto.

Sonacol, empresa controlada por Copec y en cuya propiedad también participan Esmax (Southern Cross) y Enex (grupo Luksic), ha defendido el proyecto, señalando que tiene bajo impacto ambiental y que es "una necesidad no sólo de la Región Metropolitana, sino del país".

"Si bien quedan aún etapas por superar, la experiencia ha sido inédita para la empresa y es una muestra de las complejidades que proyectos de este tipo deben enfrentar, incluso siendo de alta necesidad y de mínimo impacto ambiental, como es el caso de nuestra iniciativa", dijo en marzo el presidente de Sonacol, Fernando Prado, en carta a los accionistas.

El Presidente Sebastián Piñera inauguró ayer el Espigón E del Aeropuerto Arturo Merino Benítez (AMB), que sumará 12 puentes de embarques internacionales al principal terminal aéreo del país.

El espacio ofrece, además, 1.600 m2 para locales comerciales y gastronomía, de los cuales 250 m2 están dedicados a espacios de Duty Free.

La estructura se suma a el Espigón C inaugurado en diciembre, formando ambas obras parte del nuevo terminal internacional de AMB.